Michael Jordan y el día que una pequeña compañía Nike apostó todo su futuro en un colegial

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Air Jordan

Michael Jordan y el día que una pequeña compañía Nike apostó todo su futuro en un colegial

Nike tenía 2.5 millones de dólares como presupuesto. Un día de 1984, tuvo la corazonada de invertirlos todos en Michael Jordan. Ese día, cambió el mundo.

El de 1984 fue un año icónico. Probablemente el más icónico de todos en la década de los ochenta. En el cine se estrenaron películas como Ghostbusters, Gremlins, Indiana Jones and the Temple of Doom, Karate Kid, Sixteen Candles y Footloose; Apple lanza al mercado la primera Macintosh, Bruce Springsteen devela al mundo su disco más popular con Born in the USA y Prince hace lo propio con su más grande obra, Purple Rain.

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Si te pones a pensarlo, todos estos hitos tienen importantes consecuencias en la actualidad cultural. Otro evento que tendría repercusión ese año fueron los Juegos Olímpicos que se realizaron en Los Ángeles, California. Fueron, además, los juegos en que Estados Unidos y un bloque de más de sesenta países regresaron a participar en el evento, tras boicotear la edición de 1980 en Moscú como protesta a la invasión rusa de Afganistán. Como represalia, 16 naciones encabezadas por la Unión Soviética, decidieron no participar en los juegos del 84.

El equipo de basquetbol norteamericano contaba con una de las mejores camadas de jugadores universitarios en su historia y se podría argumentar que fue el mejor equipo que habían enviado los estadounidenses hasta el momento, ocho años antes de que se pudieran enviar a jugadores profesionales como en Barcelona, cuando acudió el Dream Team.

Este equipo del 84 estaba tan retacado de talento, que se dio el lujo de cortar a jugadores del calibre de Charles Barkley, John Stockton, Terry Porter y Chuck Person y terminaron enviando una docena que incluían nombres tan reconocibles como los eventuales miembros del Salón de la Fama, Patrick Ewing y Chris Mullin, además de profesionales de alto nivel como Sam Perkins, Alvin Robertson, Wayman Tisdale. Sin embargo, era un hecho bien sabido desde las pruebas para seleccionar al equipo, que contaban con una estrella que se elevaba sobre el resto. Era un jugador recién salido de la universidad de North Carolina, un guardia tirador cuyo nombre tal vez te resulte familiar: un tal Michael Jordan.

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Al final, en ese verano no hubo mucho drama en cuanto a los juegos y sus marcadores. Los Estados Unidos no sólo contaban con un equipo superior y con la ventaja de la localía, sino que no se tenían que preocupar de enfrentar a los soviéticos, quienes en un controvertido final doce años atrás, perdieron de último segundo la medalla de oro, el invicto y el aire de invencibles en un final tan controvertido que los miembros del equipo de Estados Unidos a la fecha no han aceptado su medalla de plata.

No, en Los Angeles lo verdaderamente interesante ocurría tras bambalinas, donde la férrea insistencia de uno de los asistentes de coach del equipo, tendría como resultado una de las empresas deportivas más redituables en la historia.

George Raveling era el entrenador de la universidad de Iowa y uno de los asistentes del iracundo Bobby Knight en el equipo estadounidense olímpico. Raveling contaba con un patrocinio de Nike y constantemente instaba a Michael, la estrella del equipo, a unirse a sus filas.

Nike aún distaba de ser aquel conglomerado multinacional. La compañía originalmente conocida como Blue Ribbon Sports (BRS), fue fundada por el atleta de pista Phil Knight junto con su coach Bill Bowerman en 1964 y originalmente operaban como un distribuidor para Onitsuka Tiger (la marca que hoy conocemos como ASICS), vendiendo tenis en la cajuela del auto de Knight afuera de las competencias en las pistas. Las ventas fueron tan grandes que para 1966 abrieron su primera tienda en Santa Monica, California y para el año entrante, expandieron operaciones para toda la costa este norteamericana.

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En 1971, la cosa iba tan bien, que no vieron necesidad de renovar contrato con Onitsuka Tiger y deciden apostar por desarrollar su propio calzado, mismo que incluía la famosa paloma diseñada por Carolyn Davidson. El crecimiento no paraba y para 1980, Nike ya vendía el 50% de los zapatos de atletismo en los Estados Unidos. Sus objetivos iban más allá de esto: su intención era la de controlar el mercado de todos los deportes profesionales.

