Las crónicas de Messi: La ciudad donde nació y se casó el mejor jugador del mundo
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Lionel Messi

Las crónicas de Messi: La ciudad donde nació y se casó el mejor jugador del mundo

Los contrastes del lugar donde se casó Lionel Messi y su entorno, el barrio donde creció, son claros. El barrio cuenta su historia, la de Messi, la de cualquier Messi.

¿Cuántos años tiene el chico que acomoda mi mochila en la terminal de autobuses de Buenos Aires? Doce. Contigua a la principal cabecera de ómnibus argentina se levanta la denominada Villa 31, una enorme barriada de casas precarias donde ya viven 40 mil personas incluido este niño-maletero que viste chamarra (de su talla) de la empresa Chevallier. ¿No es muy chico para trabajar? Le pregunto eso y si no es innecesario etiquetar la mochila que llevaré conmigo en el bus. Su respuesta mata dos pájaros de un tiro.

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- Sí, pero igual.

El niño-maletero es la obertura de este viaje a la ciudad de Rosario, cuna de Lionel Messi, el mejor futbolista del mundo y escenario de su boda de lujo: iremos en busca de Messi y nos encontraremos barrios obreros, con las huellas del Che Guevara y Fito Páez, con la pasión más enfermiza del futbol sudamericano y con la sombra del narcotráfico bajo el único gobierno socialista de Argentina.

Una cena a la Argentina

—Ve, ve a comer tranquilo que no te van a robar.
—Para lo que me van a robar…
— Nomás no vayas muy al fondo y sales por…

Para salir de la barriada 17 de Agosto no hace falta pensar mucho: sigue el extraño resplandor blanco sobre las casitas amuchadas y estás afuera. Cuando salgas vas a verlo. El City Center Hotel y Casino de Rosario. Ahí, después de la avalancha de gente y cámaras, tras esa reja, esa otra reja, la otra de allá, donde están esas personas de pecheras amarillas y esos hombrones de traje, ahí se está casando Lionel Messi.

Nomás no vayas muy al fondo, dice el viejito que mira la boda de la década -o mejor, el circo mediático y los muros que guardan la boda de la década- pasar frente a su cara. Se sienta en un banco del parque, abre una cerveza y mira. Las luces son pobres, el barrio es pobre, los niños que juegan en los columpios y el pasto raído son pobres. Cuenta la leyenda de las redes sociales que el menú de esta noche es carne argentina asada a la argentina y servida a la argentina. ¿Y en el barrio lindero al hotel cinco estrellas? También. Sólo que otra carne, asada a la otra argentina y servida a la otra argentina. Podemos preguntar: ¿a la otra Latinoamérica?

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Porque como dice Daniel, responsable de esta parrilla callejera que calienta las afueras del casino, "aquí vienen a hablar de cómo se viste Shakira y en Rosario pasan mil cosas". Se entiende. Daniel es director técnico de la categoría 2006 del Club Defensores de Las Flores. El barrio contiguo al 17 de Agosto y distante a 600 metros de la fiesta del año. El barrio mediáticamente conocido como la sede del principal cartel de Argentina: Los Monos.

—Tienes un trabajo de impacto social muy fuerte como referente deportivo de los chavitos.

— ¿Y a ti qué te parece? En algunas esquinas del barrio ves chicos y no tan chicos que ya no pueden más. A los pequeños que tenemos en el club todos los días tratamos de inculcarles el respeto como valor máximo. Para sus vidas, para el futuro. Porque si no respetan no van a llegar a ningún lugar. Muchos niños vienen de casas complicadas, de padres… complicados. Padres que insultan a hijos de cinco años cuando se equivocan. O que se pelean entre sí en pleno partido. He visto cosas muy duras en ese barrio. Porque la situación del país está muy dura- Hace dos años trabajaba en un astillero naval con 400 compañeros. Hoy somos 70. Así están las cosas y así les ponemos el pecho todos los días.

Algo pasa. Se impone. De alguna manera la charla se vuelve personal. En medio de su casa-kiosco-parrilla Daniel le abre un paréntesis al trabajo y habla. Sus compañeros lo miran al principio, pero no dicen nada. Siguen como si supieran, como si a todo extraño que llega a comer por primera vez le contara esta historia. Dice que hace unos años, con su mujer a punto de dar a luz, fueron al hospital. Ella estaba en fecha y había sentido dolores repentinos, extraños. El seguro médico del trabajo no quería costear los exámenes necesarios al bebé. La bebé, dice. Y los ojos espesos se le quiebran como por una vieja rajadura que siempre, me doy cuenta ahora, estuvo ahí. Hasta su postura claudica. Sus manos. Que como la obra no quería pagar se habían manejado con el hospital público. Que llegaron con su pareja sobre la hora. Que la niña nació con tres vueltas de cordón. Y murió al mes. Que no habían podido detectar el problema a tiempo. Que desde entonces siempre les insiste a sus compañeros para que paguen todos los análisis que hagan falta. Que Dios lo recompensó el año pasado con una hija sana. Y solo, frente a todos, en un silencio de cumbia alta, llora sin llorar.

