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manejo de ira

El portero de Montreal se hartó del rival y lo agarró a golpes

A Carey Price no le pareció la entrada del delantero rival y no esperó tampoco a que nadie le viniera a ayudar.

La portería es una posición ambivalente: el último soldado que cuida la fortaleza, el responsable de ver de frente todo el campo, el de los errores más visibles, y, por esa misma singularidad, el más cuidado después de los estrellas. Al portero, pues, se le respeta. Es común, en los hielos profesionales de la NHL que los jugadores cuiden al portero de cualquier impacto excesivo como se cuida la cristalería fina. A pesar de que el contacto es pródigo, al portero se le dispensa una mirada de más.

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Carey Price, estelar portero del histórico Montreal, es conocido por el temple cuando para. Frio, preciso en sus movimientos, exacto en sus esfuerzos, ni asomo de pánico cuando hay tres corpulentos amenazando su portería. Todas esas cualidades que tienen al nacido en Anahim Lake ganando unos siete millones de dólares de sueldo, en el partido más reciente se fundieron en una sola: la rabia.

Cuando Kyle Palmieri atacaba la red perseguido por un defensa de Montreal, perdió el filo y acomodó el golpe justo sobre la rodilla del portero. Este, ya cabreado por una jugada similar que derivó en el primer gol en contra, decidió hacer de justiciero en ese instante.

Los golpes no fueron, como suelen serlo en otros campos, nominales. Tampoco fue un bombazo de nocaut. Fueron la justa medida de violencia para enfatizar el punto: "¡basta ya!"

Carey Price. — TSN Hockey (@TSNHockey)9 de diciembre de 2016

Tanta energía habrá servido, porque los Canadiens ganaron 5-2, y continúan con paso bravo 18-6-3 en la temporada, primeros en su división. Hoy por la noche juegan contra el Avalanche de Colorado y Price está anunciado bajo los tres postes.