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Copa Oro 2017

Es el sistema, no los jugadores: Las fallas de México que se han repetido en Confederaciones y Copa Oro

Tanto en Copa Confederacioens como en Copa Oro, a pesar de usar distintos jugadores, se han presentado las mismas fallas. Eso apunta al entrenador Juan Carlos Osorio.
Facebook / Selección Mexicana

Con el partido en que México derrotó 2 a 0 a Curazao termina su participación en fase grupos, dejando como resultado el primer lugar del grupo, fruto de 2 victorias y 1 empate, para un total de 7 puntos. El liderato del grupo en Copa Oro no se lograba desde el 2011, cuando Chepo de la Torre se encontraba al frente del equipo tricolor.

1. Rotaciones y habilitaciones

Al igual que en la Copa Confederaciones, las rotaciones y el utilizar jugadores en posiciones diferentes es el sistema que ha prevalecido. Aunque Juan Carlos Osorio no ha dirigido desde el banquillo por la suspensión que recibió en Copa Confederaciones, sí lo ha hecho desde los palcos con su asistente Pompilio Páez acatando en el campo.

Para el partido frente a Curazao fueron 10 las modificaciones con respecto al partido contra Jamaica. Solamente Orbelín Pineda repitió. En cuanto al tema de los jugadores en posiciones diferentes a la habituales se podrían mencionar por ejemplo el mismo Orbelín, que siendo un interior o bien un media punta, ha sido utilizado como extremo por izquierda. Otro caso es el de Raúl "Dedos" López, quien normalmente se desempeña como lateral derecho y contra Curazao saltó como extremo por derecha.

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No todo es malo en esta Copa Oro. Si por algo se le criticó fuertemente a Juan Carlos Osorio durante la Copa Confederaciones fue porque no utilizó laterales nominales. Si bien es cierto que ha recurrido a habilitar al canterano americanista Edson Álvarez como lateral derecho cuando su posición tradicional ha sido central, cabe destacar que Álvarez no lo ha hecho mal; ha ayudado en la elaboración del juego, además que se agrega al ataque como lo hizo contra Jamaica. Cuando Álvarez se agregaba, Dueñas ocupaba la zona que dejaba Edson.

En este último encuentro contra Curazao, Edson Álvarez inició en la banca, pero cuando entró lo hizo en el medio campo formando una doble contención con Jorge Hernández. Es decir, un central, habilitado como lateral derecho o como contención.

Fue ante Curazao donde Pompilio Páez, auxiliar técnico de Juan Carlos Osorio, mandó al campo, ahora sí, a dos laterales nominales y no jugadores convertidos a esa posición. Luis Rodríguez por derecha y Luis Reyes por izquierda, este último, el único jugador que participó en Copa Oro y Copa Confederaciones. El utilizar laterales nominales le brindaba al equipo mexicano mayor profundidad; por izquierda, Reyes ayudaba a Sepúlveda, pues cuando este último realizaba diagonales hacia pasillo central, Reyes ocupaba el pasillo lateral y así realizar un ataque zonal. Por derecha hacían lo propio Rodríguez y López, a ellos se les sumaba también Orbelín Pineda.

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2. Las bondades y pecados del medio centro

Este grupo que se convocó para disputar la Copa Oro lleva cinco partidos jugando juntos, dos de ellos amistosos y los tres de la fase de grupos de la Copa. En todos estos partidos, el cuerpo técnico mexicano ha formado con un medio centro nominal, mientras que en el Copa Confederaciones, aunque también usó un medio centro, ese jugador fue Héctor Herrera, un jugador habilitado en esa posición que no era nominal. En los dos amistosos previos, y luego en los dos primeros de la Copa Oro, fue Jesús Molina quién ocupó esa posición. Para el partido contra Curazao el medio centro fue Jorge Hernández, un jugador más dinámico con buen sentido de la ubicación, recuperación y creación. Ambos, aunque con características distintas, son mediocampistas nominales en su posición y no adecuaciones.

Uno de los principales aspectos a trabajar sigue siendo la zona defensiva. Y es que a México, con poco ataque, le generan mucho peligro. Por un lado, es cierto que con un medio centro nominal se ve más organización en pasillo central, pues los centrales no tienen que abandonar su zona; pero por el otro lado, ese mismo pasillo lateral sigue causando problemas cuando sus jugadores se incorporan al ataque y dejan grandes espacios en esa zona del campo. Un problema que se presentó contra Alemania, que aprovechó esos espacios en Copa Confederaciones, pero que se manifestó también contra Jamaica en Copa Oro, pues las pocas oportunidades que tuvieron fueron en las contras rápidas. Curazao también generó peligro de esa forma. Es decir, un problema que se presenta en dos torneos y con distintos jugadores evidencia una falla que es del sistema, y no necesariamente por los jugadores. Es de las notas mentales que Juan Carlos Osorio tendrá que tener a la mano para ajustar.

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3. Mucha posesión, poca lucidez

El equipo de Curazao tuvo solamente el 36 por ciento de la posesión del balón, pero eso le bastó para disparar en 12 ocasiones al marco mexicano y que Jesús Corona se exigiera al máximo en cuatro oportunidades, además de los dos disparos al poste.

Otro aspecto a trabajar es el ataque. Al igual que en Copa Confederaciones, México ha tenido el balón durante grandes lapsos del juego. Son los amos de la posesión, desarrollan jugadas, transitan el balón de lado a lado con serenidad. Pero cuando llegan a tres cuartos de cancha, todo se nubla. No ha habido lucidez para rompar el cerco rival, no hay sincronía en los movimientos. Y esto obedece a que en estos torneos México no ha tenido un jugador en buen momento que marque diferencia en ese sector del campo.

La idea de trabajo existe para los delanteros, y se puede observar con las llamadas rupturas de apoyo, o las rupturas de desmarque, las cuales consisten en generar espacios que después son aprovechadas por los jugadores que llegan de segunda línea. En Copa Confederaciones, estos movimientos los realizaban Javier Hernández o Raúl Jiménez, para que llegaran de segunda línea Jonathan Dos Santos o Andrés Guardado por ejemplo. En Copa Oro, este movimiento lo realizan Barragán, y el "Cubo" Torres, para que lleguen de segunda línea Dueñas o Gutiérrez.

El principal problema para México es que con su esquema habitual, el 1-4-3-3, queda con un solo delantero en pasillo central, cuando la tendencia en el futbol moderno es que se está regresando a la línea de cinco defensores en el fondo. Al final, ese centro delantero mexicano temrina muchas veces en clara inferioridad numérica de 3 a 1.