Romário cuenta la verdad de la anécdota del Carnaval de Brasil y la "riña" con sus compañeros del Barça

Se dice que para conocer a un equipo de futbol en su totalidad, siempre se debe mirar primero a los vestidores. Ahí es donde se crea el fracaso o el éxito, y por ello se requiere un entrenador con mano dura para mantener los egos y envidias bajo control. Romário, el habilidoso exfutbolista brasileño, jamás ocultó su soberbia ante los demás, y era bien conocido por ser el incitador del vestidor. Creía que su magia en la cancha le daba el derecho de mirar al resto por encima del hombro; después de todo, no estaba tan equivocado.

Las historias abundan en los vestidores, algunas salen a la luz y muchas más se quedan resonando en las paredes y regaderas. Pero de vez en cuando es entretenido conocer esa otra cara de un equipo o, en su defecto, de un futbolista como Romário.

En entrevista para ESPN Brasil, Romário cuenta cómo tuvo que negociar con Johan Cruyy, en ese entonces director técnico del Barcelona, para que el brasileño pudiera asistir al Carnaval de Brasil. "Yo era el único jugador no europeo", dice Romário, "Koeman era de Holanda, Laudrup de Dinamarca, Stoichkov de Bulgaria, y Hagi de Rumania". Romário cuenta que durante esa semana el Barça no tenía partidos y por ello había decidido ir a Brasil. "Le llamé al míster [Cruyff] para decirle que no estaba bien, todos los demás llegaban a sus casas en tres o cuatro horas, y a mí me tomaba día y medio en ir y regresar, cuatro días [de descanso] no serían suficientes". Entonces, Cruyff le propuso que si anotaba dos goles en el próximo partido antes del descanso le daría tres días más de descanso. "Acepté y metí tres goles". En el medio tiempo, Romário corrió a los vestidores porque su vuelo ya estaba programado, y después el técnico holandés tuvo que dar una explicación a los demás jugadores, según la estrella brasileña. "Cruyff le dijo a los demás que había llegado a un acuerdo conmigo… No les gustó mucho pero tuvieron que guardar silencio".

Después, Romário cuenta aquella vez que tuvo que pararse frente a sus compañeros del Barça para explicarles por qué se había tomado un mes más de vacaciones después del Mundial del 94. "Cuando regresé a Barcelona, los jugadores le dijeron a Cruyff que querían hablar conmigo para saber porque había tomado días de más. Cruyff dijo que hablaría conmigo pero que creía que no era buena idea". En el primer día de entrenamiento, sus compañeros lo abordaron en el vestidor. "El primero fue Bakero, el capitán, después Zubizarreta, luego Koeman, y Stoichkov también, Laudrup, y Begiristain… Luego de hablar tonterías, me dieron el derecho de responder y les dije, 'Tú, tú y tú quedaron eliminados en la primera ronda [del Mundial], fuera [de aquí], Tú [Koeman] fuiste eliminado por mí, y tú [Laudrup] ni siquiera participaste en la Copa del Mundo, tú [Stoichkov], Bulgaria quedó eliminada en la tercera ronda. Quiero saber por qué tengo que disculparme ante ustedes, yo fui el ganador y ustedes los perdedores. La verdad creí que la reunión era para felicitarme [por ganar la Copa del Mundo del 94] o para darme un regalo. ¿Quieren una disculpa? Váyanse al carajo. Eso fue lo que pasó".