Cub Swanson, Doo Ho Choi, y lo necesario para una Pelea del Año

Por lo general el término "Pelea del Año" es algo que la gente dice. En el mundo del MMA, es una frase que se utiliza junto con palabras como "potencial" y "candidata", haciendo que su significado sea menos que un superlativo: una pelea entretenida y competitiva. Oficialmente, si has participado en una pelea del año, no necesariamente recibiste un bono, o una vacación con gastos pagados. El propósito de una pelea del año es para llenar listas con lo mejor del año, mismas que hacen los que trabajan en los medios antes de tomarse un par de días de vacaciones entre Navidad y Año Nuevo. Para los famosos y campeones es fácil formar parte de las listas: desde 201, todas excepto una de las ganadoras al premio "Pelea del Año" que otorgan los MMA Awards fueron peleas de título.

Pero si no es pelea del año, ¿cómo describes Cub Swanson versus Doo Ho Choi en UFC 206?

La pelea de peso pluma entre Swanson, contendiente de 33 años que sigue recuperándose después de la mala fortuna de enfrentar a Frankie Edgar y Max Holloway en peleas consecutivas, y Doo Ho Choi, el "Korean Superboy" de 25 años que había noqueado a sus primeros tres oponentes en UFC dentro del primer round. Supuestamente esta pelea sería la buena para Choi. Sin embargo, para el segundo rounds era claro lo que sucedería.

Tanto Swanson como Choi se lanzaron golpes como si no hubiera mañana. La pelea tuvo de todo: acción en el suelo, clinch, y golpes al cuerpo, con un par de patadas. A pesar de los cambios de ritmo, Swanson se llevó la decisión unánime con dos 30-27 y un 29-28. A través de un intérprete, Choi le dijo a Rogan, "Me preparé para la entrevista de la victoria, en verdad pensé que ganaría, y esto es lo que se siente perder. Entrenaré más y no perderé de nuevo".

Una pelea de la noche no se trata sobre el dominio de un atleta, ni la destrucción de un oponente. Se trata sobre cómo es que un peleador puede sobrevivir al combate para remontar y hacer que su oponente esté cerca de caer, mientras el ciclo se repite. Piensen en Robbie Lawler versus Rory MacDonald, o Jon Jones versus Alexander Gustafsson, o Dan Henderson versus Mauricio "Shogun" Rua, y recordaremos que esas peleas tuvieron finales parecidos a la que vimos el sábado: dos peleadores agotados, ensangrentados, adoloridos y vistiendo cortes en la cara, mismos que harían que cualquier persona normal perdiera el apetito.

Las "peleas del año" nos atraen porque revelan las mejores virtudes de un deporte que algunos jamás entenderán. Son manifestaciones de éxito en las que los humanos enfrentan obstáculos violentos y los atraviesan a base de golpes. Una pelea del año es más que puro entretenimiento. De la manera más dramática posible, demuestran las cualidades que podríamos necesitar todos.

Y las peleas del año deberían dejarnos, a los espectadores, debatiéndonos. Swanson-Choi es el tipo de pelea que nos hace desearle bien a los dos peleadores, precisamente porque no son el tipo de cosas que un peleador pueda hacer muchas veces en la vida. Generación tras generación, los peleadores tienden a volverse más inteligentes, calculadores y cautelosos con respecto a recibir más daño, pero es inevitable: las peleas del año son lo que cualquier peleador evita por el bien de su salud y su carrera.

También están llena de melancolía. No hay un título de por medio y las olvidamos después de un tiempo. Además Swanson, a pesar de montar una racha de tres victorias al hilo después de derrotar a Choi, está ubicado en el número cinco del ranking, pero ha caído ante los cuatro que están arriba de él en la lista. Choi tendrá que recuperarse de la derrota, pero no le será complicado ya que las peleas del año le dan a sus participantes un empujón hacia arriba.

Hoy, lunes por la mañana todo esto parece no ser relevante. Swanson-Choi es el monumento de 15 minutos que nos dice que todo está bien, son dos peleadores demostrándonos todo lo que podemos lograr. Y el próximo año veremos esto de nuevo.