Pat Tillman, el millonario de la NFL que lo dejó todo para ir a la guerra... y morir

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El día de los caídos

Pat Tillman, el millonario de la NFL que lo dejó todo para ir a la guerra... y morir

Como millones de personas, el 11 de septiembre de 2001, el safety estelar de los Cardinals de Arizona en la NFL, Pat Tillman, vio el apocalipsis desatándose en vivo por la televisión, en un escalofriante breaking news.

Dos aviones Boeing 767 secuestrados impactándose de lleno contra cada una de las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York. Corte. Media hora después del segundo impacto, el presidente George W. Bush ofrece un discurso confirmando que se trata de un ataque terrorista. Corte. Una gigantesca columna de humo sale del Pentágono, mientras se reportan evacuaciones en la Casa Blanca y el Capitolio. Un Boeing 757 se ha impactado en el centro de mando militar de los Estados Unidos. Corte. Tras arder por más de 30 minutos, la Torre Sur del World Trade Center se colapsa por completo. Se ordena que todos los vuelos que circulan en el espacio aéreo estadounidense deben aterrizar de inmediato en el aeropuerto más cercano. Corte. Media hora después, se colapsa la Torre Norte, que había sufrido el segundo impacto del avión secuestrado. Corte. Un cuarto avión secuetrado, un Boeing 757, se estrella en un bosque de Pennsylvania.

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Fueron dos horas de terror que parecieron siglos en el curso de una civilización moderna que vio el mundo cambiar ante sus propios ojos, desde la sala de su casa.

Y ahí, en la sala de su casa, Pat Tillman tomó la decisión.

El día siguiente a los ataques, los Cardenales grabaron una entrevista con Tillman, uno de los pocos testimonios grabados que existen del jugador. En sus palabras hay rabia, hay impotencia. Hay un deber que siente que le falta cumplir. Hay un dilema interno: no por lo que gana en la NFL, sino por su propia visión política.

"Mi bisabuelo estuvo en Pearl Harbor y mucha de mi familia lo ha sacrificado todo, para ir a pelear en la guerra. Y yo realmente no he hecho ni una maldita cosa, así que tengo mucho respeto por quienes sí lo han hecho, y por lo que representa la bandera".

Decidió hacer una "maldita cosa" y rechazó un contrato de 3.6 millones de dólares para renovar con los Cardinals de Arizona en 2002, se integró a los Army Rangers, unidad de fuerzas especiales del ejército de Estados Unidos para ir a vengar la afrenta y murió en combate tres años después en Afganistán.

Podría haber sido el típico jugador de futbol americano de las películas gringas de adolescentes: blanco, mandíbula y pómulos cincelados, musculoso, bien parecido, que caminaba por la vida con aires de grandeza.

Sin embargo, Pat Tillman era otra cosa. Totalmente ajeno al estereotipo: era un idealista, inconforme, ávido lector y crítico informado. Fue un estudiante de excelencia en la Universidad Estatal de Arizona, además de un apasionado de los temas de historia y política. Leía lo mismo el Corán, que la Biblia o el Libro Mormón, a pesar de considerarse a sí mismo ateo. Admiraba al escritor de izquierda Noam Chomsky con quien compartía sus críticas a la administración de George Bush y a la guerra en Irak, y de hecho, Tillman planeaba conocer a Chomsky al regresar de Afganistán.

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Unos meses antes de los ataques terroristas, Pat Tillman había demostrado que no era el típico jugador de la NFL que se regía solo por el dinero. El 13 de abril de 2001 los Rams le ofrecieron un contrato de cinco años y 9.6 millones de dólares. La temporada anterior los Cardinals le habían pagado apenas 361,500 dólares en un contrato por una temporada y el ofrecimiento de los Rams era un aumento importante. Sin embargo, Tillman declinó la oferta aduciendo que los Cardinals habían creído en él al reclutarlo en la séptima ronda del draft y que estaba agradecido con el equipo por ello. Tillman firmó su último contrato en la NFL con los Cardinals que solo le ofrecieron un año y 512,000 dólares para jugar la temporada 2001.

En septiembre de ese mismo año, los ataques terroristas lo impactaron tanto que decidió que tenía que ser algo más que un jugador de futbol americano. Decidió que, aunque era un crítico de George Bush, tenía que dejar la política de lado e ir en defensa de su país. Así fue como se decidió enlistarse al grupo de fuerzas especiales de los Rangers en el ejército.

"Veía su vida como algo mucho más grande que solo ser un jugador de futbol americano. El deporte era una parte de él, pero no lo era todo. Pat podía haber jugado en la NFL por muchos años, haberse retirado, jugar golf el resto de su vida, pero siempre supe que eso no es lo que haría", describe su esposa Marie Tillman.

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Fue así como, convencido de integrarse al ejército, rechazó el contrato de 3.6 millones de dólares que le ofrecían los Cardinals para jugar la temporada 2002 en la NFL. Ya era el segundo contrato millonario que Pat Tillman rechazaba por anteponer un valor que él consideraba superior.

Aunque no era un super estrella en la NFL, sí era un jugador de muy buen nivel, golpeador duro en la defensiva secundaria de los Cardinals que en 2001 había terminado en sexto lugar en tackleadas en toda la liga con 109. Su retiro deportivo para enlistarse en el ejército no pasó inadvertido.

Tillman no quería la publicidad y rechazó las peticiones de los medios para entrevistarlo. Tampoco pasó inadvertido para los más altos mandos del gobierno estadounidense. El Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, en un memorándum firmado el 25 de junio ordenó que se pusiera atención especial al caso de Tillman con el objetivo de explotarlo propagandísticamente. El propio Rumsfeld envió una nota a Pat elogiando lo que estaba haciendo y describiéndolo como algo digno "de orgullo y patriotismo".

Pat Tillman era la mejor herramienta de propaganda que podía encontrar el gobierno estadounidense. La historia del hombre fuerte y noble que deja la millonaria comodidad del deporte profesional para ir a defender a su país. Por eso cuando Pat Tillman murió en combate en abril de 2004, el gobierno estadounidense de inmediato maquinó una narrativa heroica.

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En la versión oficial, la unidad en la que patrullaba Tillman había sido emboscada por los talibanes en un cañón de Afganistán y en la refriega resultó muerto. Por su valentía le fueron entregadas como homenaje póstumo las condecoraciones Estrella de Plata, y Corazón Purpura. El gobierno de Estados Unidos había sucumbido a la propaganda utilizando la figura de Tillman.

Y es que la realidad era otra: los análisis forenses y los testimonios que se recogieron después dieron cuenta de que Tillman había muerto por "fuego amigo", es decir, en una confusión en la que estadounidenses mataron a estadounidenses en la oscuridad de la noche afgana.

El gobierno de Estados Unidos conocía la versión real y decidió encubrirla, forzando a los testigos a falsear su declaración, destruyendo evidencia, y maquillando una acción vergonzosa para hacerla parecer heroica.

Al final, Pat Tillman tuvo razón. Había razones para ser crítico con la guerra y con el gobierno. Sabía que iba a ser usado como material de propaganda y no, Pat Tillman no pudo dejar a un lado la política para concentrarse en su deber ciudadano. Al final, la política se devora todo: se devoró a Tillman y se devoró al país.