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"Concussion", no tiene un final feliz, igual que la vida en la NFL

La próxima película de Will Smith " Concussion " cuenta la historia de los esfuerzos de la NFL para ignorar , desacreditar y silenciar a Bennet Omalu, el neuropatólogo que descubrió el CTE . ¿La Liga está cerca de decir la verdad?
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Esto es lo que tengo que decir de la próxima cinta de Will Smith, Concussion: puede que sea una película esperada, pero es suficientemente real para abstenerse de un final feliz Hollywoodense.

Basada en hechos reales, la cinta narra la historia de Bennet Omalu (Smith), el especialista en neuropatología radicado en Pittsburgh quien en 2002 descubrió la enfermedad neurodegenerativa encefalopatía traumática crónica (ETC) en el cerebro del fallecido jugador de los Steelers y miembro del Salón de la Fama, Mike Webster. Su trabajo sin precedentes ayudó a crear el documental de PBS y el libro League of Denial, a ejercer acción legal en contra de la NFL, ya tener un mayor entendimiento por parte del público sobre cómo los golpes repetitivos en la cabeza, incluso cuando traes puesto un casco de plástico compacto, puede causar daño cerebral.

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En el filme, como en la vida real, Omalu publica su descubrimiento en un diario científico. Él espera que la NFL preste atención y tome acción inmediata para corregir el problema. Después de todo, los traumas cerebrales inducidos por el futbol americano están dejando locos a los hombres, destruyendo familias, y arruinando vidas. De seguro, Omalu piensa, la liga querrá entender el problema para resolverlo. Por supuesto que ningún juego vale un precio tan horrible.

A lo mejor, Omalu piensa, la NFL le agradecerá.

Leer más: Si Sydney Seau no levanta la voz en contra de la NFL, alguien más lo hará

Spoiler alert: Omalu no termina en la lista de regalos de la liga. Motivada por la avaricia corporativa y el miedo existencial, la NFL se resiste de la misma forma que lo hizo Big Tobacco —de hecho, casi todas las demás industrias que producen daños a la salud, desde la quema de carbón hasta los fabricantes de refrescos— al intentar enterrar a Omalu, desacreditar su trabajo, negar la existencia de la ETC, y evitar responsabilidad moral y obligaciones legales por el daño hecho a las personas como Webster.

El consejero médico de la NFL, Elliot Pellman (protagonizado por Paul Reiser), un reumatólogo educado en Guadalajara quien de alguna manera logra obtener la presidencia del comité de investigación de traumas cerebrales de la liga, le ordena a Omalu que se retracte de su investigación sobre Webster. Ya que Omalu encuentra ETC en los cerebros de otros jugadores retirados que han perdido sus mentes, entre ellos Terry Long, Justin Strzelczyk, y Andrew Waters, el doctor afiliado de la NFL, Joe Maroon (Arliss Howard), afirma públicamente que Omalu es un impostor. Durante una junta, Maroon le ordena al nacido en Nigeria que dé el asunto por perdido en nombre del futbol americano y de Estados Unidos. La liga organiza una reunión de alto perfil sobre daño cerebral, le niega a Omalu la oportunidad de hablar, y después menosprecia su descubrimiento ante una sala repleta de reporteros. Mientras tanto, el comisionado de la NFL, Roger Goodell —protagonizado con un humor seco, ligeramente divertido y satisfecho de sí mismo por el actor Luke Wilson— aparece detrás de los podios y micrófonos, inventando cosas sobre la seguridad de los jugadores y dando conclusiones, todo sin una pizca de curiosidad o empatía.

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Si Concussion fuera una típica cinta Hollywoodense —particularmente una película palomera sobre deportes como Rocky IV— es muy probable que terminaría con una nota ambiguamente triunfal. Los buenos son recompensados, los malos castigados, todo se resuelve. Pero la cinta, hay que darle el crédito al escritor y director Peter Landesman, es más que eso. He visto Concussion. Sin contarles el final, puedo decir que la historia se apega a los hechos reales que la inspiraron, y que los abogados encargados de checar la investigación hicieron un buen trabajo. Si al filme le hace falta arcoíris y confeti es solo porque a la vida real le hacen falta también.

