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NHL

Al hockey le urge que sus porterías sean más grandes

El número de goles en el hockey va en picada. ¿Cuál es una simple solución? Hacer las porterías más grandes.
Gary A. Vasquez-USA TODAY Sports

Hablemos de metas. No del tipo de metas que los jóvenes como yo tenemos en mente realizar —metas de pareja o amistad, y esas cosas—. Hablo de las metas que ya no vemos con tanta regularidad: metas, porterías, como quieras llamarles, en el hockey.

Durante las primeras dos semanas de la temporada, la liga promedió poco más de seis goles por partido. No fue mucho, pero le fue tan bien como en otros años. Conforme el calendario se acerca a diciembre, los partidos de la NHL cuentan con un promedio de 5.36 goles, el total más bajo desde la campaña 2003-04, anterior a la huelga que cubrió toda la campaña.

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Pareciera tratarse de un problema obvio que la NHL debería atacar, pero como se trata de la NHL, nada se ha hecho con excepción de uno que otro ajuste a las reglas en los últimos años —de las cuales ninguno ha incrementado los marcadores—. Mientras tanto, existe un extraño sentir entre algunos seguidores de hockey quienes opinan que la falta de goles no es un problema, siempre y cuando el tedioso proceso para anotar tres goles en la mayoría de los partidos tenga "buen ritmo".

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Al diablo con el ritmo. Aquí tienen una solución simple, lógica y práctica para la sequía de goles en la NHL: hagan más grandes las porterías.

Desde luego, nadie quiere escuchar esta opción. En lugar de ello, esto es lo que muchos fans te dirán, "los partidos con marcador de 2-1 pueden ser tan emocionantes como los partidos con muchos goles".

Por favor. El hockey sufre de un complejo por querer agradarle al público, complejo que se manifiesta por medio de un orgullo agresivo. Los jugadores son los más rudos. El trofeo de campeonato es el mejor y se le otorga al capitán, no al dueño. Si un jugador regresa a la pista después de un golpe que le tiró 14 dientes, es muy seguro que surja un meme comparándolo con LeBron James por abandonar un partido de la NBA luego de sufrir un calambre.

Otra cosa: si necesitas ver un montón de goles para que el juego sea más emocionante, entonces no sabes nada de hockey. La NHL es dueña de un deporte desesperado por atraer al fan de ocasión, sin embargo, no quiere llevar a cabo el cambio que podría lograr precisamente eso que tanto desea. ¿Acaso un partido con marcador de 2-1 puede ser emocionante? Seguro, pero es extraño cuando sucede.

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De verdad, ¿por qué son tan sagradas las porterías?

He leído y escuchado todo tipo de locuras para incrementar los marcadores. Eliminen la línea azul. Permitan que las jugadas con ventaja de jugadores de dos minutos sean tratadas como penaltis trascendentes. Que todo el partido se juegue 4 contra 4. Hace dos años, en un esfuerzo por minimizar los penaltis, la NHL cambió de 4 contra 4 a 3 contra 3 en tiempo complementario, y el ajuste funcionó.

Hagan más grandes las porterías.

Los porteros pasaron de portar diminutas almohadillas que los niños de 7 años se ponen para jugar hockey en el patio de su casa a usar almohadillas gigantes que los hacen ver como Jeremy Renner en su traje antibombas en la cinta The Hurt Locker. Y, a pesar de ello, las porterías siguen del mismo tamaño; la gente se sigue preguntando por qué hay tan pocos goles y por qué los nuevos fans no van a los partidos.

Hagan las porterías más grandes.

No es broma, así de gigantesco se ve Braden Holtby junto a la portería. Foto por Geoff Burke-USA TODAY Sports

El argumento más fuerte en contra de las porterías de mayor tamaño es que sería un cambio drástico que alteraría, fundamentalmente, la esencia del hockey para siempre. Sí, es verdad. ¿Y por qué es malo? ¿Por qué querrían que su liga deportiva fuese aún más rígida que el beisbol, un deporte tan atrasado que sus jugadores se pelean por un bat flip?

Regresemos a 1968. El beisbol apestaba y eran conscientes de ello. Aburría porque nadie podía anotar carreras. Así que después de esa temporada, la MLB decidió reducir la altura del montículo de 15 a 10 pulgadas, y hacer más pequeña la zona de strike. Ni siquiera hablaremos del cambio en las paredes de los estadios para acercarse, cada vez más, al plato de home. En resumen, los cambios ayudaron a mejorar la experiencia del juego.

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Hagan las porterías más grandes.

Ningún otro cambio ha funcionado y nada lo hará. El momento es preciso para lograr un cambio fundamental. Las porterías siempre han medido 6 x 4 pies (1.83 x 1.22m). En lugar de debatir si deberíamos cambiar su tamaño, deberíamos hablar sobre qué tan grandes deberían ser. ¿Qué tal 6.5 x 4.5? ¿Tal vez, 7 x 5? La NHL debió haber invertido tiempo probando diferentes medidas en los años de la AHL.

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Los goles son esenciales para una liga que no quiere hacer de sus jugadores un producto rentable, quienes a su vez son muy malos para promocionarse. Es mucho más fácil vender un partido donde tus jugadores establecen y rompen récord de anotaciones constantemente. Es como cuando el beisbol casi muere después de la huelga del 94, antes de que Mark McGwire y Sammy Sosa comenzaran a perseguir el récord de Roger Maris de más cuadrangulares en una temporada. Los fans de ocasión se dieron cuenta.

Digamos que incrementar el tamaño de las porterías en el hockey es la versión de los esteroideos en el beisbol, excepto que la primera es una medida legal y no encoge tus testículos.

El beisbol modificó el montículo, encogió la zona de strike y el campo para incrementar el número de carreras. Imaginen cómo sería este deporte hoy en día con alguien como Clayton Kershaw o Madison Bumgarner lanzando desde una lomita más alta hacia una zona de strike con dimensiones más grandes.

Probablemente sería muy similar al hockey.