Cómo el deporte estadounidense intenta hacer la diplomacia mejor que Donald Trump
Ilustration by Caitlin Kelly

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Cómo el deporte estadounidense intenta hacer la diplomacia mejor que Donald Trump

La diplomacia en los deportes estadounidenses enfrenta su reto más grande en mucho tiempo, dadas las tensiones a la alza con países aliados, amenazas de recortes drásticos al presupuesto, y una agenda donde se pone a Estados Unidos por encima de todo.

Con vista al Monumento a Lincoln y Washington, en un anexo justo en frente de los cuarteles del Departamento de Estado, un pequeño grupo de personas se encuentran en una misión para ayudar a los Estados Unidos a construir mejores relaciones internacionales, pero no por medio de tratados, sino por medio de herramientas como balones de futbol y canasta de basquetbol.

La División de Diplomacia Deportiva de la Secretaría de Asuntos Educativos y Culturales del Departamento de Estado cuenta con sólo cinco trabajadores y gasta el .0001 por ciento del presupuesto de dicho Departamento. Pero a pesar de ello ha logrado reclutar algunos de los atletas más famosos de los Estados Unidos para ayudar a la causa, y sus programas han alcanzado a miles de personas en más de 100 países en los últimos 15 años.

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"Somos un grupo reducido, pero nos gusta creer que somos más afectivos", dice Trina Bolton, encargada de los programas de la División. "Nuestro programa abre puertas en aquellos lugares donde es difícil llegar, desde los niveles más pequeños hasta el ámbito gubernamental en los Estados Unidos y en el extranjero. A través de nuestros intercambios, los estadounidenses y concursantes de otras partes del mundo y de todos los contextos comparten interés por los deportes".

Sin embargo, bajo el mando del presidente Donald J. Trump, la División de Diplomacia Deportiva (también conocida como SportsUnited) enfrenta una serie de retos, y un nuevo nivel de incertidumbre. Incluso antes de las elecciones, Trump ya presentaba niveles de popularidad bajísimos en otros países, y desde entonces las cosas han empeorado con la toma del cargo. Desde problemas de confidencialidad hasta el acuerdo del cambio climático, Trump ha tropezado una y otra vez en el ámbito diplomático.

Quizás esto subraye la necesidad continua de la diplomacia deportiva, pero la relación de la Casa Blanca con el Departamento de Estado tampoco no ha sido la mejor, y Trump y el Secretario de Estado, Rex Tillerson, han propuesto un recorte del 32 por ciento al presupuesto del Departamento.

Entre tanto escándalo, los logros de una pequeña división dedicada a los deportes no ha atraído demasiado atención, pero conforme crecen las tensiones con los aliados estadounidenses y dentro del país mismo, es propicio pensar cómo será el futuro de la diplomacia deportiva estadounidense… O si seguirá existiendo.

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El Secretario de Estado, Rex Tillerson. Foto State Department/ Dominio público

El uso del deporte como instrumento de políticas exteriores no es algo nuevo para el gobierno estadounidense. Tal vez el ejemplo más famoso se dio durante la administración de Nixon, cuando la República Popular de China invitó al equipo de tenis de mesa de los Estados Unidos a visitar su país en 1971. Se trató de la primera delegación estadounidense en ingresar al país asiático desde la Revolución China, y dicho gesto ayudó a fortalecer y abrir las relaciones en más de un cuarto de siglo.

"Probablemente jamás en la historia se ha utilizado al deporte de forma tan efectiva como herramienta de diplomacia internacional", escribió TIME Magazine en aquel entonces.

Sin embargo, no fue hasta después del 11 de septiembre de 2001 que el Departamento de Estado creó una secretaría oficial para ello. Al reconocer que los Estados Unidos habían, en efecto, mejorado su imagen en el mundo musulmán, la entonces Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, buscó impulsar la diplomacia pública en su departamento (a pesar de que George W. Bush había declarado la guerra en contra Afganistán e Iraq).

Uno de los componentes más importantes para apelar a la juventud musulmana —sector que tiempo después Rice describiría como "cercano a mi corazón"— se realizó por medio del deporte. Los esfuerzos se concentraron primordialmente alrededor de programas de intercambio que llevó a atletas y entrenadores a los Estados Unidos, como los arqueros iraquíes en 2003, y un nuevo programa deportivo que mandó a atletas profesionales como Michelle Kwan y Cal Ripken Jr. al extranjero para promover los intereses estadounidenses.

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Las iniciativas probaron ser una forma efectiva de alcance. Una evaluación del Departamento de Estado aplicada a programas de SportsUnited entre 2002 y 2009 arrojó que tuvieron "un profundo impacto" en los participantes encuestados.

"La gran mayoría de encuestados dijeron que su percepción de la población y el gobierno estadounidense (87% y 92%, respectivamente) fue más positiva después del programa de participación" establece el reporte de 2013. "En particular, más de la mitad de los encuestados (58%) describieron su percepción de los estadounidenses como 'mucho más favorables" después del programa ".

Hillary Clinton, Cal Ripken, Jr., y jugadores japoneses de baseball y softball en el programa de intercambio de 2011. Foto State Department/ Dominio público

El trabajo de la división se expandió aún más bajo la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien alguna vez dijo que los intercambios deportivos son "los intercambios más importantes que realizamos". Durante su período en el cargo, la División de Diplomacia Deportiva duplicó el número de países y concursantes alcanzados por sus programas, e introdujo nuevas iniciativas como el Global Sports Mentoring Program (GSMP), colaboración con espnW que se enfoca en la empoderamiento de mujeres en países en vías de desarrollo.

