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Derrick Rose y los Cavaliers podrían estar hechos el uno para el otro

El MVP más joven en la historia de la NBA unirá fuerzas con el mejor basquetbolista de su generación, y los resultados podrían ser mejor de lo que muchos esperan.
Richard Mackson - USA TODAY Sports

Los basquetbolistas de la NBA que compiten en un equipo al lado de LeBron James se ven obligados a enfrentar más obstáculos abstractos que sus compañeros del resto de la liga. Desde sus juegos mentales en su cuenta de Instagram hasta la presión diaria de complacer a uno de los mejores de la historia; si quieres quedarte con el puesto con James a tu costado, más vale que te prepares para todo.

Derrick Rose, jugador talentoso de 28 años y desesperado por encontrar una última oportunidad en la NBA estuvo más que feliz de aceptar esta desventaja. Al firmar por un año y 2.1 millones de dólares con los Cavaliers de Cleveland, Rose se encuentra en la mejor posición de su carrera después de su lesión de ligamento cruzado anterior, ya que trabajará hombro a hombro con una fuerza surreal, imparable que podría ser la única persona viva lo suficientemente talentosa para sacar lo mejor de Rose.

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Rose estará rodeado del mejor ambiente, y su fichaje debería ayudar también a la franquicia de Cleveland que podría dejar de ser relevante si no hace algo al respecto. Las expectativas deben ser realistas —es decir, nadie debería creer que Rose es la pieza faltante de un equipo contendiente al título, sobre todo jugando contra los Warriors de Golden State— pero aquellos más racionales deberán reconocer quién es Rose en la actualidad y lo que aún puede hacer.

En su única temporada con los Knicks de Nueva York, Rose promedió 20 puntos cada 36 minutos con el porcentaje más alto de tiros desde que fue seleccionado para el equipo All-Star. Jugando bajo un nuevo contrato dentro de un sistema que no explotaba sus fortalezas, Rose aguantó su frustrante circunstancia, apenas concentrándose en mejorar a aquellos que lo rodeaban y obsesionado por llegar al tablero —de la cobertura defensiva ni hablamos—, obsesión que le ayudó a redescubrir el ritmo que en algún punto lo convirtió en uno de los atletas más famosos del mundo.

Sin embargo, su mentalidad presentó más dudas que certezas. Rose no era particularmente útil; pocos jugadores en la liga lucían más desinteresados en las tareas defensivas, y no cumplió lo que se esperaba de él. Pero esto no quiere decir que esté acabado o, incluso, que sea un jugador negativo. Un contexto brillante podría cambiar el curso de esta narrativa, y un papel más exigente podría mostrar la productividad de Rose.

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Pero LeBron tampoco puede ser la salvación de todos, y no todos pueden ayudar a LeBron. Rose posee algunas debilidades prácticas que no pueden ignorarse. Su porcentaje de triples fue de 27.1 el año pasado. Aún peor es la cantidad de triples (13) que acumuló toda la temporada; la más baja de toda su carrera. (Rose metió 16 triples en 10 partidos en 2014. ¡10 partidos!).

El peso de Rose fue inexistente. No puede darse ese lujo en Cleveland, particularmente si reemplaza a Kyrie Irving en la alineación titular. James depende de los espacios para desatar el caos; los jugadores que lo rodean deben obligar a sus defensas a una doble marcación o, mínimo, hacer pagar a los rivales desde afuera cuando dejen espacios.

Es poco probable que Rose prospera de la misma forma que los demás, pero no significa que no pueda ser exitoso en otros rubros. Rose promedió 5.9 tiros por partido en series ofensivas hacia el tablero la campaña pasada, el cual quedó en tercer lugar de la liga, y encestó el 51.2 por ciento. (Para fines comparativos, Irving promedió 5.5 por partido y clavó el 51.4 por ciento).

Rose sigue siendo lo suficientemente explosivo para llegar al tablero, pero el año pasado no lo hizo tan seguido. Su índice de asistencias disminuyó drásticamente a 22.8 —sólo su compañero Brandon Jennings tuvo peores números—. De los 27 jugadores en su posición que promediaron al menos cuatro tiros en el área restringida la campaña pasada, Rose quedó en la posición 22.

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Todo esto no es una buena señal, pero la ofensiva de Nueva York no funcionó cuando Rose se quedó en la banca. Los Knicks anotaron 107.3 puntos por cada 100 posesiones cuando Rose estuvo presente en la duela, y registró 101.8 cuando estuvo fuera. Una variedad de factores están detrás de estas estadísticas, pero al menos algunos sugieren que Rose no fue tan malo como se piensa. Sus tiros de media distancia estuvieron en el promedio, y funcionó a la perfección al momento de los pick-and-roll, ya sea que estuviera abajo o arriba de la pantalla.

Su exequipo tampoco estuvo muy interesado en lanzar triples, lo cual limitó el espacio para que Rose creara jugadas y atacara el tablero. Este no será el caso en Cleveland, donde Kevin Love, J.R. Smith, Kyle Korver, y Channing Frye, abrirán el juego todo el tiempo.

Rose debería estar más cómodo en este contexto, con mejores oportunidades para anotar y menos presión para realizar jugadas, pero no es una solución a largo plazo, sino una pieza útil. La presencia de Rose le permite a los Cavs reflexionar acerca de ofertas hipotéticas del Magic de Orlando como Aaron Gordon, Terrence Ross, o Jonathan Isaac —quien no puede ser intercambiado hasta el 31 de julio—y una selección protegida de primera ronda para 2018.

(Este paquete de jugadores no complemente necesariamente a James o hace de Cleveland un mejor equipo en una serie contra los Warriors, pero sí le otorga a la directiva más fichas de cambio que nunca).

Los Cavaliers no serán mejores con Ros de lo que eran con Irving, asumiendo que el cuatro veces All-Star se va de Cleveland. Pero el aporte que recibirán de Rose debería exceder al de cualquier otro jugador con un contrato similar. Rose nunca será el jugador que alguna vez fue, pero jugar al lado de LeBron y Love, dentro de un ambiente relativamente más funcional que el de Nueva York y Chicago, podría darle la mejor temporada de su vida.