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Salud Mental

Athletes Connected: ¿Cómo ayudar a los atletas que sufren de problemas de salud mental? | ES | Translation

Las investigaciones sobre estudiantes universitarios y salud mental presentan un panorama sombrío. De acuerdo a un estudio, un tercio de los estudiantes universitarios sufren ansiedad, depresión, y otras condiciones de salud mental.
Athletes Connected

Adam Kern no podía dormir.

Atravesaba un difícil primer año en la Universidad de Michigan en su ciudad natal de Ann Arbor. Uno de sus familiares había fallecido, además de la usual oscilación que existe entre la ansiosa libertad y el terror intrínseco de la experiencia universitaria. Como si fuera poco, la presión académica también estaba presente, y la responsabilidad de ser un estudiante y atleta del equipo de atletismo y campo traviesa de los Wolverines. Mientras que su hermano gemelo Nick destacaba, Adam era un atleta que se encontraba en el limbo. Sus problemas eran severamente evidentes para él, y sus empíricos fracasos se podían medir con cronómetros y hojas de resultados. La ansiedad generalizada que tuvo desde su infancia —ansiedad que podía manifestarse a través de sonidos que se quedaban en su cabeza o una completa parálisis frente a una hoja en blanco de un examen y que había obligado a Adam a solicitarle a sus padres un terapista en cuarto grado— parecía empeorar todo. No había tregua.

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Cada carrera tomaba las proporciones de ser de vida o muerte; para Adam, ser atleta y ser él mismo parecían la misma cosa, y conforme confrontó la posibilidad de terminar su carrera atlética, una serie de preguntas escalofriantes surgieron. En abril de 2011, corrió la competición de 5 mil metros en el Spartan Invitational de Michigan State de manera independiente, es decir para él mismo y no para la universidad.

Para mí fue otra oportunidad para redimirme, y demostrar que merecía un lugar en el plantel", comenta Adam en el lobby del Instituto de Investigaciones Sociales de Michigan.

Pero la carga lo doblegó, presionando un cuerpo que aún batallaba con inflamación de rodilla que había empeorado en un mes. Lo que tanto temía —su falta de fortaleza y condición física que sería demasiado para superar— se aproximaba con una cruda certeza. Adam completó su primera milla por detrás del tiempo esperado y su carrera se deterioró a partir de ese punto; perdió cada vez más el ritmo que desesperadamente buscaba, hasta que cruzó la línea de meta y colapsó. Cuando se encontraba recuperando, las lágrimas fluían de su cara. Sabía que iba a ser descartado del equipo.

Y así fue.

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Oficialmente fuera del equipo, Kern sintió como si su identidad hubiese sido robada por completo. Su insomnio empeoró. Recurrió a métodos extremos para poder dormir —¿no me digan que mover tu colchón al suelo, usar tu escritorio, silla, y sábanas para crear una tienda de campaña que bloquee el sonido y la estática, y poder dormir por una maldita noche no es algo normal?— pero nada sirvió. Finalmente, Kern buscó al terapeuta al que había visitado en su niñez.

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Requirió una combinación de terapia, ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), y tiempo, pero Kern mejoró. Superó al depresión, obtuvo su licenciatura en psicología, e incluso volvió a correr. En la actualidad, Kern entrena para un triatlón, cada paso con la intención de superarse.

Y comenzó a ayudar a otros.

Will Heininger, uno de los ex atletas Wolverines que trabajaron con Athletes Connected

Ahora Kern forma parte de un nuevo equipo: Athletes Connected, el programa de salud mental enfocado para los atletas de la Universidad de Michigan. El esfuerzo conjunto del Centro para la Depresión de la universidad, la Facultad de Salud pública (SPH), y el Departamento Atlético de los Wolverines, apunta combatir el estigma alrededor de las enfermedades mentales y alentar a los atletas que sufren de trastornos mentales a buscar ayuda; pretende conseguirlo al hacerles entender más sobre los problemas de salud mental y tener más ayuda disponible.

Athletes Connected inició como un programa piloto hace dos años con un equipo de varios departamentos que incluía a Daniel Eisenberg, profesor asociado de la SPH, Trish Meyer, en ese entonces el encargado de educación del Centro para la Depresión, y Barb Hansen, el consejero de educación física de los Wolverines.

Las investigaciones sobre estudiantes universitarios y salud mental presentaban un panorama sombrío. De acuerdo a la revista de la SPH, Findings, un tercio de los estudiantes universitarios sufren ansiedad, depresión, y otras condiciones de salud mental. De estos, sólo el 30 por ciento buscó tratamiento. Sin embargo, cuando esta cifra se reduce a sólo los estudiantes-atletas, la cantidad bajó hasta un 10 por ciento.

