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Throwback Thursday

Hace 7 años, Messi se comió al Arsenal en cuartos de final de la Champions

Hace 7 años, Lionel Messi le dejaba al mundo saber que, en efecto, no era de este mundo.

Lo último que se recuerda de aquel 6 de abril de 2010 es el gol de visitante de Nicklas Bendtner, al minuto 18 del primer tiempo, que le daba la victoria parcial al conjunto del Arsenal rumbo a las semifinales de la Champions League. Dos minutos después, 93,330 espectadores en el Camp Nou, y millones más alrededor del mundo, verían a un joven Lionel Messi cambiar drásticamente el destino del partido, al inaugurar el marcador para los locales con un proyectil impulsado por su zurda privilegiada.

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El resto es historia.

De no haber sido por Messi, el partido habría sido algo parejo, y hasta aburrido. El marcador global, hasta antes de las anotaciones, era un soso 2-2 y se podría decir que la ventaja la tenía el cuadro de Arsene Wenger por su calidad de visitante; un solo gol bastaba para avanzar a la siguiente fase y estar aún más cerca de la ansiada final para los Gunners.

El tiro del Mesías sorprendió a propios y extraños. El golpeo del balón fue tan violento en su ejecución que de no haber sido por los gritos de júbilo en el estadio, a los televidentes les habría tomado unos segundos más darse cuenta que el marcador se había empatado. En un espacio mínimo, Messi armó una pared fortuita con la defensa del Arsenal y, sin pensarlo dos veces, sacó un seco remate cruzado que encontró el fondo de la red cuando los fans del cuadro de Londres apenas habían terminado de festejar su tanto. Manuel Almunia hizo hasta lo imposible por sacar el remate, pero su reacción quedó a años luz de la maestría del argentino.

La chispa necesaria para la remontada había causado ya su primera flama, y no pararía hasta convertirse en un incendio del que los Gunners no podrían escapar.

22 minutos después, Messi había conseguido el triplete con displicencia, y no había quién lo parara. La postal de Almunia hincado, intentando achicar el ángulo en el tercer tanto del argentino parecía sugerir que el arquero español se rendía ante la grandeza de La Pulga. Las emociones del partido entraría en un receso de casi 45 minutos que sería interrumpido a dos minutos del final, cuando Messi volvió a presentarse en el área, se quitó a tres rivales de encima y le dijo a Almunia con los pies, "Ponte una sotana". El cuarto había caído, el Camp Nou se rendía a su máximo ídolo, y Wenger y el Arsenal concretaban un fracaso más en su historial. Los encabezados al día siguiente rindieron homenaje al que consideraron el mejor futbolista de todos los tiempos, ilusos, sin saber que el 10 blaugrana tenía aún mucho que hacer por este deporte.

Hace 7 años exactamente, Lionel Messi le dejaba al mundo saber que, en efecto, no era de este mundo.