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Throwback Thursday: Patterson vs. Ali y la guerra cultural que no existió

La pelea de título entre Floyd Patterson y Muhammad Ali fue promocionada como una batalla interracial entre un chico bueno y un radical peligroso. Y como Patterson, la verdad estaba disfrazada.
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Cuando pienso en Floyd Patterson, no se me viene a la mente su gancho de izquierda —ya que cada vez que lo veo parece salido del videojuego Mike Tyson's Punch-Out!!— o sobre el hecho de que fue la primera persona en retener un título de peso completo. No pienso sobre su medalla olímpica, o sus derrotas brutales ante Sonny Liston, o su famosa derrota ante Muhammad Ali, que cumplió 51 años esta semana.

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En lugar de eso, pienso en sus disfraces.

A finales de la primavera de 1965, el New York Times publicó un artículo escrito por Gay Talese, que se titulaba "Disfraces le cuestan 3 mil dólares al año a Patterson" (que son aproximadamente 22,750 dólares actuales), y que presentaba buenas fotografías. La historia está llena de detalles sobre los disfraces de Patterson (esencialmente los usaba en todas partes y a todas horas). En la primera fotografía, está sentado mientras un hombre le aplica maquillaje en la cara. En otra viste un sombrero fedora y una barba ridícula. En la tercera se ve irreconocible con barba y lentes oscuros, y la foto tiene una leyenda que dice, "Patterson ha usado disfraces desde su derrota ante Ingemar Johansson en 1959", cuando perdió su cinturón. Así que si hacemos cuentas, en esos seis años se había gastado 15 mil dólares en disfraces.

Imaginen pretender ser alguien más durante seis años. Imaginen pagar unos 113 mil dólares nada más para que nadie te reconozca.

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Los disfraces tenían sentido desde un punto de vista práctico. Como campeón de peso completo durante algunos años, el hombre era una celebridad reconocida, pero también era alguien que, como muchos atletas, representaba algo ante el público, representación que no era creación propia.

El tranquilo y calmado Patterson abogaba por los derechos civiles y la integración racial. El Presidente John F. Kennedy lo consideró un ciudadano modelo, y si que lo era. En medio de los Mítines por la Libertad y el Albany Movement, al comenzar a estudiar en la Universidad de Mississippi como James Meredith, Patterson se convirtió en un símbolo de los estadounidenses negros que los blancos podían tolerar. Su defensa del título ante Sonny Liston en 1962 fue presentada en la prensa como una batalla entre el bien y el mal. Patterson perdió, cayó en el primer round gracias a un gancho de izquierda que un redactor de Sports Illustrated describió como "un barril de combustible rodando cuesta abajo sin frenos". Cuando perdió la revancha a los 2:10 minutos de comenzar el combate después de ser tumbado en tres ocasiones.

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La imagen que le atribuyó Kennedy continuó, sin embargo, y Patterson —ahora lidiando contra una etiqueta de "perdedor"— continuó su vida privada disfrazado. En 1965 se preparaba para la pelea más importante de su vida, otra oportunidad por el título de peso completo, ahora contra un hombre que interpretó el villano (y fue satanizado) como otros tantos en la historia deportiva. Entonces, el 22 de noviembre de 1965, Patterson enfrentó a Muhammad Ali.

La pelea tuvo un preámbulo Patterson y Ali intercambiaron insultos cada vez que podían. Patterson había criticado mucho a Ali. Un año antes había publicado una historia con Milton Gross en Sports Illustrated titulada "Quiero destruir a Clay". Ali acababa de cambiarse el nombre, que denunció como su nombre de esclavo; se había unido a la Nación del Islam y estaba en contra de la integración racial. Patterson, católico, acusó a Ali de dañar la causa de los afro-estadounidenses y se rehusó a llamarlo por su nuevo nombre (al igual que muchos medios de la época).

"Soy negro y orgulloso de serlo, pero también soy estadounidense", dijo Patterson en Sports Illustrated. "No soy tan estúpido como para no saber que los negros no tenemos los derechos y privilegios que deben tener todos los estadounidenses. Sé que algún día los tendremos. Dios nos hizo a todos, y lo que hizo él es algo bueno. Todos somos hermanos y hermanas. Eso debe reconocerse. Sólo tomará tiempo, peor nunca llegará si pensamos de la misma forma que los negros musulmanes.

