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sin sede sólida

El olimpismo pierde aliados: sin Hamburgo, no hay una sede sólida para los Juegos

Con la salida de Hamburgo como candidata sede a los Juegos Olímpicos de 2024, ni Paris, Roma o Budapest tienen cartas sólidas para albergar el evento.
Foto: Enpaiszeta.com

Resulta paradójico que con un líder alemán, a esta nación no le interese albergar unos Juegos Olímpicos. Pero es verdad. Hace apenas unos días, Hamburgo se bajó del tren para organizar la edición de 2024 luego de un referéndum en el que la mayoría de la población, por escaso margen, reprobó la iniciativa de ir por la sede.

Con esto, a un año de la elección, quedan cuatro ciudades en la pelea: París, Roma, Los Ángeles y Budapest. Ninguna sede opción parece lo suficientemente sólida: París está lastimada por los recientes ataques de ISIS, que seguramente serán tema al discutir su propuesta; Los Ángeles puede no ser favorecida porque para 2016 los Juegos vienen al continente americano; Budapest, por la endeble economía húngara –que para darnos una idea, en 2009 cayó 6.6 por ciento– y en dado caso Roma luce de entrada como la candidata más fuerte, aunque ha pasado ya por varios intentos fallidos. A todo esto, cabe decir que París contaría con algo de apoyo sentimental ya que se cumpliría el centenario de sus segundos Juegos (1924).

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Pero queda la pregunta de por qué Alemania, pese a tener la economía más sólida de Europa y ser el país del presidente del COI, Thomas Bach, no quiere tomar la estafeta. Hay que recordar que, además, en un caso similar al de Hamburgo, Münich se retiró de la pelea por los Olímpicos de Invierno de 2022, que finalmente se le otorgaron a Beijing. Y que Alemania no organiza este evento desde 1972, aquellos Juegos ensombrecidos por el ataque de la agrupación "Septiembre Negro" que acabó con la vida de 11 israelíes.

El plan de Hamburgo era organizar los Juegos con un presupuesto de más de 11 mil millones de euros, es decir, unos 12 mil millones de dólares. Esa cifra es inferior al presupuesto final de Londres 2012, que fue de 14 mil 500 millones en la moneda estadounidense, pero nunca las proyecciones iniciales son iguales al gasto final.

Foto: Dmitry Lovetsky / AP

De hecho, la realidad es que los Juegos Olímpicos son un evento gigante que se ha alejado de las posibilidades de casi todos los países del mundo. Londres organizó unos Juegos que fueron calificados como austeros, pese a hacerse en una de las ciudades más caras del mundo. Beijing 2008 costó el triple: 44 mil millones de dólares; mientras que los de Invierno de Sochi 2014 se fueron a las nubes con 51 mil millones, en medio de señalamientos de corrupción.

Además, los Olímpicos que se han celebrado en Alemania no gozan de los mejores recuerdos. Ya tocamos lo que pasó en Munich 1972, y además, Berlín y Garmisch-Partenkirchen, ambos en 1936 –Verano e Invierno respectivamente– son recordados por ser utilizados como medio propagandístico del Tercer Reich y Adolfo Hitler, que tres años después llevó a Europa a la Segunda Guerra Mundial.

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Según recogió la BBC, tras la votación en Hamburgo, el presidente de la Confederación de Deportes Olímpicos de Alemania, Michael Vesper, aseguró que con este resultado era claro que "será imposible que Alemania reciba los Juegos Olímpicos por décadas".

Foto: Marcelo Hernández / Hamburger Abendblatt

La derrota del referéndum de Hamburgo fue muy cerrada. Apenas el 51.6 por ciento de los ciudadanos que acudieron a expresarse fue por el "no". ¿Mal timing? Quizás. La votación ocurrió apenas dos semanas después de los atentados en París y en medio de la crisis de migración más aguda de Europa en la postguerra, donde Alemania ha tomado una labor muy activa para recibir refugiados de Medio Oriente y África. Además, Vesper también atribuyó como factores clave los escándalos de corrupción de FIFA y de dopaje del atletismo ruso, es decir, que la imagen del deporte quedó muy manchada este año.

Sin Alemania, el olimpismo va perdiendo aliados. Son pocos los países dispuestos –y con solvencia– a organizar un evento con una inversión del orden de decenas de miles de millones de dólares a recuperarse (si es que salen en números negros) en siete años. Las sedes se reciclarán cada vez con más frecuencia y para eso nos remitimos a las opciones como sede de 2024: París y Los Ángeles van por sus terceros Juegos y Roma por sus segundos.

Porque si desde hace varios años los costos de los Juegos los convirtieron en un producto para la élite, ahora no todo ese selecto grupo los quiere. ¿Dónde queda la universalidad del deporte que pregona el olimpismo?