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hooliganismo

La rivalidad más despiadada del futbol inglés de divisiones inferiores

Los derbis son una de las cosas más emocionantes del futbol, particularmente en los niveles más bajos del futbol profesional. La rivalidad entre Chester y Wrexham expone algunos de los aspectos más desagradables de este deporte.

Ilustraciones por Adam Menzies

"DOS FANS MUERTOS, UN CLUB MUERTO" se lee sobre un sombrío estandarte improvisado en un estadio de futbol. En medio de un miasma de humo de bengalas y un coro de reclamos, silbidos, y cánticos, el estandarte sobresale entre los antebrazos tatuados y robustos de un hombre con la pinta de un jugador de dardos que nunca logró el estrellato.

Pero no se trata de un encuentro a muerte de la Premier League, ni tampoco un amargo pleito entre rivales de la Championship. El club muerto es el Chester City, desintegrado en 210 pero desde entonces rearmado como Chester FC; sus fans fallecidos son David Spencer, quien encontró su muerto en las paredes de la ciudad en 2002, y Danny Lunt, quien se quitó la vida en 2012. El estandarte fue creado por un contingente de seguidores de hueso colorado del Wrexham, y presenta un lamentable incidente más en la larga y sangrienta historia de esta rivalidad local —y fronteriza— futbolística.

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El juego se lleva a cabo lejos de los reflectores de la Premier League, en la quinta división del futbol inglés. Aunque el Wrexham no es inglés: el club se sitúa en el norte de Gales, añadiendo un sabor nacionalista a su rivalidad con Chester. El club inglés se localiza justo cruzando la frontera, donde de hecho su estadio ocupa ambos países (la cancha está en Gales, la entrada principal, el estacionamiento, y las oficinas en Inglaterra).

La hostilidad ha existido entre ambos equipos desde sus inicios, pero las cosas alcanzaron su punto más alto en los 80 en el auge del hooliganismo.

El Wrexham descendió a la vieja Fourth Division (cuarta división) en 1983, colocándolos en la misma liga que el Chester por primera vez en seis años. Esto provocó una serie de encuentros violentos que comenzaron en su primer partido de liga en las divisiones inferiores. Un grupo de hooligans de Wrexham se infiltraron en el viejo estadio del Chester, el Sealant Stadium, al disfrazarse como fans Blues. Los hooligans desataron un pleito dentro del recinto, donde los seguidores intentaron derribar las barreras de madera que separaban a los grupos de hinchas.

Un partido amistoso desaconsejable entre ambas escuadras en 1985 resultó todo menos eso, ya que el partido desató una batalla campal en toda la ciudad entre hooligans de ambos lados. La riña inevitablemente estalló y poco después llegó hasta la cancha, ocasionando que el juego fuera interrumpido y se tuvieran que utilizar perros policía para calmar la situación. Hasta se tuvo que pedir ayuda de la policía de Crewe para terminar con los pleitos afuera del estadio.

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En un esfuerzo por reducir los problemas antes del arranque, el derbi fronterizo se ha ganado el dudoso honor de convertirse en el único juego del futbol inglés de divisiones inferiores donde los fans visitantes son escoltados y recogidos en puntos específicos. A cada grupo de seguidores se les ordena recolectar los boletos lejos de sus respectivos estadios hasta cuatro antes del arranque y después son transportados al estadio, a menudo escoltados por la policía.

Algunos opinan que esto ha contribuido a problemas más graves en los recientes derbis, ya que la esterilidad de sus condiciones antes del partido los obliga a expresar su odio con estandartes y cánticos en lugar de puñetazos y vasos de cerveza para aventar. John, seguidor de Chester, asegura que, "los partidos controlados echaron a perder todo", dice. "También ha generado un aumento en los incidentes desagradables, mas no violentos, dentro de los estadios."

Paul, fan de Wrexham, también cree que la fuerza estricta de la policía ha tenido un impacto negativo en el derbi: "El partido se ha arruinado por la incompetencia de la policía del norte de Gales y Cheshire para controlar un juego que atrae cerca de 6 mil personas a Wrexham, y menos de 4 mil a Chester."

En los años recientes se ha presenciado un gran número de incidentes de alto perfil en las afueras de los respectivos estadios —el Racecourse de Wrexham y el Deva Stadium de Chester— donde ambos grupos opositores se burlan de las muertes de sus rivales.

