¿La pelota trae bisteck?: Las cifras y las voces que acusan alteración en la bola en Grandes Ligas
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¿La pelota trae bisteck?: Las cifras y las voces que acusan alteración en la bola en Grandes Ligas

Estudios recientes han vuelto a poner sobre la mesa una supuesta alteración en la pelota que se utiliza en Grandes Ligas. Estos estudios confirman que desde 2015, la pelota ofrece menos resistencia al aire, y se ha disparado la cifra de jonrones.

En el argot y el cotilleo en corto del lenguaje del beisbol circula mucho la palabra bisteck. Se utiliza como una forma de mantener en secreto palabras tóxicas o incendiarias como las palabras esteroides, hormona del crecimiento humano, o para camuflar en el lenguaje cualquier otra sustancia prohibida para mejorar el rendimiento. Por eso, cuando Aaron Judge dejó a todos con la boca abierta la noche del pasado lunes en el Home Run Derby de 2017, con lo descomunales que fueron sus batazos, se reactivaron las sospechas: ¿Aaron Judge se metió bisteck? Él no. La pelota de juego, sí.

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Y es que varios estudios recientes reactivaron una discusión que empezó a originarse desde 2015: ¿Se ha cambiado la estructura física de la pelota de juego en Grandes Ligas? ¿Vuela más? ¿Es más viva?

Hay muchos elementos que se suman a la polémica. El clima, la altitud, la manera en la que está confeccionada y fabricada la pelota, además del uso de las sustancias para mejorar el rendimiento.

De acuerdo con el sitio FiveThirtyEight y las nuevas métricas para estudiar el juego de beisbol, se ha determinado que la cantidad de cuadrangulares y elevados profundos han ido en aumento desde 2015 en las Grandes Ligas. Las cifras que muestra FiveThirtyEight dan cuenta de que la cantidad de jonrones con respecto a las pelotas bateadas se disparó dramáticamente en el último par de años, superando incluso a los años más explosivos de la Era de los Esteroides de finales de los 90 y comienzos de los 2000.

Las teorías de conspiración surgen a cada momento cuando una esférica es bateada por encima de la cerca de los 30 parques ligamayoristas.

El tema ha sido tan controversial que ha originado diversos estudios con la finalidad de establecer si algo cambió en la pelota de juego o si algo está sucediendo en el beisbol. De acuerdo con un artículo del portal Ringer, se realizó un experimento con tres docenas de pelotas utilizadas en encuentros ligamayoristas, de las cuales 17 pelotas se utilizaron antes del Juego de Estrellas de 2015. Ringer encontró evidencia de que éstas empezaron a rebotar más durante la temporada de 2015, lo cual explica una buena parte del alza en la tasa de cuadrangulares.

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Otro de los descubrimientos fue que, desde 2016, las pelotas se redujeron en tamaño y las costuras eran menos sobresalientes que antes, cambios que ayudaron a perder resistencia al aire, es decir, a ser más proclive a llegar más lejos, la diferencia suficiente para hablar de un elevado en la franja de advertencia o caer en las primeras filas de asientos en los bleachers. Esas teorías, sin embargo, todavía no se han podido hacer válidas, y el misterio continúa.

Por su parte, y de acuerdo con declaraciones del comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, y los directivos de la empresa Rawlings (la que fabrica la pelota oficial de MLB), así como algunos otros laboratorios tecnológicos, no dejan de asegurar que este año la pelota no se modificó en su elaboración.

La voz de aquellos que utilizan la esférica de 108 costuras a diario como una herramienta de trabajo, relata una historia completamente diferente, y piensan que sí está ocurriendo algo.

"Al cien por ciento. Todos hemos hablado de eso", le dijo David Price, lanzador de los Medias Rojas de Boston, al USA Today el pasado 29 de junio sobre este candente tema.

Aunque nadie está públicamente acusando a Major League Baseball por alterar en secreto las pelotas, y las pruebas se han encargado de asegurar que la mayoría de los peloteros no están alterando sus cuerpos, en general, los serpentineros entrevistados por el USA Today, creen que las pelotas que se están usando esta temporada son diferentes a las del año pasado.

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"Hay mucha inconformidad con la pelota, y a mí me están diciendo lo mismo. Estás viendo batear a los tipos hacia la banda contraria, romper sus bates y las pelotas están volando. Son las pelotas, están lanzando más duro con ellas, pero se están moviendo menos, se están quedando justo en la zona", le dijo a ese rotativo estadounidense Dan Warthen, coach de pitcheo de los Mets de Nueva York.

El portal FiveThirtyEight hace notar que desde hace un par de años ya hay un experimento que está en marcha y que ayuda a medir la velocidad con la que la esférica es disparada por un madero. El famoso sistema Baseball F/X (que consta en cámaras y radares con tecnología de última generación) se encarga de registrar la velocidad después de que la bola cruza el plato.

Un hallazgo significativo es que un lanzamiento promedio pierde unas 7.4 millas por hora camino al pentágono, y la cantidad exacta de velocidad que pierde depende de la densidad del aire, cuyos factores radican en la altitud, el clima y la humedad, pueden elevar ese rango a las 8.7 millas por hora o a las 6.5 en un ambiente húmedo.

En este mismo sitio web, con base en un modelo analítico y estadístico que mide los factores que influyen en qué tanto vuela la pelota (altitud, clima, humedad, etc), se ha determinado que de 2013 a la fecha la cantidad de cuadrangulares y de carreras anotadas con batazos elevados ha ido en aumento exponencialmente.

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De acuerdo con el modelo del físico experto en beisbol, Alan Nathan, el coeficiente de arrastre (es una cantidad adimensional que se usa para cuantificar la resistencia de un objeto en un medio fluido como el aire o el agua), es decir, en este caso, el índice de resistencia al aire, disminuyó 0.01 de 2015 a 2017. O sea, la pelota ofrece menos resistencia al aire y vuela más rápido y más lejos.

Eso podría no parecer demasiado, pero de acuerdo con los cálculos de Nathan, eso podría significar una distancia de 5 pies (1.5 metros) en un batazo elevado bien conectado, lo que podría traducirse en un incremento del 10 al 15 por ciento en el aumento de jonrones.

En los tres últimos años cabe la posibilidad de que se hayan efectuado pequeños cambios en la manufactura, diseño, confección y uso de materiales para la elaboración de las pelotas de beisbol. Incluso esos pequeños cambios pueden modificar el juego hacia un lado u otro, es decir, que las esféricas tiendan a ir para las gradas, o a los guantes de los jardineros. Sigue siendo todo un misterio lo que ocurre en la fábrica de Rawlings en Costa Rica, donde se hacen las pelotas con las que se juega en el beisbol de las Grandes Ligas.

No hay un posicionamiento oficial por parte de la oficina del comisionado o de las Grandes Ligas a este respecto, sólo hay un informe en el que notifican que de manera regular se efectúan pruebas con las pelotas, para asegurarse que éstas se mantengan dentro de los estándares de calidad y que no se ha encontrado ninguna alteración significativa. La firma Rawlings, tampoco se ha pronunciado al respecto.

Con estas consideraciones, tanto de un lado como del otro, los argumentos están expuestos y sobre la mesa, tanto si se quiere creer que la pelota ha sido alterada, o como que ésta sigue siendo fabricada de la misma manera que hasta antes de que la polémica comenzara a surgir.
Independientemente de la conclusión que cada uno saque sobre esto, parece inevitable que sigamos viendo descomunales cuadrangulares como los que ofreció en su más reciente recital el joven fenómeno de los Yanquis de Nueva York.