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"Predican el odio y la separación en lugar del amor y la integración. Predican desconfianza cuando deberían predicar el entendimiento. Clay es tan joven y ha sido influenciado por personas que no aprecian lo alto que hemos llegado y el daño que ha causado al unirse a su causa. Bien pudo haberse unido al Ku Klux Klan".

Ali, mientras tanto, atacó la imagen de buen hombre y afro-estadounidense que era querido por los blancos llamándolo Tio Sam. En el episodio más memorable antes de su pelea, Ali se presentó en el gimnasio de Patterson, rodeado de prensa. Las cámaras captaron cuando Ali le dio seis zanahorias y dos lechugas a Patterson y lo llamó "conejo", burlándose del gancho de izquierda de Patterson.

Ali entró al ring como el campeón reinante y favorito 3-1; no sólo superaba a Patterson en peso sino que tenía una ventaja de siete pulgadas de alcance. La pelea duró doce rounds, y en ocasiones Ali parecía jugar con su oponente. "Como un niño pequeño jalando las alas de una mariposa", mencionó el redactor del New York TimesRobert Lipsyte, "Cassius Clay se burló y humilló a Floyd Patterson durante casi doce rounds esta noche hasta que el réferi le puso un alto a la acción".

Mientras que Ali había dominado el combate en Las Vegas, nunca atacó a Patterson con fuerza. Y fue debido a que Patterson estaba herido —se había lesionado la espalda entrenando, aunque se negó a cancelar la pelea—. Patterson también estaba lidiando con problemas personales: su entrenador había fallecido poco tiempo antes del combate y su matrimonio estaba en problemas.

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Como lo explicó W.K. Stratton, quien se encargó de la biografía de Patterson, en una entrevista en 2012, Ali "sabía que Floyd estaba herido, y según él, no le daría orgullo lesionar a un hombre que ya estaba lesionado. Así que retrocedió, esperando que la pelea fuera detenida. Pero el réferi la dejó continuar. Patterson estaba perplejo. Floyd después dijo que nunca había sido conectado con golpes tan suaves".

Después del combate, Patterson continuó llamando "Cassius" a Ali, pero según Stratton, Ali nunca se lo tomó como un insulto. Ali respetaba a Patterson, que había ganado oro olímpico ocho antes antes que Ali. Lo que Ali hizo fue tomar la imagen pública de Patterson y convertirla en una manera de publicitar el combate.

En la conferencia de prensa posterior, Ali alabó a Patterson por su valentía, declarando que Patterson debía recibir "honores y medallas" por "el lugar en el que se encontraba siendo un chico estadounidense peleando por los Estados Unidos". Ali interpretó al chico malo en el preámbulo de la pelea. Había derrotado al peleador elegido por los blancos, y ahora retaba a sus detractores. "Deberían asegurarse de que nunca trabajes otro día de tu vida", continuó. "Sería una desgracia para el gobierno que termines en la ruina".

A diferencia de muchos boxeadores, Patterson nunca tuvo problemas financieros, en parte porque Ali se aseguró de que no sucediera. Ambos se enfrentaron de nuevo en una pelea que terminó siendo la última de Patterson en 1972. Patterson perdió en el séptimo asalto. Para entonces estaba en problemas, pero Ali le permitió ganar dinero al enfrentarlo.

No sé cuanto tiempo más duró Patterson usando disfraces. Falleció en 2006, con un récord de 55-8-1. Logró éxito en su carrera, pero nunca contra los nombres más importantes del deporte. Fue llamado perdedor, campeón olvidado, Tío Sam, y caballero del boxeo. Es recordado por la prensa y muchos expertos como un boxeador bueno, pero no espectacular, cosa que no se puede discutir. Sin embargo, Ali no estaba de acuerdo. Según Stratton, Ali consideró a Patterson, el oponente al que derrotó con facilidad, como uno de los cuatro mejores peleadores que había enfrentado. No necesitaba esconderse.