Steve McManaman, el primer Galáctico británico
PA Images

FYI.

This story is over 5 years old.

futbol

Steve McManaman, el primer Galáctico británico

Steve McManaman fue el precursor de la era Galáctica en el Real Madrid que vivió dos etapas diferentes en su carrera: despreciado y criticado en Inglaterra, y amada y consagrado en España.

Aunque Steve McManaman fue reconocido como un talento supremo en sus primeros años con el Liverpool, pocos lo habrían enmarcado como un fenómeno internacional. Dejando de lado la percepción común de que se encontraba perpetuamente a nada de alcanzar su máximo potencial, su imagen pública a finales de los 90 era todo menos ideal cuando se trataba de venderlo como una megaestrella europea. Mientras sus rasgos juveniles y atractivos cedían ante los reflectores, el hombre que apodaban "Macca" también se desempañaba como figura central en los grupos "Spice Boys", si creemos a los tabloides de entonces. A pesar del atractivo del grupo conformado por McManaman, Robbie Fowler, Jamie Redknapp, David James, entre otros, había cierto mal gusto en sus payasadas, como vestir trajes color hueso, modelar calzones, y tomar y festejar hasta alcanzar las dimensiones del exceso bíblico. En Merseyside vivieron una vida llamativa celebrando su hedonismo, pero seguían siendo un puñado de chicos británicos con más dinero del que era prudente, con mal gusto en abundancia y un sentido cuestionable de la moda.

Publicidad

La asociación de McManaman con los "Spice Boys" daba la sensación que, a pesar de ser uno de los incondicionales la Premier League en una época cuando la marca estaba en su apogeo, también era visto por muchos como un jugador desinteresado con una reputación dudosa y una racha problemática. Más allá de si merecía o no esta reputación, McManaman era un fichaje poco probable para un club obsesionado con la imagen de sus jugadores. A pesar de ello, cuando "Macca" tuvo algunas discusiones por su contrato en el club de su ciudad natal a partir del verano de 1997, el Real Madrid fue el club que alzó la mano para ficharlo. Guus Hiddink, el entrenador de "Los Blancos", vio al jugador, más allá de los tabloides, que había sido nombrado al Equipo del Año de la PFA en 1996-97, al jugador que terminaría su carrera con el Liverpool con 66 goles en 364 participaciones y quien, en su época, fue uno de los mediocampistas más creativos del futbol inglés.

Al ser uno de los últimos fichajes de la tumultuosa presidencia de Lorenzo Sanz en 1999, técnicamente McManaman precedió la era de los Galácticos inspirada por la ambición del sucesor de Sanz: Florentino Pérez. Recién fichado, el inglés obtuvo su primera impresión de la cultura en el Real Madrid, ya que Hiddink fue despedido del puesto como entrenador antes de que McManaman pisara territorio español. Luego de haber sobrevivido a su primer entrenador mucho antes de haber siquiera pateado su primer balón en el Bernabéu, McManaman se incorporó a un equipo en medio de una crisis mayor. Antes de su llegada, Raúl declaró polémicamente: "El vestidor es un pozo de mentiras, traición, y rumores. Me siento mal por los nuevos jugadores como Steve McManaman que se sumarán al club… Si McManaman cree que va a llegar a uno de los mejores clubes del mundo, entonces está muy equivocado". Este fue diagnosis prematura del declive del Real Madrid, y no era nuevo que el equipo estuviese pasando por una racha complicada, plagada de espectros, paredes con ojos, y problemas financieros, todo ello a pesar de haber conseguido la Champions League en 1998.

Publicidad

Sólo cuando Pérez venció a Sanz en la elección presidencial del club en el verano del 2000, los Galácticos alcanzarían su potencial, y el club aumentaría sus finanzas hasta el punto de adquirir jugadores como Luis Figo, Zinedine Zidane, Ronaldo y demás, por cifras enormes. Sin embargo, McManaman tenía mucho por aprender antes de llamar a estos jugadores sus compañeros, en especial durante su bajón de nivel con John Toshack como entrenador antes del regreso de Vicente del Bosque, al mismo tiempo que el Real sufría deudas sustanciosas y se vio forzado a deshacerse de estrellas como Christian Panucci, Clarence Seedorf, y Davor Suker. A pesar de que McManaman arrancó bien con el Madrid, asistiendo en el gol de la victoria en su debut contra el Mallorca y anotando la semana siguiente ante el Numancia, el equipo caería hasta el octavo lugar de la liga en noviembre, y a Toshack le costaría el puesto. Semanas después de su despido, el Real caería sorpresivamente hasta el lugar 17, pero con Vicente del Bosque a bordo escalarían hasta el quinto y, de paso, McManaman tendría la oportunidad de presumir el primer trofeo europeo de su carrera.