Es decir: no hay una estatua de bronce de Omalu afuera de las oficinas centrales de la NFL en Manhattan. Todo lo contrario, la liga le ató las manos. Cuando Omalu contactó a la familia de la ex estrella de la liga, Junior Seau, en 2012 para preguntar si podía examinar su cerebro, se dice que un doctor afiliado a la NFL difamó a Omalu, asegurándose que las pruebas de tejido terminaran en otra parte. Posteriormente, Seau fue diagnosticado con ETC. Mientras tanto, información sobre la enfermedad y los riesgos cerebrales en el futbol americano se filtró a través de los medios hacia el público —aunque se le debería dar poco crédito a la NFL, ya que se la pasó alardeando sobre un deporte menos riesgoso, al mismo tiempo que se negó a reconocer las aportaciones de Omalu.

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Un pintoresco Roger Goodell (Luke Wilson) flanqueado por Elliot Pellman (Paul Reiser) a la derecha, y Joe Maroon (Arliss Howard) a la izquierda. –YouTube

¿La buena noticia? Desde el lapso de tiempo que la cinta cubre, la NFL ha establecido reglas más estrictas y estandarizadas en jugadas de regreso de patadas, ha donado dinero para investigaciones médicas, y ha admitido públicamente —exactamente una vez, pero vale— que las conmociones pueden causar daños cognitivos a largo plazo. ¿La mala noticia? Básicamente todo lo que falta por decir.

Tomemos de ejemplo a Pellman. A pesar de carecer de credenciales médicas, y de su potencial conflicto de intereses como el doctor personal del ex comisionado de la NFL Paul Tagliabue, logró presidir el Mild Traumatic Brain Injury Committee de la liga de 1994 a 2007. El comité de Pellman publicó investigaciones que contrariaban y descartaban los riesgos de trauma cerebral en el futbol americano, asegurando que las conmociones en el emparrillado profesional "no son lesiones serias" y que a "muchos jugadores [conmocionados] se les permite regresar a jugar el mismo día de la lesión."

Científicos independientes han desacreditado dichas declaraciones. Posteriormente un congresista los calificó de "infecciosos". Todo esto está en el corazón de League of Denial, y en las más de 4,500 demandas de ex jugadores en contra de la liga por negligencia y fraude. Ellos dejaron saberle a los jugadores en todos los niveles, desde los más pequeños hasta los profesionales, que podían sufrir daños cerebrales al absorber tantos golpes. Al final de cuentas, el comité de Pellman fue desmantelado, pero nunca fue despedido. En 2013 seguía trabajando como consejero médico de la NFL, al menos supervisando una serie de evaluaciones de conmociones en jugadores. Además, ninguna de sus investigaciones ha sido detractada.

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O también está Maroon. Aún el neurocirujano de los Steelers de Pittsburgh y también consejero del renombrado Head, Neck and Spine Committee de la liga, dijo para NFL Network en marzo que los peligros neurológicos a largo plazo en el futbol americano son "exagerados" y que andar en bicicleta es más peligroso para los niños que jugar dicho deporte. Esto no debería sorprendernos. En 2013, Maroon fue colaborador de un estudio financiado por la NFL donde asegura que los jugadores juveniles deberían pasar más tiempo —no menos— tacleándose en los entrenamientos. A principios de este año, Maroon publicó otra investigación sugiriendo que la ETC puede no estar ligada a los deportes de contacto, pero olvidó mencionar sus viejos vínculos con la liga.

Una vez más: nada sucedió. Hubo burlas en Twitter sobre Maroon —¡qué horrible!— pero la NFL nunca lo despidió..

"¡Hola a todos! Llama ahora para hablar de la NFL y de la seguridad de tu trabajo" –YouTube

En el tráiler de Concussion, el ex doctor de equipo de la NFL, Julian Bailes (Alec Baldwin) le dice a Omalu, "Prendiste las luces y le diste nombre al monstruo más temido de la liga." En los años desde los eventos mostrados en la cinta, la evidencia que apoya la existencia de ETC y su vínculo con el futbol americano ha crecido. El año pasado, los investigadores de la Universidad de Boston encontraron ETC en los cerebros examinados de 76 de 79 ex jugadores de la NFL fallecidos, un porcentaje alarmante a pesar de tener un tamaño controlado de las muestras. (Actualmente, la ETC solo puede ser diagnosticada después de la muerte, y los retirados de la NFL que tienen sospechas de tener la enfermedad o que experimentan síntomas son más propensos a donar sus cerebros). A principios de año, un grupo internacional de especialistas en neuropatología en conjunto con el Instituto Nacional de Salud acordaron el primer indicador patognomónico para ETC —es decir, el daño cerebral característico que distingue la enfermedad de otros males similares. Un reciente estudio de la Universidad de Harvard identificó lo que parece ser el primer vínculo físico observable entre el trauma cerebral repetitivo y las deformes proteínas microscópicas del cerebro que caracteriza a la ETC. Un acuerdo propuesto de una demanda colectiva en contra de la National Collegiate Athletic Association estima que cerca de 50 de 300 atletas por año que empezaron su carrera deportiva universitaria entre 1956 y 2008 serán diagnosticados con la enfermedad.