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Antes de Athletes Connected, los Wolverines contaban con dos consejeros disponibles, además de los diferentes grupos de bienestar disponibles para todo el estudiantado. El problema, al parecer, no era necesariamente la falta de recursos, sino los obstáculos que desalentaban a los atletas para buscar ayuda. Athletes Connected fue formado para corregir las graves cifras, y financiado por un susidio de la NCAA en la primavera de 2014.

El equipo progresó rápidamente.

"Comenzamos a realizar el trabajo a consciencia, los vídeos y todas las cosas en mayo y junio de 2014", dice Hansen. También formaron grupos de atención conformados por atletas para guiar el programa.

Los vídeos jugaron un papel decisivo para el programa piloto. En los vídeos aparecen Kally Fayhee, nadadora, y Will Heininger, jugador de futbol americano, y están pulcramente producidos. Fayhee y Heininger relatan las dificultades de salud mental durante sus carreras como Wolverines y sus respectivos caminos hacia la recuperación.

Estos vídeos se mostraron al personal técnico de la Universidad en septiembre del 2014, y ese mismo año, pero en otoño, a los atletas. Se entregaron encuestas a los atletas antes y después de los vídeos para saber su habían sido atractivos o útiles, para ver si los atletas utilizarían las técnicas y los grupos de apoyo presentados, y si aprovecharían la ayuda de los consejeros cuando se les presentara un problema personal.

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Los resultados inmediatos fueron prometedores: más del 90 por ciento de los atletas concluyeron que los vídeos eran relevantes; más de la mitad admitió tener problemas de rendimiento relacionados con salud mental en las cuatro semanas anteriores. Varios indicaron que buscarían la ayuda de los consejeros.

"Vimos un gran incremento de estudiantes-atletas usando recursos después de ese año gracias a todas las presentaciones que hicimos", dice Emily Brunemann, asistente de investigación en la Facultad de Trabajo Social, ex nadadora de Michigan, y actual miembro de Team USA (Comité Olímpico estadounidense). Sin embargo, conforme avanzó el año, la participación volvió a disminuir. Los estudiantes-atletas, dice Brunemann, tenían que ser constantemente recordados sobre la importancia de su salud mental. "A veces se quedan a medio camino cuando escogen sus prioridades", dice.

A menudo, los atletas dedican entre 30 y 35 horas a su deporte por semana, además de todos los compromisos académicos y sociales que comparten con sus compañeros no atletas, y algunos que dependen de becas enfrentan una grave presión para mantener cierto nivel de rendimiento. Ya que cuentan con poco tiempo, es más probable que los atletas pongan su salud mental hasta el final de su lista de prioridades.

Tal vez lo más dañino es el erróneo entendimiento que rodea los problemas de salud mental, y que resulta en un estigma que repercute plenamente en los atletas, y en específico en los hombres. "Piensan que deben aguantarse", dice Brunemann. "Los hemos escuchado constantemente por parte de los estudiantes-atletas. Sienten que deben resistir, combatirlo, que son fuertes y que pueden lidiar con ello por sí solos".

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Esta mentalidad la obtienen de todas partes. Los deportes recompensan la rudeza, física y mental, y el lenguaje que se habla en los vestidores se apega a la idea de la rudeza. Se dice que los atletas deben lidiar y sobreponerse para dar lo mejor bajo presión. Su habilidad para hacerlo, se les dice, es lo que los separa del público en general, y de los mediocres. Hay cierta verdad en estos clichés, pero también es algo que puede ser fácilmente utilizado en contra. Es una postura que motiva a los atletas a ponerse una máscara para evitar admitir debilidad.

"Existe una preocupación —de hecho un gran miedo— de que puedan mostrar debilidad, y perder su lugar en el equipo, y cambiar la percepción de su entrenador", dice Hansen. "Es un gran miedo. Probablemente una de las barreras más grandes, tal vez la más grande".

Pero estos miedos pueden estar infundados de lo que se cree.

"La más interesante es que…probablemente cada estudiante-atleta con el que he trabajado y que finalmente ha decidido dejarle saber a su entrenador que pasa por un período difícil, ha recibido la reacción opuesta", dice Hansen. "El apoyo, cuidado, preocupación y flexibilidad están ahí, pero el miedo sigue siendo muy grande".