Sin embargo, ese crecimiento se frenó en 1984, la primera ocasión en la historia de la compañía donde hubo pérdidas y por consecuencia despidos. La ambición era grande, los planes y las infraestructuras estaban listos, pero algo faltaba.

En estos tiempos, en el basquetbol, Converse era la marca que se levantaba sobre el resto. Estéticamente, el diseño de su calzado era icónico al grado de estar intrínsecamente relacionado con el deporte. Entre sus jugadores firmados contaban con las tres figuras máximas del momento en Earvin "Magic" Johnson, Larry Bird y Julius "Dr. J" Erving, mismos que aparecían en una legendaria campaña de comerciales televisivos. Adidas, aunque no tenía tanta presencia en el basquetbol, era la marca deportiva más grande y con mayor reconocimiento a nivel mundial. Paralelamente, otra marca que empezaba a ascender en ventas era Reebok, acaparando el mercado de los aerobics. Nike no sólo quería evitar el ascenso de los novatos, sino también tumbar a sus dos grandes rivales. Sabían que no sería fácil.

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Jordan nunca había utilizado Nike. De hecho, reconocía que era un fanático de Adidas y Converse. Raveling había formado un grupo de amistad entrañable dentro del equipo que incluía a Jordan, Ewing y Vern Fleming, guardia de Georgia y futuro jugador de la NBA y en el cual iban juntos a todos lados juntos, incluyendo McDonald's y el cine. En todas estas salidas, Raveling insiste en Nike y le presenta a Sonny Vaccaro.

Vaccaro se unió a Nike en 1977 donde ideó un plan revolucionario para patrocinar a más de ochenta coaches (incluyendo a Raveling) , mismos que le darían calzado Nike a sus jugadores y así poder tener presencia en el juego colegial, que no permite patrocinios para sus jugadores.

En 1984, Nike tenía un presupuesto de 2.5 millones de dólares y consideraba firmar a muchos de los jugadores que se lanzarían como profesionales. Consideró a Hakeem Olajuwon, Barkley y Stockton. Sin embargo, Vaccaro tenía una obsesión: Michael Jordan.

"Algo pasó frente a todo el mundo", decía Sonny Vaccaro luego del tiro de Michael Jordan que significó el triunfo de North Carolina contra Georgetown en 1982 y que significó el campeonato nacional estudiantil para Jordan.

Desde entonces, Sonny Vaccaro se había obsesionado con Jordan y estaba dispuesto a correr todos los riesgos con él. Le aseguraba a Nike que el carisma de Michael lo convertiría en una súper estrella, y no solo había que invertir en él, sino que había crearle su propia línea dentro de la marca. Y Vaccaro fue todavía más allá: le dijo a Nike que se olvidara de todos los demás jugadores y que invirtiera todo su presupuesto, los 2.5 millones de dólares completos, en Jordan.

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Todo, por un jugador colegial que había demostrado ser bueno a nivel estudiantil pero que no había puesto un pie en el basquetbol profesional.

Rob Strasser era el director de marketing de Nike y rápido, con los años, aprendió a confiar en la visión de Sonny Vaccaro, por lo que comenzaron a valorar seriamente lo que Vaccaro les proponía. Habló con el agente de Jordan, David Falk, y en su mente ya imaginaba la estrategia mercadológica que había que seguir. Y eso era amalgamar todo, calzado y ropa, en una sola línea, apoyada por comerciales y teniendo su propia marca.

"Ambos (Strasser y Falk), acordaron que Jordan debía ser promocionado como lo harían con un jugador de tenis. Es decir, como individuo, más que como jugador de basquetbol", explica Roland Lazenby en su libro Michael Jordan: The Life.

Strasser no sabía mucho de deportes. Ignoraba sobre la existencia de Michael Jordan y unos años atrás, cuando firmaron a Boomer Esiason, ni siquiera sabía qué posición jugaba. Esto no importaba, pues Strasser era un genio del marketing que reconocía como la estrategia de utilizar superestrellas impulsaba las ventas del producto con el ascenso del tenista John McEnroe. Ellos querían convertir a los atletas en las nuevas estrellas de rock.

Agosto de 1984 fue emblemático. Strasser se reunió con Falk, y con el diseñador creativo de la marca, Peter Moore. Falk ya llevaba una lista de ideas de cómo debía llamarse la marca. Entre ellas, estaba la marca que cambiaría el mundo del deporte y el calzado: Air Jordan. En esa misma reunión se definió el primer bosquejo de logo: un balón con alas. Y es que el logo del "jumpman", la silueta de Jordan saltando, debutó hasta 1988 con el lanzamiento de los Air Jordan III.