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Ah, y todo esto viene en conjunto con más evidencia de que el futbol americano es malo para el cerebro en todos los sentidos que no tienen que ver con la ETC.

Con todo eso, podrías asumir que la NFL haría algo, sabes. Vuelve a adivinar. Con documentos que apoyan la demanda colectiva, los propios actuarios de la liga estiman que cerca de un tercio de los jugadores retirados desarrollarán problemas cognitivos a largo plazo. Cuando el New York Times preguntó sobre esos números, el vocero de la NFL se negó a hacer comentarios y dijo al reportero Ken Belson que lo referiría con el representante legal de la liga. Rápidamente, el abogado aseguró que los números estaban inflados. Hace dos años, Goodell se negó repetitivamente a reconocer el vínculo entre el futbol americano y el daño cerebral durante su participación en Face the Nation. Más reciente aún, el copropietario de los Colts de Indianápolis, Carlie Irsay-Gordon, dijo para Glamour que "el futbol femenil de hecho presenta más conmociones que nosotros, creo que se debe a los cabezazos. Rugby tiene sus propios peligros. También correr."

También existe un alto riesgo de conmociones, daño cerebral, y enfermedades neurodegenerativas, según el copropietario de un equipo de la NFL. –Foto por Kirby Lee-USA TODAY Sports

¿Qué hay del coco de la ETC? Concussion resalta que los jugadores retirados comenzaron a demandar en conjunto a la liga en 2011 por esconder los peligros de las conmociones. Pero no se menciona que podría decirse que el propuesto acuerdo multimillonario de dichas demandas está diseñado para limitar y negar la compensación a los ex jugadores que padecen ETC, evadiendo la compensación por los severos síntomas asociados con la enfermedad y solo proporcionando pagos en efectivo a las familias de los jugadores que han fallecido y a jugadores que han sido diagnosticados entre 2006 y abril de este año. Todo esto sucede a pesar de los avances médicos en el diagnóstico y tratamiento de ETC, y del hecho de que de todas las condiciones neurodegenerativas cubiertas por el acuerdo (Alzheimer, Parkinson, demencia aguda, y esclerosis lateral amiotrófica) solo la ETC requiere de un golpe en la cabeza.

Una vez más, esta es la misma NFL que actualmente quiere suspender al mariscal de campo de los Patriotas de Nueva Inglaterra, Tom Brady, basada en la abrumadora evidencia científica contenida aquí.

Durante una junta cara a cara entre Omalu y Maroon en el tráiler de Concussion, el personaje de Smith apunta su dedo hacia el doctor de la NFL. Ya ha escuchado demasiado, y visto la terrible verdad a través del microscopio y en la mesa de autopsias. Omalu es doctor, no un agente de ventas de futbol americano. Se siente, como lo dice en la película, ofendido por lo que está pasando. La liga ha cruzado la línea moral. "Di la verdad," dice. Di la verdad.

Hay poca probabilidad. En la vida real, Bennet Omalu no se calló. Hacerlo le costó mucho. Mientras tanto, Maroon se la pasa bien; también Pellman. La NFL está ganando más dinero que nunca. Recientemente, cuando el ex linebacker de los 49ers de San Francisco, Chris Borland, se retiró después de su año como novato, lo hizo después de realizar su propia investigación sobre los daños cerebrales si continuaba jugando, y no porque la NFL hayasido de mucha ayuda. Hay un final feliz para los eventos del mundo real que inspiraron la cinta Concussion, y tiene que ver con el administrador personal de la riqueza de Goodell. Tal vez los creadores del filme lo entiendan. Al igual que su protagonista, tal vez ellos sepan la verdad. A lo mejor sobra lugar para una secuela.