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Encogerse para encajar: cómo el estilo Small Ball está cambiando a la NBA

Los Golden State Warriors ganaron un título de NBA al optar por hacerse más pequeños, y el resto de la liga parece seguir este camino
Photo by David Richard-USA TODAY Sports

Si quieres entender cuán enamorados están los equipos de la NBA de jugar con alineaciones más pequeñas, más rápidas y con más espacios, considera a Erik Spoelstra quien se arrepiente de una cosa cuando era entrenador de LeBron James: no haber puesto al "mejor jugador del mundo" en el centro.

Por supuesto, los equipos de Miami Heat de Spoelstra disfrutaron de mucho éxito jugando de esa forma, con James alternándose entre alero y delantero de poder, y con el fino grandulón Chris Bosh jugando de centro. Cuatro viajes consecutivos a las Finales de la NBA. Dos títulos. Un muy buen récord de pista. Y aún así Spoelstra quería más.

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Así es como la NBA hace las cosas.

Hace mucho, optar por jugadores menos físicos y más rápidos era visto como un suicidio, al menos en la postemporada. La forma tradicional para ganar títulos pasaba por el poste, donde la fuerza y el tamaño eran los pilares del baloncesto. El entrenador Phil Jackson y el asistente Tex Winter, perfilados para ganar 11 campeonatos con los Chicago Bulls y Los Angeles Lakers, solían sonreír con aires de grandeza cuando se enfrentaban con los innovadores de jugar con un 4 falso o small ball, Don Nelson y Mike D'Antoni. Ninguno de los dos consideraban a los Golden State Warriors y a los Dallas Mavericks de Nelson, ni a los Phoenix Suns de D'Antoni serios contendientes para ganar el campeonato, simplemente porque el ritmo demoledor de los playoffs era solo para los grandes nombres del juego.

"[Small ball es] un concepto interesante —hasta que llegas a los playoffs," solía decir Winter.

Claro, eso era antes. Tras el nuevecito campeonato de Golden State —una victoria hecha realidad porque el entrenador de los Warrirors, Steve Kerr, un ex protegido de Jackson y Winter, optó por la estrategia small ball durante las Finales para derrotar a los Cleveland Cavaliers de James— la sabiduría convencional en la liga está evolucionando, rápidamente. De hecho, el baloncesto se someterá a más cambios este verano que en cualquier otro punto en los últimos 80 años, el último llevado a cabo en la década de 1930, cuando se deshicieron de los saltos entre dos después de cada canasta.

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La liga que ya había estado cortejando al small ball está a punto de aceptarlo, y los jugadores tradicionales en los postes, disminuidos en las temporadas recientes, están siendo cuestionados como nunca antes.

¿Un ejemplo de ello? Cuando los entrenadores, cazatalentos, y otros miembros de los equipos se juntaron la semana pasada en la NBA Summer League en Las Vegas, muchos de ellos vieron la presentación de D'Antoni sobre cómo armar el ataque de un equipo alrededor de una jugada de poste con un centro perfilado con la espalda hacia la canasta es muchas veces un pérdida de tiempo y de oportunidades.

"Oye, tampoco tengo idea porqué todos querían jugar como los New York Knicks de los 90." Foto por Kirby Lee-USA TODAY Sports.

Si eres entrenador, jugar small ball te ofrece dos ventajas. Primero, te da la posibilidad de anotar puntos a montones, hacer llover triples y rebasar a equipos más grandes con derroches de 20 puntos. ¿Quién le dice no a eso?

Segundo —seamos honestos en esto— small ball también se trata de la emoción por apostar, la acción es lo importante porque viene con el riesgo de que una alineación más grande encuentre la forma de disminuir a tu equipo y pintarte la cara.

De acuerdo con Hal Wissel, un ex entrenador colegial que llegó a la NBA como asistente de entrenador, cazatalentos, e instructor habilidoso, la tendencia del small ball ha sido impulsada por dos factores: la adopción general de estrategias basadas en análisis, y una fila de talentos que fracasa en desarrollar completamente a jóvenes grandulones.

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En el caso de los datos, el análisis estadístico complejo se reduce a una cosa muy simple: tres puntos valen más que dos. Muchas veces es más fácil producir un tiro detrás del arco que hacerlo a una corta distancia —o producir dichos tiros hacia el aro después de generar espacios y llegar hasta la canasta.

Bienvenido al small ball, que acelera el ritmo y destapa la pintura. Wissel dice que 18 de los 30 equipos de la NBA se han clavado en el asunto de los análisis, hasta el punto de contratar a los mejores managers y al mejor equipo para tomar decisiones basadas en resultados estadísticos. Incluso los equipos que se aferran a una vista más tradicional del baloncesto han incluido a personal de estadísticas para contrarrestar a sus oponentes.

Desde luego, optar por el small ball es también más atractivo cuando hay una escasez de grandulones dominantes. El verano después de la temporada de Paul Gasol como novato, los Memphis Grizzlies mandaron a Wissel a Barcelona para enseñarle al centro español cómo tirar mirando hacia la canasta y cómo comportarse en el poste.

Este tipo de instrucción fundamental, dice Wissel, cada vez es más escaza en la universidad y en AAU. Los jugadores adolescentes pasan la mayoría de su tiempo en el circuito AAU, y aunque algunos entrenadores son grandes maestros, la mayoría no lo son. Además, los entrenadores colegiales utilizan a esos mismos entrenadores de AAU como asistentes —no porque puedan enseñar mucho, sino porque son la llave para el éxito a la hora de reclutar jugadores.