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Rosario es: ¿El Che Guevara? ¿Fito Páez? ¿El Pablo Escobar argentino? ¿La Cuna de La Bandera?

Atardece el 27 de febrero de 1812 y una Nación se levanta… literalmente. El general Manuel Belgrano hace izar por primera vez la bandera que ideó para que sus soldados peleen por esa idea que parece tan nueva y difícil de explicar: la independencia. Son dos baterías de hombres las que por primera vez saludan el símbolo patrio justo cuando un muchacho de pelo largo se queja de estar solo y triste acá en este mundo abandonado

Silencio el pelotón, ese es el rosarino Lito Nebbia y está ensayando el primer hit de rock en español con la banda que pronto irá a la conquista de Buenos Aires y el país: Los Gatos. Pero sus acordes de bossa rockera pierden rápido la armonía: un barbudo-fusil-en-mano baja por la calle Sierra pregonando a gritos esa idea que parece tan nueva y difícil de explicar: el socialismo. Es Ernesto Guevara, el "Che", símbolo universal de la lucha revolucionaria que nació en la esquina de Entre Ríos y Urquiza, en pleno centro de Rosario, a 100 metros de donde esto se escribe.

Es tu parte que vos no conocés. Cuidado la conozco yo… interrumpe un flaquito de rulos que vive a diez cuadras de la casa del comandante. Es Fito Páez y dice que si ya metiste demasiado en tu nariz, échate un cable a tierra, pero llega tarde si le habla al Pájaro Cantero, que murió baleado cuando entraba a una discoteca ¿Por qué murió? Bueno, en los Tribunales de Rosario hay varias oficinas repletas de carpetas con su nombre a propósito de algo que mediáticamente se conoce como "Megacausa Los Monos"… De todos modos, ¿de qué otra manera podría morir el jefe narco presuntamente más importante de Argentina? Las crónicas policiales hablaron de un asesinato a manos de Los Bassi, organización que se disputaba con Los Monos los barrios sudeste de Rosario como plaza para vender droga. Esos barrios eran y son, claro, algunos de los barrios circundantes al City Center Hotel y Casino de Rosario…donde el viernes…bueno, ya es bastante para una ciudad que recién en esta década alcanzó el millón de habitantes, ¿no?

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Esto nunca se dijo antes: no le creas a la televisión

La ciudad se despierta, rueda sobre la cama, comienza el día todavía sin luz, silba algo de cara al fuego de la cocina, sale al aire cortante que arroja el Paraná espeso de las 6 AM, se gana la vida. En un comercio, en un taxi, en una esquina, en las oficinas que lindarán con el ya anunciado Hotel Sheraton; en los hombres y mujeres preparan Carlitos de pollo o entran a un juzgado o desamarran su canoa o limpian su autobús o entrenan a sus chicos en la canchita de fútbol laten tantas dignidades y luchas como visitas de escuelas primarias al Monumento a La Bandera. Rosario. Nombre creyente para la presunta Ciudad de Dios argentina. ¿Es así?

Los tan nombrados Monos son una de las redes de venta de droga principalmente minorista que opera en la ciudad y que se reconoce como tal. A diferencia de lo que ocurre en otros lugares -o con otras redes que no se reconocen como tales…- Los Monos protagonizaron sucesivos hechos de violencia en el marco de un enfrentamiento territorial con otra organización de venta de estupefacientes, Los Bassi. En el medio, complicidades que riman siempre igual aunque los países tengan distinto idioma y, claro, los medios y su proceso de elaboración de sentido.

