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las corporaciones apestan

NXT, WWE y la batalla entre el espíritu indie y los grandes negocios en la Lucha

Una interesante batalla indie entre dos grupos en la lucha
Photo by Tabercil, via Wikimedia Commons

NXT, el circuito de desarrollo de la WWE, sabe armar shows de lucha muy buenos. Tan buenos que de hecho se rumora que la lista principal de luchadores se encuentra en un estado de perpetua molestia por ser exhibidos por los trabajadores menos experimentados de NXT. Los rumores son creíbles primordialmente porque los luchadores de NXT muchas veces suelen opacar a los grandes nombres de la promoción. NXT le permite a sus luchadores más libertad creativa, algo que podría resentir a aquellos que están más arriba en la cadena alimenticia envueltos en rígidos promocionales y tediosas historias. Cuando los hombres y mujeres en las listas principales querían convertirse en luchadores y luchadoras, buscaban el tipo de libertad que NXT provee.

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Por todo ello, es importante entender que NXT no es solo, o siquiera principalmente, un show de lucha. NXT es, primero que nada, una fábrica dedicada a pulir los mejores talentos de lucha independiente. Después se dedica a alimentar el producto mejorado a la máquina de deportes de entretenimiento que ha dejado al plantel principal de la WWE mal parado.

Leer más: ¿Por qué la WWE quiere cortar de tajo todos los esfuerzos de promoción de lucha independiente?

Para fabricar eficazmente estos luchadores para la WWE, NXT (y su branding previo como FCW) necesita un suministro constante de materia prima, suministrada por grupos independientes y locales de lucha alrededor del mundo. Dean Ambrose llegó después de todo una carrera trabajando en peleas de muerte. Seth Rollins trabajó hasta el cansancio en Ring of Honor antes de marcharse a Florida. Y la lista sigue: Luke Harper, Cesaro, Sara Del Rey, Samoa Joe. Hay una lista extensa de ex leyendas indie y demás personajes que se han inscrito para trabajar con NXT y ascendido a las grandes ligas cuando los peces gordos de Stamford deciden que están listos.

El apetito de la WWE por el talento parece no tener límites. La legendaria luchadora Kana (ahora Asuka) y la increíblemente talentosa Uhaa Nation (ahora Apollo Crews) son las adquisiciones más recientes de NXT. No serán las últimas. Se rumora que luchadores como el campeón de Ring of Honor, Jay Lethal, y Chuck Taylor podrían unirse.

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Lo que hay que recordar es que la WWE no es una compañía de lucha más. Es "La" compañía de lucha, a pesar de su actual o futura calidad. La WWE no solo quiere contratar a todos; sino que puede contratarlos. Miran con cuidado a NXT, y podrás darte una idea de que todo esto podría ser el plan de la familia McMahon.

NXT está claramente basada en los shows más relajados que puedes encontrar en tours o en la armería de tu ciudad. Ofrecen libertad creativa a sus luchadores, pero hay algo más que atrae de estas promociones independientes. Se ven y sienten locales y hogareñas —poca asistencia, alumbrado menos espectacular, peleas más alocadas—. NXT es un simulacro de la experiencia de lucha indie traída por shows como CHIKARA y Ring of Honor.

Con la WWE, al parecer, organizando eventos de NXT, la competencia ROH busca arruinar su negocio, y hay un indicio de gentrificación sobre todo esto. NXT es el intento de la WWE por llegar a una estética y cultura de la cual, irónicamente, los productos mainstream de la WWE se tratan desesperadamente de distanciar. Tal vez no nos sorprende que el luchador en desarrollo que más emociona a Vince McMahon sea Roman Reigns, el tipo más desabrido que han intentado inflar desde que su primo, "The Rock", se vistió con moños.

La preocupación es que la WWE sea exitosa, y que las organizaciones independientes que sí pueden pagar a sus luchadores tarde o temprano pierdan talento. Si esto llegara a suceder, no sería culpa de los luchadores, quienes han sufrido por años para obtener un pago estable. Ni tampoco de las promociones independientes que siempre están bajo presión, incluso en las mejores circunstancias. Ni siquiera de NXT, la cual puede ser vista como una carta de amor de Triple H y de Dusty Rhodes para la hermosura brutal de la lucha independiente. Sería culpa de la WWE y de la torcida lógica que tomó control el día en que la WWE se hizo pública, y que desde entonces ha sembrado su temido camino hasta hoy.

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Luchar es difícil. Trabajar frente a multitudes es difícil. A lo mejor lo más difícil de ser luchador es decidir qué parte de tu personalidad exagerar a niveles míticos. Los mejores luchadores no son, ni nunca han sido, aquellos a los que una corporación les entrega su personaje, sino aquellos que lo encuentran por sí solos. Ric Flair utilizó la parte decadente de su personalidad para convertirse en "The Greatest". El mismo cuento básico se repite en historias y biografías de luchadores una y otra vez. Son artistas del entretenimiento y están orgullosos. Casi siempre también están en lo correcto.

La WWE puede suprimir dicho proceso creativo, y limitar a los luchadores a lo que ellos creen que realmente funciona. Creo que puede ser reprimido más fácil de lo que muchos se imaginan. La WWE es un monstruo, y una compañía es mucho más peligrosa cuando sospecha un monopolio. La máquina tiene que alimentar, acrecentándose cada vez más, al mismo tiempo que protege sus ganancias y se deshace de la competencia.

Hace unos meses, Triple H dijo que NXT es cada vez menos un territorio de desarrollo y más una marca. Esto es obvio: independiente pero accesible, alocada pero no peligrosa. Al hablar de NXT como una marca propia, Triple H está revelando el plan de la WWE, el cual consiste en trasladar la lucha indie bajo la protección de la mega corporación. Creo que funcionará porque ya que no puedo asistir a muchos shows de lucha indie, nunca dejaré de ver un evento de NXT. Hay buena acción y tiene a las mejores estrellas, todo desde la sala de mi casa, a través del brillo de un monitor.

¿Morirá algún día la lucha independiente? Por supuesto que no. La lucha está en todos lados, es demasiado atractiva, y fácil de organizar en muchos lugares. Pero puede ser aplacada, al punto que la WWE puede matar a la gallina en su búsqueda sin escrúpulos por la última docena de huevos de oro. Es fácil creer que dicho proceso está en camino con Stamford tratando de contratar a todos, pero es perturbador que a pesar de todos los huevos de oro que ha traído, la WWE siga sirviendo platillos tan desabridos.