Un héroe sin himno: Pedro Rodríguez y el primer triunfo mexicano en la Fórmula 1
Eric Koch, WikiCommons

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Un héroe sin himno: Pedro Rodríguez y el primer triunfo mexicano en la Fórmula 1

Hace 50 años, un mexicano ganó la primera carrera del campeonato en la Fórmula 1

Su triunfo en Sudáfrica fue tan inesperado que los organizadores ni siquiera se habían tomado la molestia de conseguir el disco con el himno nacional de México. Ahí, en lo más alto del podio, Pedro Rodríguez celebró con una banda sonora improvisada. En lugar del himno nacional mexicano, sonó South of the Border, una canción famosa en su época que hablaba de alguien que se había enamorado en un viaje a México. Que no es lo mismo, pero es igual.

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No era lo que se soñaba para el primer triunfo de un mexicano en la historia de la Fórmula 1: un hito que se imaginaba lleno de resonancias patrióticas. Pero ahí estaba Pedro Rodríguez, con un gesto incrédulo en las fotos, viendo la champaña burbujear dentro de la copa que había recibido como premio tras ganar el Gran Premio de Sudáfrica, la primera carrera del calendario 1967 de la Fórmula 1.

Y es que Pedro corría a prueba. El equipo Cooper le había ofrecido su segundo asiento para competir en Sudáfrica, luego de que John Surtees se fuera a Honda. El futuro campeón mundial Jochen Rindt sería el coequipero de Pedro. En caso de obtener un buen resultado en Kyalami, el mexicano podría ser contratado para el resto de la temporada.

"Era una buena combinación", recuerda Roy Salvadori, entonces director del equipo Cooper a la revista Motorsport. "Podías esperar que Jochen estuviera al frente, pero también era bastante probable que terminara fuera de la pista o tronando el motor. Pedro, por el otro lado, era confiable, cuidadoso con el auto, pero rápido. Creo que era un futuro campeón".

Pedro Rodríguez en el GP de Sudáfrica, 1967. Foto: WikiCommons

Las cualidades de Pedro eran las de un piloto muy rápido, por supuesto, pero a la vez aterciopelado con el auto. Prácticamente palpitaba el coche, lo usaba como un guante que le permita sentir sus latidos. Sentía hasta dónde exigir, cuándo bajar el ritmo, cuándo apretar. Era esa sensibilidad la que le daría la reputación de ser un gran piloto bajo la lluvia.

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Y fueron esas cualidades también las que llevaron a Pedro hasta la victoria aquel día en Sudáfrica. Solo pudieron terminar 8 de los 18 pilotos que arrancaron. Las condiciones de carrera eran inclementes, con una temperatura ambiente que rebasaba los 30 grados, y que en la pista y dentro del coche, debió ser considerablemente mayor. Las fotos que sobreviven a aquella carrera muestran a los asistentes apretujándose bajo las sombrillas que los protegían de un sol arrasador.

Desde el primer momento, Jochen Rindt pareció echar chispas contra el mexicano. El alemán era el piloto uno del equipo, y al ver que el coche de Pedro andaba mejor que el suyo, le exigió a la escudería que le dieran el auto del mexicano para la carrera. El equipo se negó, pero le dio indicaciones a Pedro de escoltar a Rindt y apoyarlo sobre la pista. Es decir, Pedro debía apoyar para que Rindt se llevara el triunfo. Pero en la calificación, el mexicano estuvo mejor que Rindt y arrancó en el cuarto sitio, detrás de Jack Brabham, Denny Hulme y Jim Clark. Jochen Rindt saldría en séptimo.

No pasó mucho tiempo en la competencia para que la caja del Cooper traicionara al mexicano, que tuvo que hacer buena parte de la carrera con solo la tercera y quinta marchas funcionando. Cayó al sexto lugar. Fue en ese momento, que Pedro tuvo que echar mano de toda su inteligencia para sobrevivir en la carrera, pero a la vez sin perder posiciones. Era momento de atacar con paciencia. Se jugaba el trabajo.

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Pedro Rodríguez. Foto: WikiCommons

En el infierno de Kyalami, los coches comenzaron a caer como soldaditos. Jochen Rindt tronó el motor. John Love tuvo que entrar a los fosos a recargar combustible. Brabham también tuvo que hacer una parada con fallas mecánicas. Dan Gurney rompió el brazo de la suspension. Hulme y Surtees también tuvieron que parar.

De pronto, en la vuelta 73 de 80, Pedro Rodríguez quedó en el liderato. El piloto que había llegado a Sudáfrica para una prueba de una sola carrera, estaba ganando. Mostraba más manos y más cerebro que todos sobre la pista. Las últimas vueltas fueron de alta tensión. Pedro tuvo que bajar el ritmo ante el temor de quedarse sin combustible, y de terminarse las llantas, mientras John Love había salido fresco de los fosos para iniciar la persecución sobre el mexicano.

Pero Pedro conservó la punta. Vio ondear la bandera a cuadros, y recibió la oferta de Cooper de correr toda la temporada tan pronto como se bajó del auto. Con el triunfo de Sudáfrica, Pedro consiguió por primera vez la oportunidad de ser titular en un asiento de Fórmula 1, luego de varios años de recibir oportunidades aisladas.

Muchas cosas debieron pasar por la mente de Pedro al momento de celebrar el triunfo. Era el primer mexicano en ganar una carrera de Fórmula 1. Y lo era, porque su hermano Ricardo, igual o más talentoso que él, había muerto menos de cinco años antes en la pista del Autódromo de la Magdalena Mixhiuca en el primer Gran Premio de México. Pedro y Ricardo crecieron juntos y soñaron juntos. A Pedro le tocó ver a morir a su hermano sobre la pista. Menos de cuatro años después, el propio Pedro correría la misma suerte cuando se estrelló sobre la pista del Norisring en julio de 1971 y falleció dentro de un coche en llamas.

Los últimos momentos de Pedro Rodríguez con vida en la pista del Norisring

Pedro Rodríguez se fue en el mejor momento de su carrera, con un legado inigualable dentro de la tradición mexicana en la máxima categoría. Fue el primero y sigue siendo el único mexicano en subirse a lo más alto del podio. Luego del triunfo de 1967 en Sudáfrica con Cooper, llegaría otro en 1970, en el Gran Premio de Bélgica corriendo para BRM. Dos victorias, y siete podios. En 2016, Sergio Pérez igualó la cantidad de podios, pero no ha podido ganar una carrera.