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En 2013, un grupo de fans de Wrexham produjo una serie de crueles estandartes durante un partido, donde se leía, "Únete a Lunty en el infierno", una referencia más hacia el fan de Chester, Danny Lunt. Un año después, en el derbi de 2014, los fans de Chester recibieron órdenes de prohibición con un plazo de 30 años en un solo partido. El fiel contingente —"The 125's"— retumbó sus tambores, cantó obscenidades, y causó conmoción general durante un minuto de silencio planeado para conmemorar el aniversario 80 de la tragedia de las minas de Gresford, un incidente que causó la muerte de 266 hombres en Gales.

Durante el partido, el pequeño grupo de Chester se burló de la muerte de Scott Torrens, un prominente seguidor de Wrexham que falleció después de un ataque epiléptico en 2013. Es difícil comprender el dolor que los cánticos "Scott está en una caja" provocaron en el hermano de Torren, quien había asistido al Deva Stadium; lo mismo para los familiares de Lunt, Spencer, y de cualquier otro fanático cuya muerte es utilizada como burla para un partido de futbol.

En la sentencia, el magistrado condenó las acciones de los fans de Chester, describiendo su comportamiento como "amenazante, abusivo y penoso de presenciar", al igual que "una desgracia para el club." Las cortes cuentan con una larga historia por satanizar a los fans de futbol de clase trabajadora, pero fue difícil no estar de acuerdo con ellas en esa ocasión.

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Es tentador usar un viejo cliché y sugerir que una minoría de idiotas son quienes ejecutan los elementos más desagradables de este derbi. Hablé con integrantes de ambos bandos, y todos condenaron las acciones en años recientes del otro grupo.

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A pesar de su rivalidad, muchos fans saben de las similitudes entre ambos grupos, en especial sus respectivos descensos: "El destino de ambos clubes tomó un camino similar en términos de sus peleas contra directores enfermos por las ganancias", dice Paul, seguidor de Wrexham. "Esto ocasionó que ambos clubes descendieran, y fuesen obligados a tomar acción y pasaran a ser administrados por los fans."

Pero también existen muchas diferencias. Además de la disparidad económica —Chester es el más acomodado de los dos— pareciera como si los fans de Wrexham canalizaran su identidad nacionalista hacia la rivalidad. Dicha postura es apoyada por uno de los seguidores: "Las historias heredades a través de las generaciones son reescritas siempre que Wrexham y Chester se ven las caras", explica. "Muchos de nosotros, fans de Wrexham, no somos de ese lugar pero apoyamos al equipo como una forma de expresar nuestro sentimiento galés. No hay mejor forma de demostrarlo que venciendo a nuestros vecinos ingleses más cercanos."

En realidad, el odio de Wrexham por Chester parece fácil de entender. Se trata de un poblado cuya industria se vio severamente afectada por Margaret Thatcher, y cuyos residentes se ven frustrados al saber que a 12 millas de distancia se encuentra una ciudad próspera y pintoresca, es decir, Chester. El futbol tiene la habilidad de canalizar el dolor y el descontento el algo visceral. En lugar de dirigir los sentimientos de resentimiento en contra del gobierno, de las minas clausuradas, o de la industria olvidad, algunos fanáticos de Wreham canalizan su odio hacia el Chester FC, y lo que su ciudad representa.

La pasión detrás de esta rivalidad ha expuesto algunos de los aspectos más desagradables del futbol moderno. Sin embargo, los derbis siguen siendo uno de los eventos más emocionantes en el futbol. Sin ellos, ¿qué tanto importa en una temporada? Ganas, pierdes, empatas, te enojas, terminas a mitad de tabla una vez más. Los derbis son los partidos que se quedan en la memoria, tiene el poder de restaurar o destrozar el orgullo, y te dan la autoridad de fanfarronear por semanas, meses, o incluso años. Son construidos con los mismos elementos presentes en las rivalidades personales: lugar de nacimiento, disparidad económica, y el concept trivial de que el lugar de uno es "mejor" que el del otro, pero hay algo más en todo esto.

Los derbis dan pie a sentimientos de insuficiencia y temen a un nombre, a un escudo, y a una playera. En el caso de Chester y Wrexham, el derbi les permite a los galeses unirse por su odio hacia los ingleses; les permite a los fieles seguidores de ambas escuadras presenciar una noche tensa y entretenida. En cuanto a un pequeño sector, les permite canalizar su injusta vida sobre un estandarte o un cántico que celebra la muerte de un extraño; todo en nombre de la quinta división del futbol.

El primer derbi de este año atestiguó la victoria del Chester de 3-2 en un partido emocionante; un encuentro que estuvo, relativamente, fuera de peligro. La segunda vez que se vieron las caras, el 19 de marzo, el Wrexham se vengó con una goleada de 3-0. Sin embargo, cada vez que estos dos clubes se enfrentan, los mejor y lo peor del futbol está siempre latente.

@JMPolish