Así es pasar de niño prodigio a competir con los mayores
Todas las fotos son de Job Vermeulen, cortesía de High Bureau

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Así es pasar de niño prodigio a competir con los mayores

No es nada fácil pasar de ser el crío que lo gana todo en categorías inferiores a competir con los mejores del mundo. Alex Marín, considerado el ciclista más prometedor del downhill español, nos cuenta el proceso en primera persona.

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Ser un 'niño prodigio' es fantástico. Todos están por ti, todos te miman, todos te cuidan y todos te dicen lo bueno que eres. Si además confirmas tu estatus con victorias, entonces el Universo es un lugar maravilloso para ti.

Sin embargo, todo en la vida caduca… especialmente lo bueno. Hay un momento en el cual no hay más remedio que crecer, dejar los peluches en el armario y competir contra los mayores. Alex Marín, de 18 años, está superando esa fase: ha pasado de ser uno de los ciclistas de downhill —la disciplina del ciclismo dedicada al descenso extremo— más prometedores del panorama español a un profesional de pleno derecho.

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Tras quedar cuarto en la clasificación general de la Junior UCI DH World Cup, la copa del mundo de descenso júnior, esta temporada Marín ha dado el salto a la élite de este deporte… y hoy ya está en el top-100. Sin embargo, pasar de 'niño prodigio' a adulto consagrado no es nada sencillo. Nos sentamos con este joven ciclista catalán para descubrir cómo ha vivido el gran salto a la élite.

¡Hola Alex! ¿Cómo se decide alguien a bajar montañas a lo loco con una bici?

¡Hola! Pues si te digo la verdad, es una pregunta que me hace mucha gente. Pasa como en todo: empecé poco a poco y a un nivel muy básico. Con el tiempo mejoré y cada vez fui controlando más la bici. De hecho, todo está mucho más controlado de lo que parece: al descender, sabemos lo que hacemos y a la velocidad que podemos ir en cada zona.

Es cierto que en las carreras uno siempre intenta salir de su zona de confort, y esto implica que no tengas ninguna garantía de que vayas a llegar abajo sin caer. Pero… bueno, ¡una vez lo pruebas se convierte en una adicción!

¿De dónde salió esta afición-adicción?

Desde pequeño siempre estuve montado sobre algo que tuviera dos ruedas. Empecé en motocross y competí a nivel nacional. Cuando tenía unos 10 años, a todos los componentes de mi grupo de amigos nos gustaba ir en bici: íbamos a nuestro lugar refugio para saltar y hacer el cabra. Allí empezó todo.

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¿Qué es lo mejor —y lo peor— del downhill?

Lo mejor es la adrenalina, la velocidad y estar siempre conectado con la naturaleza. Podría no acabar nunca si tuviera que decir todas las cosas buenas de este deporte. La verdad es que lo necesito… y no miento si digo que me ha hecho mejor persona.

Lo peor, como en todo el deporte, son las lesiones. Cualquier disciplina extrema tiene ese lado oscuro. Pero es parte del juego y lo debemos aceptar.

¿Qué modelo de bici usas? Para un aficionado, ¿con qué bici recomendarías empezar?

Yo uso una Giant Glory Advanced 27,5. Es la mejor bici que he probado, además de que la marca confió en mí desde el primer momento. Para un aficionado, yo pienso sinceramente que todas las bicis del mercado son muy buenas; algunas más caras que otras, pero buscar una bici de una gran marca siempre vale la pena.

¿Cómo te preparas física y mentalmente para las carreras?

La preparación física es una necesidad que quizás me gusta menos, pero es cuestión de volumen de trabajo, volumen de trabajo y más volumen de trabajo. Series, gimnasio, bici de carretera… si trabajas, mejoras. Son entrenamientos específicos, explosivos y no muy largos; están centrados en el deporte que hago.

La preparación mental es una cosa muy distinta: cada persona tiene su manera de enfocar las carreras y este estilo de vida. Como más compites, más aprendes y sabes lo que te va bien y lo que no. Un psicólogo deportivo también ayuda mucho.

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Por fortuna, tengo a mi lado a una persona muy especial como Oscar Saiz, que me entrena física, técnica y mentalmente. Él ya ha pasado por lo que yo estoy pasando ahora y puede ayudarme mucho en situaciones en las que la presión es muy alta, como en las Copas del Mundo.