Un muy buen artículo de la revista Anfibia muestra en su bajada una figuración cabal del escenario luego de la detencion -y las muertes- de varios de los cabecillas de estas redes de narcotráfico que tienen en el menudeo su pozo principal. " La narrativa gubernamental y los allanamientos mediáticos convirtieron a Los Monos en el cartel de Medellín argentino y a Rosario en la Sinaloa del sur. Mediante disputas territoriales, venganzas cobradas a tiros, búnkers montados en casas precarias y la protección de policías y jueces, los narcos santafecinos expandieron su red de tráfico interno, que poco tiene que ver con los empresarios que exportan cocaína desde los puertos provinciales. Historia de un clan caído en desgracia que intenta sobrevivir desde la cárcel". Un enemigo claro y una buena representación para generar un sentido fácil de digerir en forma de alarma y audiencia es demasiado bueno para dejar pasar. Está ahí, lo veo, me mira, escribió el semiólogo argentino Eliseo Verón y algo de eso hay, algo de eso hay. También hay lo otro: la venta, la complicidad, la violencia, el peligro, las muertes. Pero eso hoy, con la violencia en un impasse ya largo, no es exclusivo de esta ciudad. Ni de ninguna otra. Si Rosario tiene algo de exclusivo está en su gente y en lo que un solo día de recorrerla te deja en el cuerpo y más allá del cuerpo. Y eso tiene una sola manera de ser comprobado…

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Una tarde con el hermano del Che Guevara

¿Qué tendrá de él? ¿Esa furia como amable para hablar? ¿La cualidad de dirigir sin esfuerzo una conversación de grupo? ¿El rojo en la cara cuando algo realmente le llega o lo fastidia? El ceño grueso y expresivo. Eso seguro. Juan Martín Guevara tenía 18 años cuando vio a su hermano Ernesto por última y hoy, con 74, el recuerdo se le adivina fresco. De todas los hallazgos que disparó esta cobertura esta es, definitivamente, la más inesperada. Porque Rosario es así. Pequeña e intensa. Y circular. La avenida gruesa que la circunvala y el río-mito que la flanquea son la expresión geográfica de su circularidad. Aquí todo tiene que ver con todo en grados de separación muy escasos. El anonimato de las siete u ocho millones de personas que a diario inundan Buenos Aires aquí se desintegra en una ciudad que en dos días y con 20 minutos de autobús de diferencia te permite presenciar la boda de Messi; caminar un barrio donde una atomizada pero virulenta red de vendedores de droga luchó por imponer su poder paralelo; conocer los estadios donde se vive el clásico futbolístico más intenso de América y charlar con el hermano menor del Che Guevara en Cool Raul sobre la construcción de una conciencia nueva en la única provincia -y la principal ciudad- gobernada por una alianza socialista en Argentina.

"Creo que puedo decir el qué, el cómo y el cuándo no es previsible. El cómo porque no se nota que haya conciencia para que se organicen esos cambios. No se nota una confluencia política si tenemos partidos de izquierda que tienen casi los mismos nombres y van por separado. En nuestra época hubo una confluencia política, con sus matices, pero una gran confluencia política en pos de ese objetivo nuestro que era tomar el poder para llevar adelante las transformaciones".

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—¿Cómo revitalizar una cultura política en tiempos de ultra mediaciones tecnológicas y de dispositivos de internalización del capitalismo mucho más que ayer? Digo…aquí hubo una boda de superestrellas al lado de de los barrios más humildes de la ciudad…

—Anoche me preguntaban ayer si este problema era algo inherente a la humanidad, si era un cuestión de la situación… El capitalismo es lo que vivimos. Es esto, eh. Y todo eso que estás hablando es capitalismo expresado de manera moderna. Ahora, si no nos organizamos.. .¿Mil años duró la edad media? Bueno, va a ser 2600 y vamos a seguir igual. Mucha tecnología, mucho esto y aquello, pero si no hay organización… Te vas a poder llegar a organizar o no? Como decíamos antes, eso es cuestión del cómo y del cuándo. Todo lo que surja puede ser positivo, por supuesto. El tema es que eso confluya. Para generar conciencia de la necesidad. Y de ahí organización para pensar un proyecto popular

Ven a Rosario, donde es corta la bocha…

"Ven a Rosario", le twittearon al flamante futbolista de Newell's Braian Sarmiento. El mensaje iba a acompañado de fotos: un fierro sobre una camiseta de Rosario Central, unas balas rodeando el escudo del club y una punta perforante por si algún escudo o biblia se quisiera entrometer entre el pecho del 10 y el proyectil. ¿Es tan así Roberto? ¿Tan mal se llevan dos de los equipos más grandes de las provincias argentinas?

—Querido, esto del casamiento de Messi no es nada al lado de un partido Newell's - Central. No hay nada como el clásico acá. Nada y en ningún otro lugar. ¿Boca y River? En Rosario son quince días que no se puede pensar en otra cosa. La calle lo vuelve así. No sé. Hace 55 años que vivo en Rosario y no dejo de sorprenderme. Pero en el mal sentido también. Por la violencia, las muertes. ¿ Vos sos de alguno?

