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25 años de nba en méxico

Rockets vs Knicks: La final de 1994 que comenzó en México

Aquel juego de pretemporada en México entre los Rockets y los Knicks fue también una mirada a las formidables finales de 1994.
Ilustración por Iván Zaragoza

"Lo más cerca que he estado de México es Nuevo México", dijo John Starks, a unos días de viajar a México por primera vez y jugar un partido de pretemporada contra los Rockets de Houston. Starks no estaba solo: ninguno de los jugadores de los Knicks, y tampoco su entrenador Pat Riley, había viajado antes a nuestro país; no tenían idea alguna sobre las instalaciones o si habría fans que los apoyaran como a los Rockets, que un año antes habían disputado ya el primer juego de la NBA en México. Encantados de regresar, habían sido los Rockets los que ofrecieron a los Knicks la oportunidad de jugar en México, y los Knicks aceptaron aunque apretados por una agenda que los obligaba a llegar el sábado por la noche, jugar el domingo en el Palacio de los Deportes, y tomar el vuelo de vuelta esa misma noche, sin ningún tiempo para adaptarse a la altura de la Ciudad de México.

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Lo que John Starks no sabía era que el sólo el nombre de los Knicks había hecho que los boletos se agotaran en cuestión de días y con semanas de anticipación. No sólo eso: más de treinta millones de personas verían el juego televisado, y los fans en el Palacio de los Deportes, de los cuales la NBA comenzaba a darse una idea, se entregaron con un amor que probablemente ninguno de los jugadores de los Knicks esperaba. Recuerden una fiesta de las finales de la NBA en los noventa y a la primera aparecerán los nombres de Jordan y Pippen pero también de Ewing y Starks. Los Knicks descubrieron que eran ídolos al sur de la frontera.

Aquel juego de pretemporada en México entre los Rockets y los Knicks fue también una mirada a las finales de 1994, que se disputarían en siete formidables juegos en una de las mejores finales de la historia de la NBA. Para la ciudad de los Rockets esta final era necesaria después de que Houston quedara corto los años anteriores no sólo en la NBA sino en el futbol americano y el béisbol. En su historia habían jugado dos veces la final, y las dos veces habían sido barridos por los formidables Celtics de Boston en los ochenta.

Pero en 1994 las apuestas estaban a su favor. Los Rockets habían apabullado a los Knicks durante la temporada regular. Patrick Ewing y los Knicks no encontraban un antídoto contra Hakeem Olajuwon y tampoco para los tiros de distancia con que jugadores como Vernon Maxwell, Kenny Smith y Robert Horry apoyaban a su centro. Que los Knicks hayan llevado la serie a siete juegos fue sólo una muestra de su principal característica, su fiereza a pesar de las circunstancias.

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Así visto, lo que pasó en México fue una anomalía. Los Knicks llegaron la noche del sábado 23 de octubre de 1993 sin tiempo para adaptarse a la altura de la ciudad. El domingo siguiente un sismo hizo vibrar el hotel donde se alojaban ambos equipos, sin ningún percance. Pat Riley deseaba dar treinta minutos de juego a sus estrellas, alineando a Patrick Ewing, Charles Oakley, John Starks, Doc Rivers y Charles Smith, con los que planeaba enfrentar a una escuadra legendaria que incluía a Hakeem Olajuwon, Otis Thorpe, Vernon Maxwell, Robert Horry, Kenny Smith y el primer cambio de éste, un recién drafteado Sam Cassell.

Con un completo juego de Ewing (20 puntos, 14 rebotes), los Knicks derrotaron a los Rockets 103-93, permaneciendo invictos durante sus juegos de pretemporada. Olajuwon no estuvo lejos, con 17 puntos. Con sólo 35 segundos de juego el coach de los Rockets, Rudy Tomjanovich, reclamó duramente a los réferis y fue expulsado. Tras el silbatazo final 20,808 aficionados abandonaron alocadamente el Palacio de los Deportes. Era el segundo partido de la NBA en México.