Kate Markgraf juega con futbolistas en Etiopía en 2012. USDoS/ECA

Unir los diferentes programas es una meta común que la División de Diplomacia Deportiva ha compartido históricamente con el Departamento de Estado: construir mejores relaciones entre los Estados Unidos y el resto del mundo.

"Todos nuestros programas dan prioridad a las políticas exteriores, ya sea para resolver un conflicto por medio del deporte, apoyar el empoderamiento de las mujeres, fomentar la inversión en los deportes o mejorar la economía", dice Bolton.

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La División también tiende a reflejar las prioridades e intereses de quien sea que se encuentre en el cargo. La Secretaria Clinton, por ejemplo, prestó atención especial a los derechos de las mujeres en todo el mundo; bajo las órdenes del Secretario John Kerry, el énfasis en asuntos ambientales en 2013 provocó la creación de la iniciativa deportiva y de sustentabilidad en la ECA.

Recientemente, la División mandó a la exestrella de la NBA, Shaquille O'Neal, a la bailarina primera del Ballet Theatre, Misty Copeland, a Cuba como parte del histórico acercamiento del expresidente Barack Obama a la Isla.

"Shaquille O'Neal y Misty Copeland son personalidades conocidas en todo el mundo", dice Matt McMahon, presidente de la División de Diplomacia Deportiva. "Verlos relacionarse personalmente con la juventud cubana a través del basquetbol y del ballet humanizó, creo, a los Estados Unidos frente a la audiencia cubana".

La administración de Trump ha representado un dramático distanciamiento de su predecesor hasta el momento. El Secretario de Estado, Rex Tillerson, es un exejecutivo de la industria petrolera cuya experiencia diplomática se ha limitado a representar los intereses de los accionistas, y no el público en general. ¿Empoderamiento de las mujeres? ¿Combatir el cambio climático? La administración de Trump ya ha puesto la mira en reducir el presupuesto para los programas que benefician a las mujeres en otras partes del mundo, y además se retiró del Acuerdo de París.

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En su lugar, el enfoque de Trump y Tillerson parece poner a Estados Unidos por encima de todo y apoderarse del Departamento de Estado. En su petición de presupuesto para el año fiscal de 2018, la Casa Blanca propuso recortar casi un tercio de los fondos para dicho departamento y programas internacionales, entre otros. Por su parte, al Departamento de Defensa el fue aprobado un incremento de 52 mil millones de dólares.

"Esta solicitud de presupuesto refleja la agenda del presidente donde se da prioridad a los Estados Unidos y el bienestar de su población, el incremento de la seguridad nacional en las fronteras, y los intereses económicos de la nación", comentó Tillerson hace un mes en un comunicado cuando se dio a conocer el presupuesto.

La División también tiene relación con un número de ligar y organizaciones, incluyendo la NBA, el Comité Olímpico estadounidense, la Federación de Futbol, y otros órganos rectores del deporte.

Para el exfutbolista de la MLS, Tony Sanneh, quien ha trabajado como embajador en varios viajes desde 2010, la importancia de la misión es obvia. "Creo que la diplomacia deportiva provee una avenida y un lenguaje que todos entienden", comentó para VICE Sports. "En lo más mínimo, todos se juntan para discutir, y de verdad celebrar y apreciar nuestras diferencias, pero también para reconocer algunas cosas que podemos cambiar juntos".

Tony Sanneh y el Secretario de Estado, John Kerry en 2014. Foto State Department/ Dominio Público

Afortunadamente para la División de Diplomacia Deportiva y otras divisiones, es poco probable que se apruebe la solicitud de presupuesto de la Casa Blanca así como están las cosas en el Congreso. Los supuestos recortes han sido ampliamente criticados y rechazados; los senadores de ambos partidos lanzaron consignas contra Tillerson a principios de la semana pasada. "Este presupuesto constará influencia", dijo la senadora Republicana, Lindsey Graham. "Pondrá muchas vidas en riesgo".

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Por el momento, los programas de Diplomacia Deportiva siguen en pie. Apenas la semana pasada, un par de miembros del equipo estadounidense de judo visitaron Marsella como embajadores. Sin embargo, la amenaza latente de cualquier recorte al presupuesto y otros asuntos del Departamento de Estado han creado incertidumbre para Bolton y McMahon, quienes desconocen cómo podrían ser afectados sus programas e iniciativas.

"Nuestro reto principal es poder responder a la demanda positiva que tenemos en nuestro departamento y en nuestras embajadas en todo el mundo que de verdad aprecian el valor del acercamiento", dijo Bolton. "Hay mucho más oportunidades allá afuera, sería una pena perderlas".

Boxers at TKO in Louisville

Boxeadores de Kazajistán visitan el TKO Boxing en Louisville, Kentucky, en 2016. USDoS/ECA

La diplomacia deportiva "ha creado cientos de nuevos amigos para los Estados Unidos en países donde necesitamos amistades", comenta el profesor Craig Esherick de la Universidad de George Mason, también director asociado del Center for Sports Management de la universidad, el cual desarrolla programas con fondos de la División. "Los programas públicos de diplomacia unen a las personas y ayudan a crear una nueva narrativa en torno a los Estados Unidos".

Trabajando como mentor para el programa del Departamento de Estado, Stroman dice que el proyecto "me ayudó a darme cuenta de cómo nuestro gobierno utiliza el deporte como herramienta alrededor del mundo, por medio del intercambio cultural.

"En la actualidad, más que nunca, creo que los Estados Unidos necesitan ondear la bandera de la paz, la inclusión, el empoderamiento de las personas, y no sé si exista una mejor manera de hacerlo que a través de la diplomacia deportiva".