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Parte de mí duda qué decir mientras miro los graffitis que en este sector de la ciudad mandan a matar leprosos (Newell's) y sentencian que La Kd (Central) es algo así como Al Qaeda más Monsanto.

Yo soy hincha de un equipo de Buenos Aires, de Boca -el silencio es largo, pienso: ¿estará trabada la puerta? ¿puedo dormirlo si lo emboco en el mentón?- pero me tira Newell's por Maradona y mi señora.

—Yo también soy de un equipo de Buenos Aires, igual. Pero acá cuidado con la ropa que usas. Si estás a Rosario por primera vez…hay barrios donde ese pañuelo rojo y negro que llevas….cuidado.

Para ganar claridad vale citar los dos últimos casos de violencia resonantes producto de la bronca entre leprosos y canayas.

—El caso de un hombre que murió de un balazo tras discutir con un vecino por el resultado del último clásico jugado en mayo. Había ganado Central 3 a 1. Alguien se burló de alguien y alguien sacó un revólver y ya. Es corta la bocha , se dice aquí.

—Hace poco el defensor e ídolo de Rosario Central, Javier Pinola, pasó a River Plate en una transferencia que fue vista como una traición por cierto sector no muy contemplativo de la hinchada de Central. Al otro día de cerrado el pase apareció una pintada: "Ojo por ojo". La pared era de la escuela donde iban los hijos del jugador. ¿Alguien dijo es corta la bocha ?

La rivalidad entre Newell's y Central es la más acérrima -con todo lo que le pueda caber a esa palabra elegante- del fútbol argentino por muy, muy lejos. Pero no todo es ver quién la hace más corta, es decir, más expeditivamente violenta. Mucha belleza de la cultura futbolística de esta ciudad -y por emblemática- de este país, se puede ver en este cuento publicado en Vice Sports de Roberto Fontanarrosa, un rosarino imperdible para entender, si es que se puede, esta ciudad, y para entender -ni lo intenten- este país.

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"Messi se casa en una narco city"

A mitad de camino entre la molestia y la preocupación, Maxi hace mate en el comedor de su hostel Punto Aparte -impensada casona antigua en el corazón pleno de la ciudad- y cuenta: "En un diario de España titularon que Messi se casaba en una narco city. Y esa estigmatización a nosotros nos mata. No ya como emprendedores, como rosarinos. Acá iban a venir unas chicas el viernes a la noche y recién me llamaron para decirme que preferían venir el sábado por la tarde. Porque le dijeron que ni locas entren por el sur Rosario un viernes a la noche…".
*
Sur de Rosario. Viernes a la noche. Noche de bodas. El cercano río Paraná trae consigo el cauce y la historia de media Sudamérica. Nace en el Mato Grosso brasileño y serpentea mil kilómetros para abajo haciendo de límite natural entre naciones y pueblos que se quisieron, se temieron, se odiaron, se hermanaron, trastocaron sus lenguajes y forjaron una cultura rica y diversa, local y fronteriza: una gran Nación del litoral que puede tener distintos rótulos en las distintas orillas pero que de noche fuma de cara a las mismas estrellas azules mirando el mismo río que se va.

Boulevard Oroño. El único complejo edilicio que supera al Hotel Casino es este enorme centro comercial. Se llama "Libertad" y no hay remate. Mientras la cena de gala sigue su curso, a 200 metros sigue siendo un viernes a medianoche en América Latina: los autos, las motos, las bicis empiezan a buscar la calle, empiezan a irradiar la cumbia y los pibes le empiezan a dar al boulevard su razón de ser: ranchar en los bancos, entre las filas de árboles, y a arrancar la previa del boliche, que en otros países tomará diferentes denominaciones para significar lo mismo: juntarse con amigos a abrir unas botellas hasta que el mundo parezca algo más lindo de lo que realmente es y buscar algún lugar para salir.

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Como panóptico de la avenida, los vidrios de la gasolinera de Oroño esquina Andrade vienen bien para ver la noche del famoso sur rosarino. "Guerra Narco sin control", supieron titular los diarios…de Buenos Aires. Están locas si piensan entrar un viernes a la noche a Rosario, le dijeron a aquellas chicas, pero estos adolescentes y adultos que entran y salen no tienen noticias del universo criminal en el que algunos dicen que viven. Parejas adolescentes, parejas mayores, mujeres gitanas -Rosario alberga una comunidad - y grupos de amigos pasan por la gasolinera donde Nati trabaja y cuenta: "Los tíos de Leo vienen a desayunar acá seguido y viven por aquí nomás. Son gente muy sencilla, de barrio, que los vemos siempre desde hace años".