Durante la temporada regular ambos equipos mostraron su fuerza. Los Knicks, con una fuerte presencia de John Starks y Charles Oakley escoltando a Ewing tuvieron un cierre de temporada que incluyó una racha de 15 victorias al hilo. Los Rockets, por su parte, comenzaron ganando sus primeros 15 partidos, con una ofensiva que giraba alrededor de la potencia ofensiva de Olajuwon, que terminó siendo nombrado Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada regular, venciendo a David Robinson de los Spurs y a Scottie Pippen de los Bulls.

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En la postemporada, después de que los Rockets vencieran al Jazz de Utah (4-1) y los Knicks a los Pacers (4-3) ambos equipos se vieron finalmente las caras en The Summit, la arena que albergaban los Rockets en Houston, Texas. Desde el primer juego los Rockets se concentraron en hacer doble cobertura a Patrick Ewing, obligando a éste a encontrar al hombre libre, John Starks, Charles Oakley o a Derek Harper desde la línea de tres puntos.

Los Knicks, por su parte, tenían mucho de qué preocuparse con la presencia de Olajuwon. Y si lograban desacelerarlo de cualquier manera tenían que preocuparse por los tiros de distancia de Horry, Smith y Maxwell, además del empuje de Sam Cassell desde la banca. En pocas palabras, se trataba de una pelea entre dos gigantes, Hakeem Olajuwon y Patrick Ewing.

Y eso fue en efecto lo que caracterizó unas finales duras, muy físicas y de pocos encestes durante los siete juegos. Ningún equipo superó la barrera de los cien puntos y todos los partidos se ganaron por una diferencia menor a diez puntos. En el primer partido Olajuwon jugó durante 40 duros minutos, logrando 28 puntos y 10 rebotes. Ewing, por su parte, logró 23 puntos y 9 rebotes. Otis Thorpe sería vital para defender a Charles Oakley y dar espacio a Olajuwon en su ofensiva. En el segundo juego, todavía de visita en el Summit, los Knicks lograron contener a Olajuwon durante el último cuarto, obteniendo la victoria 91-83, ayudados por 19 puntos de John Starks. En el juego Sam Cassell asumió el rol que había tenido durante todos los playoffs, el de jugador clutch, a pesar de ser su año de novato, y en el último minuto del tercer juego le robó el partido a los Knicks, quedando con 89 puntos en contra de los 93 de los Rockets.

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El cuarto juego tuvo en Derek Harper y John Starks a los mejores anotadores de los Knicks, con 21 y 20 respectivamente, que sumados a las actuaciones de Ewing y Oakley les dio la victoria 91-82. Con una nueva oportunidad de jugar en el Madison Square Garden, los Knicks vencieron 91-84 con una gran actuación de Ewing y Starks, con 25 y 19 puntos por cabeza.

Con la serie a su favor llegó finalmente el momento que todos recordamos en el juego seis. Con menos de medio minuto los Rockets lideraban apenas por dos puntos. Kenny Smith conduce el balón, defendido por Derek Harper. Sin posibilidad de pasar el balón a Olajuwon se ve forzado a hacer un mal disparo, recuperado por Mason en el rebote ofensivo. Con 5.5 segundos restantes, los Knicks toman un tiempo fuera para hacer su jugada. Sólo necesitan un tiro de tres para ganar el partido y el campeonato. Es obvio que el balón irá a Starks, que en el último cuarto había anotado tres triples. La jugada comienza con el balón en las manos de Starks, que aprovecha una pantalla de Ewing para quedar en un tiro de tres frente a Olajuwon. Starks lanza, Olajuwon estira los dedos y es apenas un roce de sus dedos lo que hace que el balón quede corto. Los Rockets vencen en el sexto partido y los Knicks regresan a Houston, al Summit, donde Starks tiene una noche infame. Los Rockets vencen 90-84 y se convierten en campeones de la NBA.

Las finales de la NBA entre los Rockets y los Knicks terminó con encuentros legendarios entre figuras históricas, pero todo arrancó en México. Las próximas historias por escribirse en México son el 12 y 14 de enero para celebrar los 25 años de la NBA en México. Aquí pueden encontrar los boletos.