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El propio Vaccaro se encargó de venderle esa idea al propietario de Nike, Phil Knight, y luego, intentar seducir al propio Jordan.

Vaccaro se reúne con Michael Jordan en un Tony Roma's en Santa Monica, y los acompaña el coach Raveling. Ahí, según la narración de Vaccaro, Jordan no pareció impresionado. "Un contrato de calzado no significaba mucho en los ochenta. Así que estaba indiferente", recuerda Vaccaro para el libro Michael Jordan: A life. Lo que Michael sí quería era un auto, y Sonny Vaccaro le prometió el auto.

Jordan no se comprometió en esa junta, pero Vaccaro, Strasser y Falk siguieron planeando lo que ofrecerían a Michael. Para el día siguiente de la final de baloncesto de Los Angeles 84, ya tenían lista una propuesta brutal, y sin precedentes. Los dos y medio millones de dólares que tenía Nike como presupuesto quedaban repartidos en un paquete a cinco años que incluía un bono por firmar, garantías y anualidades. Pero un punto clave de la propuesta de Nike, y que nadie se imaginaba cómo explotaría, era que Michael recibiría una regalía del 25% de cada par de Air Jordan que se vendiera y recibiría también regalías por la venta de la línea Air de Nike.

Se concretó una junta con Michael Jordan en las instalaciones de Nike, a la cual acudirían sus padres. La madre de Michael, Deloris Jordan, asegura que la noche anterior a la reunión, Michael le informó que estaba cansado de sus viajes y que no acudiría. Su madre lo disciplinó.

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En la junta, Sonny Vaccaro dejó claro que las esperanzas de toda la compañía yacían en los hombros de un guardia de 21 años. Nike se estaba jugando todo, el propio Vaccaro se estaba jugando su puesto. Y eso impresionó a Deloris Jordan. Les estaban ofreciendo ser socios, ser una familia. Michael, por el contrario, estaba escéptico. Se quejaba del color del calzado e insistía en que lo importante era que le dieran un auto. Vaccaro sacó un par de cochecitos de juguete y se los dio. Le dejó claro que Nike le pagaría más dinero que lo que le estaban pagando los Bulls como salario.

Las propuestas que Adidas y Converse tenían para Michael ni siquiera se acercaban a lo que Nike ofrecía, y Deloris Jordan fue clave para conseguir el sí de Michael.

Jordan debuta en la temporada 84-85. Y es en 1985 cuando Nike lanza su primer modelo de Air Jordan. En color rojo y negro, como los Bulls, el calzado fue prohibido por la NBA, que requería que el calzado fuera blanco. Nike decidió que era la mercadotecnia perfecta y accedió a pagar una multa por cada partido en el que se usara el calzado prohibido, y así fue bautizado ese primer modelo: "Prohibido".

El comercial del modelo "Prohibido" es revolucionario en sí mismo. Michael Jordan, vestido de rojo y negro de pies a cabeza, mira a la cámara de forma desafiante. "El 15 de septiembre, Nike creó un nuevo zapato revolucionario para basquetbol. El 18 de octubre, la NBA lo sacó del juego. Afortunadamente, la NBA no podrá evitarte a ti que los uses. Air Jordan, de Nike", decía una voz ronca y dramática en el comercial.

Nike ingresó 150 millones de dólares en los primeros tres años, tan solo por la línea de Air Jordan.

A pesar de la presión, la apuesta de Jordan pagó con creces desde el principio: jugó en todos los partidos de su equipo, promediando 38.3 minutos por partido, tirando .515 de campo, 6.5 rebotes, 5.9 asistencias y 28.3 puntos por partido; llevando a su equipo a los playoffs, mientras que fue uno de los pocos novatos en ser votados como titulares para el Juego de Estrellas.

Se dice que las grandes historias tienen muchos padres mientras que los fracasos son huérfanos. Y en la historia de la firma de contrato de Jordan con Nike hay muchos que intentan colgarse la medalla del protagonismo.

La realidad seguro tiene que ver con las decisiones acertadas de mucha gente, casualidades fortuitas positivas y el trabajo del que terminaría siendo el mejor jugador de la historia. Pero siendo honestos, nadie sabía a ciencia cierta que lo terminaría siendo y con una lesión, esta historia pudo haber sido una historia de cautela sobre los peligros de la avaricia y el poder innecesario que han ganado los atletas. Es chistoso como la historia siempre es retroactivamente escrita por los ganadores.

Pero esta historia, sin importar el autor, es evidente: Michael Jordan y Nike volaron a alturas insospechadas con esa negociación.