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De nada sirvió la traición a su estilo, La Volpe consumó el fracaso

El técnico argentino priorizó los resultados al juego atractivo que lo caracterizó y fracasó sin siquiera llegar a la liguilla

"Vamos a buscar un título, sin duda, pero sé que eso no depende sólo de mí, no soy mago", dijo La Volpe cuando fue presentado en América entre las críticas porque su último título tiene como fecha 1993 con Atlante. El argentino ni siquiera pudo pelear por ninguna de las copas en disputa este torneo, fue eliminado en la Copa Mx frente a Tijuana y Pachuca los dejó sin liguilla en el último partido en casa. Este domingo anunció su salida del club.

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La falta de confianza en su proyecto se reflejó en las bajas entradas en el Estadio Azteca. A excepción del partido ante Cruz Azul, la asistencia no rebasó los 38 mil aficionados y la cifra total de los ocho partidos en casa fue de 250,950, una diferencia de casi cien mil con respecto al Apertura 2016, a la llegada de La Volpe para suplir a Ignacio Ambríz. Jugaron las dos últimas fechas en su territorio, dos victorias los habrían metido a la competencia, pero ambos los perdieron.

El objetivo era salir del fracaso que representó su Centenario sin ningún título y especialmente después de ser eliminados por Chivas en la Copa Mx. De La Volpe se esperaba un juego atractivo, el que presumía hace unos años y lo colocó en un puñado de clubes nacionales y hasta en la Selección Mexicana, terminó traicionando su propio legado con planteamientos defensivos cuya intención era solo el resultado. Así podría explicarse que su afición prefiriera perderse el ambiente de los partidos en vivo tras la final perdida frente a Tigres en diciembre.

"Sí me siento mal, pero te la cambio ¿pierdo?, pierdo y me matan. Te llaman por una situación mala, tienes que dar una solución como sea, no puedo seguir perdiendo. Tenía una bomba de tiempo y tenía que sacar los resultados a como diera lugar", dijo a TDN al ser cuestionado sobre su estilo de juego y el posible muerte de la filosofía que impuso: "Ni loco". Pero no por ahora, no con América.

Las Águilas ganaron siete partidos, la misma cantidad de encuentros perdidos, en un torneo en el que Morelia, equipo al borde del descenso hasta el último minuto, alcanzó a calificar. La estrategia de La Volpe que lo llevó a traicionar su estilo tampoco surtió el efecto esperado, a pesar de una buena racha sin recibir gol en casa, fue en las dos últimas fechas con necesidad de triunfo encima, cuando encajaron los únicos cinco del torneo. Los resultados no llegaron y sin haberse confirmado la eliminación anticipó su destino, lo llevó Peláez y ahora ya no está, todo el torneo se ha hablado del reemplazo en el banquillo: "Se fue el director deportivo, se habla de que se pagó otro técnico".

América es libre, no como quisieran. La marca de presencia en fases finales consecutivas se rompió, la ocasión once se les fue de las manos junto al invicto en el Azteca que nunca fue argumento suficiente para desear la continuidad de su proyecto. La Volpe no es mago.