A pesar de la presión extra, los atletas también tiene beneficios. Los compañeros de equipo y el cuerpo de entrenamiento ofrecen redes de apoyo; la retórica de resistencia mental y "lecciones de vida" a la mala expresadas por entrenadores pueden que sean un cliché, pero los deportes en verdad pueden propiciar ese tipo de fortaleza mental. Athletes Connected implementó "grupos de bienestar" facilitados por trabajadores sociales con licencia que apelan a esta fortaleza y proveen un ambiente amigable para los jugadores de los Wolverines con el propósito de hablar sobre salud mental.

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Athletes Connected pretende ayudar no sólo a los atletas de Michigan. Por ejemplo, Will Heininger, el jugador de americano que aparece en uno de los vídeos donde habla de su depresión, es ahora el coordinador del programa, y da pláticas en escuelas, donde la palabra de un ex atleta de los Wolverines pesa más que cualquier consejero o maestro.

Pero el mayor impacto que Athletes Connected puede tener más allá del campus Ann Arbor, yace en el componente del programa de investigación, dirigido por Eisenberg y su equipo en la Facultad de Salud Pública, que incluye al asistente de investigación Adam Kern.

"En el primer año pensamos qué tipo de medidas queríamos usar para evaluar el éxito de las presentaciones del equipo", comenta Eisenberg en su oficina con vista al cementerio Forest Hill. Después se efectuó un estudio sobre la efectividad de vídeos o artículos como medios para acercarse a los atletas. "Hicimos un ejercicio aleatorio con los vídeos donde invitamos a todos los estudiantes-atletas a llenar una breve encuesta. Y después, aquellos que participaron, los escogimos al azar para que vieran uno de los vídeos de Will o Kally, o leyeran un artículo del mismo tema".

El equipo de Eisenberg concluyó que los vídeos sobre respiración profunda y revalorización de los pensamientos autodestructivos, fueron más afectivos que los artículos, ya que los encuestados dijeron que es más probable que recordaran las técnicas en imágenes que el papel. Conclusiones como estas, si resultan verdaderas en poblaciones más grandes y diversas, podrían ser utilizadas para crear materiales más útiles para combatir el estigma social, la desinformación, y la falta de acceso al cuidado.

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La iniciativa de investigación más reciente de Athletes Connected relaciona la salud mental y el rendimiento físico; un tema con implicaciones de gran alcance. Actualmente Eisenberg trabaja con un grupo de 40-45 estudiantes-atletas para registrar su estado de humor, sus niveles de sueño, y otros factores relacionados a la salud mental, al igual que su rendimiento académico y atlético. Los atletas encajan particularmente bien con este tipo de estudio, principalmente porque su rendimiento puede ser cuantificado (resultados de carreras, promedios de bateo, y marcas personas son algunas de las métricas analizadas por Eisenberg).

"Tenemos una oportunidad única para ver cómo la salud mental se relaciona con el rendimiento y la funcionalidad de una forma medible y destacable", dice Eisenberg, quien cuenta con conocimiento sobre economía. "Lo cual podría arrojar algunas lecciones más generales y más allá de los estudiantes-atletas".

Escena del vídeo de Kally Fayhee para crear consciencia sobre la salud mental

Al igual que muchos de los atletas que ayuda, Athletes Connected encuentra su fortaleza en el trabajo en equipo.

Esto inicia en los departamentos atléticos, donde los entrenadores, quienes ven por los atletas lesionados y con bajo rendimiento, son muchas veces quienes guían a los estudiantes a la manera de Hansen. Esta conexión personal se suma a los poderosos recursos médicos de la universidad y el Centro para la Depresión. La misión defensora del dicha institución es reforzada por los resultados de la SPH, y éstos pueden ser utilizados para ayudar a mejorar los tratamientos de salud mental.

Aunque los resultados tempranos y anecdóticos de Athletes Connected son positivos hasta el momento, Eisenberg cree que aún falta un largo camino por recorrer. De todas formas, la conversación que rodea el programa es una señal de mejora sobre el silencio ensordecedor que suele haber en torno a la salud mental.

"La principal evidencia del éxito es…la cantidad de entusiasmo que hemos visto por parte de los estudiantes-atletas, administradores, el departamento atlético, en realidad de toda la comunidad del campus", dice Eisenberg. "Gente de todo el país se comunica con nosotros para decirnos que están emocionados por el programa. Sin duda existe un gran nivel de interés. Hasta el momento, es todo lo que pedimos".

Athletes Connected cuenta con algo que un corredor como Adam Kern puede valorar: un arranque sólido.