Cuando se le pregunta por Messi, el chico que dejó su ciudad a los 10 años y cuyo talento lo llevó a ser emblema de algo que quizás no se imagine del todo -ciudadano ilustre aquí, balón de oro allá-, Nati abre una sonrisa tímida que ya parece ser marca registrada de una parte de la ciudad. Dulcemente dice que "es un chico sencillo que bien podría haberse casado donde él quisiera y vino a casarse cerca del barrio donde se crió".

La Bajada's child

Fumar un caño y tomar unas chelas de cara al campito donde el mejor jugador del mundo se conoció con el balón puede ser el sueño de cualquiera que haga del fútbol su pasión o evasión favorita. Pero en paz. Porque desde hace una semana que aquí en La Bajada, donde nació el que te dije, periodistas de todo el mundo venían primero a preguntar y ya al cuarto día de asedio, a molestar. ¿O no, amigo?

—Ya habían un momento en el que se sarpaban los locos estos. Habían venido unos gallegos que ya estaban en cualquiera y agarraban a cualquier pibito para preguntarle gilada. Venían a buscar historia con el tema del narco y del narco y del narco. Es un poco como decís vos, que hay tanto que se dice en la televisión que esa idea es difícil de sacar. Ojo que acá hay de todo, eh. ¿Rosario? Yo trabajo hace quince años haciendo de cadete o de delivery en moto. ¿Rosario? Hasta los pozos de las calles me conozco en Rosario. Y hay de todo, eh. Sí. Pero como en todos lados. Ey, a mí cuatro veces me quisieron robar, me robaron, la moto. Ey, y a mano armada. Corta la bocha. De una y sin rollo. Y yo, tomá, tomá, llevatelá, amigo. ¿Porque qué vas a hacer? Pero tampoco es la narco city. Todas las ciudades son narco city. Y si hay que ponerse en pillo, Buenos Aires es la narco city, amigo. Yo estuve en Buenos Aires, me agarró la locura y tomé un tren y me fui cuando tenía 19 años. Paré por la Capital y por una casa del barrio de Adrogué -¿conocés?. La loca que vivía al lado era una vieja que coleccionaba aves exóticas. Nosotros estábamos de Poxi en esa época y en un momento yo escucho com un waaa waaa no sé que un quilombo como de pájaros que venía de al lado, y yo buscaba y buscaba y no veía un carajo hasta que lo vi. ¿Sabés lo que tenía la loca subido a un árbol? Un pavo real, amigo, ey, así era, así gigante. Yo ya no sé para qué te cuento esta si no tiene nada que ver, pero bueno. Es así…¡eh! ¡viejo puto! ¡vení! ¡vení a fumarte un porro!

Un hombre mayor entra al pasaje La Bajada, nos mira y responde

—Naaa, ¿sos loco vos? No comí todavía, ¿y me voy a poner de la cabeza?

—Que cortito que te tienen viejo, eh, mal ahí. El viejo ese vive al lado de la casa de Matías, el hermano de Messi.

A nuestras espaldas un mural encargado por los amigos del barrio pone la imagen de Leo mirando a la calle donde jugaba cuando tenía 10 años y un problema de crecimiento que amenazaba seriamente su ya prometedora carrera. Se ve el contorno de lo que será el lema del mural: "De otra galaxia y de su barrio". ¿Y qué barrio? Cualquier barrio de callecitas cortadas de cualquier cinturón periurbano de Argentina o el mundo. De gentes trabajadoras y de casas que se levantan sobre sí mismas inesperadamente. Ladrillo a ladrillo, revoque a revoque. Casas pensadas y hechas para vivir y después repensadas y rehechas para vivir un poco mejor. Pavimentos angostos, kiosquitos tristes, pasto bravo y una altar que guarda una estatua de tamaño natural del Gauchito Gil. Donde la vagancia para a tomar unas cervezas, prender un verde y ver subir la niebla en el campo donde mañana se jugará al fútbol como antes y después de Leo. Donde la gente de este y otros barrios deja ofrendas, cintas rojas, monedas, cigarrillos o santitos, y donde el ruido del agua por la alcantarilla bajo nuestros pies no será el Paraná pero igual contribuye, como el horizonte difuso de Rosario Sur, a esta sensación tan cercana a la paz.

Y donde junto con el Gaucho santo y los pibes, ahora Leo también mira al otro lado, como sonriendo, buscando.

  • Agradecimientos a los hostels Cool Raul y Punto Aparte por la logística, el apoyo y la hospitalidad más entrañable y el acento más pegado de todo el condado.