¿Cuáles son tus puntos fuertes y cuáles son tus debilidades?

Creo que uno de mis puntos fuertes es la flexibilidad. Me cuesta poco adaptarme bien a cada circuito, y en todos los momentos del descenso intento bajar a la máxima velocidad.

Una de mis mayores debilidades es que, a veces, la presión me puede… aunque creo que cada vez lo controlo más. Recuerdo carreras en las que me ponía demasiada presión y no lograba encarar bien la competición: pienso que poco a poco voy mejorando en ese apartado.

Si pudieras mejorar algo de tu preparación con una varita mágica, ¿qué eligirías?

Si digo la verdad, no me gustaría mejorar algo por arte de magia. La mejora llega a base de esfuerzo y dedicación. Cuando las cosas salen bien, todo el esfuerzo previo ha valido la pena. La motivación y el coraje son dos de las cosas más importantes para lograr tus objetivos.

¿Qué es lo que te da más miedo los segundos antes de empezar una carrera?

¡Jaja! Realmente, los instantes previos no son el problema; el miedo o las dudas que llegan minutos antes de las carreras, incluso horas. Se te pasan por la cabeza cosas impensables. No deja de ser una competición en la que en cuatro minutos te juegas un mundial; el mayor miedo puede ser no controlar los nervios y cometer un error en la bajada… pero debo aprender a vivir con ello.

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¿Qué ha cambiado en tu vida con el salto a la élite?

He pasado de ser un niño que estaba regularmente en el top-5 en la categoría júnior a un adulto donde todos van muy rápido. Ya no son cuatro o cinco tus competidores reales, sino varias decenas. Eso es complicado, sobre todo al principio, pero también es un gran motivación para mí.

Muchos aseguran que eres el futuro del downhill en España. ¿Sientes algún tipo de presión por ello?

Insisto: más que presión es motivación. Al fin y al cabo, cuando me dan la salida solo existo yo: todo, absolutamente todo, depende de mí. Es un tipo de presión que, bien llevada, te puede ayudar. Lo que yo siempre pienso, sin embargo, es que al fin y al cabo da igual que la gente te apoye o te discuta: al final el futuro siempre depende de ti mismo.

¿Cómo se compagina la vida del deportista con los estudios? Y especialmente, ¿qué tal la vida social en estas circunstancias?

Durante mi primer año como profesional, hace ya 3 años, estuve compaginando el deporte con los estudios. Al final, te das cuenta que una de las dos cosas te llena más que la otra… y sobre todo, que no puedes estar pendiente de las dos. Ahora ya hace dos años que me dedico únicamente a esto y estoy aprendiendo muchísimas otras cosas: idiomas, nuevas culturas… y que luchar por lo que quieres tiene recompensa.

En cuanto a la vida social… bueno, al viajar tanto tengo amigos en muchos sitios, pero realmente los veo poco a todos. En pretemporada, cuando puedo estar en casa, sí que conservo y veo las amistades de siempre. Eso lo aprecio mucho.

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¿Cómo ves el panorama del downhill en España? ¿Qué tal es comparado con otros países?

Lo que voy a decir es un tópico, pero es verdad: creo que el downhill está creciendo, pero aún le queda mucho recorrido por hacer. Es verdad que en otros sitios están más avanzados que nosotros, pero también hay países sin cultura alguna al respecto.

Gracias a los viajes tengo la oportunidad de descubrir distintas formas de ver el deporte; aquí quizás estemos más pendientes de otras disciplinas, pero aún así creo que hay mucho potencial para el downhill.

¿Cuáles son tus planes y tus objetivos en los próximos años?

Mi objetivo ahora mismo, como siempre, es acabar dando el 110% de mí mismo. Quiero llegar a aportar algo a este deporte y estar allí arriba. Ser constante. El objetivo muy claro: disfrutar y nunca perder las ganas… porque sin eso no se llega a ninguna parte.

¿Cambiarías tu vida por conseguir algún otro sueño?

No cambiaría lo que estoy viviendo ahora por nada del mundo. Es mi sueño hecho realidad. Siento que me quedan muchas cosas por delante en este deporte… ¡y quiero seguir hasta que mi cuerpo diga basta!