En septiembre del año pasado, los fanáticos al beisbol despertaron con una pésima noticia: el prometedor lanzador de los Marlins, José Fernández, había fallecido en un accidente acuático. Nos enteraríamos seis meses después que Fernández se encontraba conduciendo el bote en el que viajaba con dos amigos más, también fallecidos en el accidente, mientras se encontraba bajo la influencia del alcohol y cocaína.Jeffrey Loria, el todavía dueño de los Marlins, comentó a finales del año pasado que le encantaría erigir una estatua del fallecido pelotero cubano en las afueras del Marlins Park, pero una gran mayoría de fans y directivos comentaron que se trataba más de un capricho de Loria por su cercanía con el pelotero que un deseo generalizado, sobre todo después de los resultados negativos de la investigación que culparon a Fernández del penoso y imprudente accidente. Ahora, los planes de Loria podrían venirse abajo por el cambio de propiedad.
Publicidad
Hace unas semanas, Derek Jeter y Bruce Sherman hicieron oficial la compra del conjunto de Miami, lo cual implica que cualquier decisión que tenga que ver con los bienes del equipo pasan a ser responsabilidad de los nuevos dueños. Por lo tanto, el plan de Loria quedaría en un "veremos". Hasta el momento, los nuevos mandamases no ha hablado del tema.¿Hasta qué punto sería una buena idea tener una estatua de un lanzador prospecto que murió no por obra del destino, sino por su falta de responsabilidad?