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¿El resultado? Muchos de los grandes nombres de hoy llegan a la NBA después de un solo año en la universidad, sin realmente saber cómo jugar en el poste. Alguien como Wissel —intensamente enfocado en los fundamentos, metido en el análisis de cómo un tirador bloquea y atrapa el balón para después acomodárselo y volver a disparar— puede ayudarles a ponerse al corriente. Pero incluso si logran desarrollar esas habilidades, los entrenadores enfrentando alineaciones con un falso 4 tiene que balancear la ventaja del tamaño superior a la ofensiva contra la desventaja de la rapidez defensiva inferior.

A saber: por más que el novato de los New York Knicks, Kristaps Porzingis jugó durante la Summer League, las discusiones entre los entrenadores rápidamente se convirtieron en variaciones de "¿cómo pretenden que pueda quedarse en el piso tratando de defender y estar a la altura de los equipos empleando small ball?"

Por su parte, D'Antoni dice que los maestros como Wissel han estado haciendo un buen trabajo en desarrollar jóvenes talentos en la NBA, y que el surgimiento de la estrategia small ball que ha ido aumentando en los últimos cinco años tiene menos que ver con el juego inferior en los postes que con el juego superior de tiros.

"No tiene sentido tirar de tres solo por hacerlo," dice D'Antoni. "Ahora tiene sentido matemático preparar la cancha para tirar de tres, ahora los jugadores han llevado su tiros [de tres] arriba del 40%".

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Lo que no tiene sentido, dice D'Antoni, es lanzar el balón al poste al menos que el centro sea muy bueno. "Estadísticamente, un buen jugador de poste no es una buena opción," dice.

No es sorpresivo que muchos tradicionalistas del baloncesto estén algo consternados por la reducción del tamaño y las matemáticas. "Solo creen en lo que creen," dice Wissel. "Son fundamentales." La queja más frecuente que ha escuchado Wissel es que los gurús de las matemáticas saben de números pero no saben de baloncesto. Así es, los equipos enfocados en estadísticas están muchas veces tan confiados, dice Wissel, que dejan de utilizar cazatalentos avanzados para documentar cada jugada realizada por el oponente.

El mismo Wissel, algo tradicionalista, lo dice con un claro tono de desaprobación en su voz.

Por otro lado, los análisis estadísticos no se irán a ningún lugar. No son para el futuro, son para el ahora. Atraen a los empresarios millonarios dueños de los equipos, algunos de los cuales han logrado su fortuna por medio del análisis de datos. Las estadísticas dictan qué hacer y se irán con ellas mientras les sigan funcionando.

Copiar una fórmula exitosa es una tradición de la NBA. Spoelstra lee los reportes de su equipo de análisis, e incorpora sus resultados cuando tienen sentido. Cuando James se fue a Cleveland, Spoelstra se dedicó a armar un sistema más ofensivo en Miami, porque los sistemas ofensivos a cargo de Jackson y Gregg Popovich han hecho todo menos dominar la NBA en los años recientes. Spoelstra presenció el poder de jugar small ball cuando su equipo se enfrentó a los Warriors en la temporada regular, y vio el impacto del delantero de poder Draymond Green cuando Kerr lo puso en el centro.

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Draymond Green después de ser un seleccionado bajito de segunda ronda se convirtió en prototipo small ball y campéon de la NBA. Foto por Kelley L Cox-USA TODAY Sports.

El Heat se adaptará. D'Antoni cree que Porzingis y otros de su generación se adaptarán también. Optar por los bajitos no significa la muerte para los grandulones en el baloncesto profesional. "Para nada. Veo una forma diferente de obtener el balón en los postes."

En muchos casos, dice D'Antoni, la ofensiva comienza en el perímetro con los hombres más grandes haciendo pantallas para que la jugada progrese. Este es probablemente el caso con el delantero-centro de New Orleans, Anthony Davis, el joven más prometedor en el baloncesto. Davis será entrenado por Alvin Gentry, discípulo de D'Antoni y ex asistente de entrenador de Golden State. Desde ahorita, dice Gentry que Davis arrancará la ofensiva lejos de la canasta, y aprenderá a tirar de tres. Así es la nueva NBA. Los tipos de la vieja escuela del baloncesto pueden quejarse todo lo que quieran en contra de la evolución, pero los más inteligentes se comprometerán y encontrarán un balance victorioso, de la forma que el entrenador de los Washington Wizards, Randy Wittman, lo hizo inesperadamente al optar por los más bajitos durante los playoffs.

Pensemos en Tim Cone, un apasionado entrenador de ofensiva triangular que ha ganado miles de campeonatos de ligas profesionales en las Filipinas. Estuvo en Las Vegas para la Summer League, escuchando la presentación de D'Antoni y mirando cuidadosamente la acción dentro de la duela. Viendo hacia el futuro, dice, tiene mucho qué pensar. No está solo. Incluso Jackson, el tradicionalista del triangulo, ahora un ejecutivo de los Knicks, parece haber aprobado el plan del entrenador Derek Fisher para impulsar su ofensiva característica, usando más jugadas de pantalla y continuación en la mitad de la duela.

¿El resultado final? Grandes cambios se aproximan a la NBA —aunque sería más preciso decir que son pequeños.