McManaman carga el trofeo de la Champions League // PA Images

Los problemas del Real en liga contrastaron drásticamente con su éxito en la Champions League. Fue todo menos una campaña perfecta –perdieron tres veces contra el Bayern Munich, dos en la fase de grupos, y una en las semifinales, superando por muy poco al conjunto bávaro en el marcador global– pero de cualquier forma, los "Merengues" se ganaron su viaje al Stade de France para disputar la final ante el Valencia. Con la ventaja del Real por un gol de Fernando Morientes en la primera mitad, el partido se encaminaba a una conclusión tensa antes de que McManaman golpeara de volea un mal despeje de la defensa fuera del área. Fue un gol que encapsuló su estilo de juego: audaz, llamativo con un toque de imprudencia, una expresión del "maccachismo". En un abrir y cerrar de ojos había construido su propio pedestal como ícono del club y favorito de los fans, además de convertirse en el primer futbolista inglés en ganar la Champions League con un club extranjero.

Publicidad

Aunque la suerte de McManaman sería menos estable en el transcurso de sus siguientes tres temporadas con el Real Madrid, el inglés supo defender su posición en un club que experimentaba una profunda transformación. Supo llegar a la psique colectiva del Bernabéu, y sería asociado con la filosofía de los Galácticos, a pesar de ser un fichaje prematuro. Su gol en el Stade de France forjó parte de su leyenda, pero de alguna forma capturó la imaginación de la generación galáctica incluso ante el glamur de las nuevas incorporaciones. Cuando es reemplazado esporádicamente por algún cambio táctico o por un nuevo fichaje, McManaman peleaba por su lugar con un trato diferente del que se le conocía en Liverpool, y al mismo tiempo utilizaba su carisma para ganarse a la bipolar prensa española.

Leer más: Molenbeek, donde el futbol lucha contra los estigmas sociales de una ciudad "terrorista"

Quizás las diferencias culturales funcionaron a favor de McManaman, ya que la prensa inglesa habría criticado su personalidad y estilo de vida. Sin embargo, para los españoles McManaman era un fichaje exótico en lugar de un rufián de Merseyside, y por lo tanto el chico presumido se encontró en medio de la opulencia de un club que poco a poco ganaba terreno de nuevo como el destino premier del futbol europeo. McManaman también maduró en el Real, no sólo como hombre, sino también como jugador. En retrospectiva, su evolución de Spice Boy a Galáctico parece natural, pero en la cancha también se volvió un jugador más inteligente, más versátil, y que lucía donde sea que el Real lo pusiera a jugar.

Publicidad

En la segunda temporada, "Macca" jugó 42 partidos con el Madrid en todas las competiciones y ganó La Liga por primera vez en cuatro años, todo ello a pesar de que al inicio de la campaña el club tenía pensado venderlo al Chelsea, Middlesbrough, o Manchester United. Florentino Pérez quería recortar la nómina después del gasto enorme por Luis Figo, y McManaman lucía como un jugador cuyo período había concluido, pero su determinación para quedarse convencieron a Del Bosque. Los madridistas opinaron los mismo, y como testamento del aprecio que le tenían festejaban los goles del inglés ondeando pañuelos blancos. McManaman les recompensó su lealtad y apoyo con una segunda Champions en la temporada 2001-02, luego de anotarle un suculento sombrerito al Barcelona para llegar a la final contra el Bayer Leverkusen, y un título más de liga una temporada después.

Además de ganarse un lugar en la cancha al lado de los mejores futbolistas del mundo, McManaman encajó con sus compañeros más allá del futbol. Se hizo amigo íntimo de Ronaldo y Figo, entre otros, y se dice que su influencia en el vestidor fue una de las contribuciones más importantes. En 2015, Del Bosque comentó para The Guardian: "Era un caballero, un chico estupendo, siempre sonreía, nunca se quejaba, era un gran líder. Se llevaba con todos muy bien, y unía a las personas". Su madurez fue evidente en comparación con sus payasadas en Liverpool, y a pesar de no haber sido el más mediático de los Galácticos, el futbolista inglés inspiró a fans y compañeros por igual que hizo que valiera la pena pagar tanto por él.

Al final, como le sucedió a todo Galáctico, fue una cuestión de política interna del club lo que dio fin a la carrera de McManaman con el Real Madrid. Acorralado en un problema de poder entre Pérez y Del Bosque, McManaman fue vendido al Manchester City en el verano de 2003 y se creó la percepción de haber regresado a sus años de Spice Boy, junto con David James y Robbie Fowler. Aunque su estancia en Madrid le generó muchas ganancias, las lesiones recurrentes y la edad se convirtieron en obstáculos que lo vieron caer del pedestal.

A pesar de no ser un ícono cultural como Zidane, Figo o Ronaldo, vale la pena recalcar que McManaman se sigue mencionando en las mismas conversaciones donde surgen estos titanes del futbol. Etiquetado durante gran parte de su carrera en Inglaterra como un joven talentoso cuyas promesas estaban destinadas a fracasar, "Macca" es recordado en España por todo lo contrario: el jugador perseverante que llevó estilo, garra, y trofeos al equipo. Se podría decir que el ego de McManaman –o su oferta salarial– lo motivaron más en Madrid que en Inglaterra, pero quizás sea más justo decir que fue un futbolista capaz de florecer en un ambiente complicado como el Bernabéu. Tal vez no haya vivido el clamor de los fans como los jugadores británicos que se sumaron al Real Madrid después de él, pero su enorme valor, su talento variado y su voraz apetito por alcanzar la gloria sin duda encarnó la filosofía de los Galácticos precisamente como lo hicieron Michael Owen, David Beckham, Gareth Bale, y el resto.

@W_F_Magee