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pobre coyote

El güey más salado del beisbol

Él es el Adam que todos queremos ser -dijo nunca nadie-. Se preparó años, al fin llegó a las mayores y en el primer lanzamiento, PUM, se acabó tu carrera. Increíble historia.
Foto: Cortesía Bridgeport

¿Recuerdan la caricatura del "Coyote y el Correcaminos"? Pues la historia de Adam Greenberg me recuerda mucho al coyote. Pasó su vida persiguiendo la oportunidad de jugar en Grandes Ligas, se esforzó, hizo todo lo que debía hacer, acumuló buenos números y cuando finalmente debutó, el destino le jugó la más cruel de las bromas. Sin duda pasó a la historia, pero no por las razones correctas. Adam Greenberg es la más grande personificación de la mala suerte. Un salado dirían algunos.

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Vayamos en orden. Adam Daniel Greenberg nació en Connecticut y desde niño destacó como atleta. Además de jugar béisbol, ganó diversos premios estudiantiles como jugador de futbol soccer y fue capitán de todos sus equipos. Toda una estrella en ascenso podría decirse. Tras batear para un buen .337 en su época de estudiante, los Cachorros de Chicago lo seleccionaron hasta la novena ronda del draft de 2002, una selección muy tardía considerando su porcentaje, aunque este muchacho destacaba sobre todo por su velocidad y sus habilidades defensivas.

Su fogueo en ligas menores fue lento pero consistente. Pasó 4 años en las diversas categorías inferiores de los Cachorros y seamos francos, sus números no presagiaban la carrera de un futuro "Salón de la Fama", pero en el peor de los casos, sería un muy respetable bateador de relevo. Durante estos 4 años, promedió un aceptable .284, anotó 207 carreras y se robó 77 bases. Tuvo más ponches que bases por bolas, síntoma de una mala disciplina en el plato, pero un pecado que un buen coach de bateo podría arreglar. En fin, pintaba para ser un jugador que tendría cierta consistencia cuando su oportunidad llegara.

A principios de julio de 2005 llegó la tan esperada llamada para el primer equipo. Adam podría estrenarse en las Grandes Ligas, (o bueno, al menos eso parecía). Debutó el 9 de julio, entró como bateador emergente en la novena entrada de un partido contra los Marlines de Florida en el que su equipo ganaba 4-2. Valerio de los Santos era el pitcher rival y como primer lanzamiento le envía una recta descontrolada de 92 millas que pega de lleno en el casco de Adam. Un golpe tremendo, que hace que inmediatamente salga del partido. (Sabemos que eres bien morboso, así que aquí puedes ver el video). Años después, De los Santos declararía que lo primero que pensó es que el bateador estaría muerto.

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A raíz del golpe, Greenberg salió del equipo principal y regresó a las ligas inferiores para poder recuperarse. En los siguientes días, meses y años, Adam sufrió del Síndrome de Post-conmoción, es decir, tuvo que aprender a vivir con mareos, dolores de cabeza, episodios de doble visión, náuseas y sobre todo, la frustración de saber que la AAA sería quizá lo más alto a lo que su carrera podría aspirar. Aun así, continuo esforzándose y trabajando por si algún día la vida le daba una segunda oportunidad. Cabe señalar que por las reglas de la MLB, cuando un bateador es golpeado, dicho turno no cuenta como uno oficial al bat y sólo se considera como una aparición en el plato. Técnicamente, Adam no tuvo un solo turno en Grandes Ligas.

Pasó mucho tiempo, cerca de 7 años cuando un cineasta un poco loco, muy optimista y muy aficionado al béisbol llamado Matt Liston conoció la historia de Adam y decidió hacer algo al respecto. Hizo un pequeño video, logró el apoyo de George Brett (miembro del Salón de la Fama) y junto más de 20,000 firmas en Change.org para pedir que algún equipo le diera la oportunidad de tener al menos, un turno oficial al bat. Chicago declinó la oferta, pero los Marlines de Florida, quizá con algo de remordimiento aceptaron la petición (Por cierto, dijeron que lo aceptaban por darle una segunda oportunidad y no por la publicidad gratis que obtendría de la historia… ¿ustedes les creen?) Adam Greenberg firmó un contrato de un día, donó su sueldo a una fundación benéfica de los Marlines y si, tuvo su segunda oportunidad.

Siete años, 2 meses y 24 días después, nuestro protagonista se paró de nuevo en un partido de Grandes Ligas. Para su mala suerte (pinche salado), el pitcher rival era R.A Dickey quien ese año terminaría por ganar el premio Cy Young.Con más emoción que talento y notablemente fuera de ritmo, se fue ponchado en 3 lanzamientos (Jajaja checa el video). Así es… su segunda oportunidad duró 3 lanzamientos y fin de la historia, pero bueno, al menos pudo salir de pie en esta ocasión y logró un turno oficial. El público lo ovacionó y él celebró como si hubiera ganado la Serie Mundial. Finalmente, se puede considerar como una pequeña victoria.

UPS… Cuando al fin volvió mediante el apoyo de los Marlins, el gusto de Matt duró tan solo tres lanzamientos. Foto: Charles Trainor Jr. / The Miami Herald

En una entrevista posterior, Adam declararía que había sido un turno muy especial, pero que seguiría esperando que algún equipo le diera la oportunidad de probarse para jugar una temporada completa. Que sabía que con su talento podría ayudar a un equipo a ganar muchos partidos. Esa oportunidad jamás llegó. Su carrera terminó ahí en el 2005, con un golpe que cortó de tajo sus sueños y con una segunda oportunidad que estuvo más motivada por lo emocional y la mercadotecnia que por sus merecimientos.