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Las Finales

Los Cavaliers necesitan ensuciar las Finales de nuevo si pretenden coronarse

En lugar de intentar superar a Golden State en el marcador, LeBron James y compañía deberían hacer un cochinero como en 2015.
Kyle Terada-USA TODAY Sports

LeBron James estuvo magnífico. Kevin Love disputó su mejor partido de campeonato. Los Cavaliers de Cleveland obligaron a los Warriors de Golden State a entregar 20 veces el balón, ganaron la batalla de puntos sobre la pintura, e incluso hicieron que Draymond Green siguiera cometiendo faltas.

Y ni así pudieron evitar que los Warriors les pasaran por encima la noche del domingo en el Juego 2 de las Finales de la NBA.

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Después de sufrir una sacudida por marcador de 132-113 y estar 2-0 abajo en la serie, los Cavaliers tendrán que remar contra corriente, reagruparse y tratar de defender su campeonato. Circunstancias complicadas requieren medidas desesperadas.

Cleveland ha forjado su identidad actual alrededor de una ofensiva con poder, pero los Cavs están siendo superados en triples y clavadas, al igual que por algunas heridas autoinflingidas. Resulta que intentar superar por puntos a un rival cuyo equipo incluye a jugadores como Steph Curry y Kevin Durant no es precisamente el mejor plan para ganar.

Para poder revertir el panorama o, al menos, tener una ínfima oportunidad, Cleveland debería considerar seriamente olvidarse del estilo de juego que perfeccionó todo el año. Si hay algo que las Finales del año pasado nos enseñaron es que siempre hay tiempo para hacer ajustes.

Estos son tres puntos clave que los Cavs necesitan mostrar en el Juego 3.

Bajar el ritmo

Queda claro que Cleveland creyó que podría jugarle a Golden State al tú por tú. También queda claro que Cleveland se equivocó. En la temporada regular, los Warriors fueron sólo uno de dos equipos que promediaron más de 17 puntos al contragolpe por partido. Hasta el momento en las Finales han promediado 29.

Todo mundo sabe que los contragolpes son el arma más destructiva de los Warriors. Sin embargo, en el transcurso de dos juegos Cleveland ha sido incapaz de detenerlos o no ha tenido la disposición de hacerlo. Esto tiene que cambiar. Similar a lo que hicieron en las Finales pasadas, los Cavs necesitan sacrificar su ofensiva de media cancha para mejorar la transición en la defensiva.

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Cleveland tiene a los jugadores para hacer este ajuste rápidamente. Por sí solo, LeBron James puede imponer un ritmo más lento si mantiene el balón en sus manos en la mayoría de las series ofensivas (como ejemplo, véase las Finales del 2015). Con el espacio adecuado alrededor de James, los defensores tienen que pensar dos veces antes de aplicar una doble marcación o presionarlo de más. Este miedo mantiene a las marcaciones a distancia, y le permite a James quemar tiempo antes de aplicar cualquier jugada con dirección al tablero.

Kevin Durant guards LeBron James

Cuando no tienes de otra más que aguantar el balón. Foto de Cary Edmondson-USA TODAY Sports

¿Acaso la eficiencia de puntos de Cleveland disminuirá ensuciando el partido? De forma dramática, pero, en teoría, la recompensa traería muchos beneficios. Primero, le daría a los Cavs más oportunidades para regresar a la labor defensiva y mantener el balance en la duela, frustrando la transición de los Warriors al ataque. Segundo, le permitiría a James —quien promedia 39.7 minutos por partido en las Finales y sólo descansa en tiempo perdido— recargar pila. Dado el peso que resta sobre sus hombros en ambos extremos de la duela, cualquier oportunidad para descansar será bienvenida.

Tercero, pocas posesiones se traducen en una mayor varianza —los Warriors tienen menos posibilidades de organizar un ataque, y mejores probabilidades para los Cavs de mantener el marcador cerca en cualquier momento—.

Finalmente, bajar el ritmo ayudará a Tristan Thompson a atacar el tablero. Hasta el momento, Thompson sólo cuenta con cinco rebotes ofensivos en casi 44 minutos de juego. No es suficiente. En el caos ofensivo de media cancha, Thompson tiene varias responsabilidades que culminan con él haciendo temblar el tablero. Además, los Warriors han podido cubrir terreno en la mitad de la duela para disputar tiros mientras encuentran a alguien que lo cubra para los rebotes. Si ensucian el partido tal vez vean cambios.

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Más espacio

¿Una de las llaves para vencer a los Warriors? Mantener a los defensores de las bandas lo más lejos posible del aro. El empeño de Cleveland de penetrar el tablero a veces hacen que esto sea difícil. En este video, observemos cómo la búsqueda de Kevin Love para regresar a la posición de rebotes atrae a Kevin Durant para bloquear a Channing Frye. Ahora imaginemos qué habría pasado si Love se queda en la esquina. La jugada funcionó porque obligó a Frye a ir hacia el aro, pero la decisión de Love de atacar el tablero echó a perder el espacio y se convirtió en un tapón facilito.

Este es sólo un ejemplo de las numerosos y complicados cálculos que los Cavs tienen que hacer a la ofensiva. Por una parte, necesitan desesperadamente puntos surgidos de segundas oportunidades: los Warriors los han superado en esto en dos partidos a pesar de que los rebotes ofensivos supuestamente son la debilidad de Golden State. Por otra, Cleveland tendrá que hacer todo lo que tenga en su poder para mantener los espacios y ayudar a los defensores a cubrir tanto territorio como sea posible. ¿Podrán los Cavs encontrar el equilibrio correcto?

Dejar de regalar puntos

Ningún ajuste servirá si Cleveland continúa regalando puntos a Golden State. Las pérdidas de balón y los contragolpes son el problema principal, pero los Cavs también comenten faltas innecesarias y tienen rachas donde se pierden a la ofensiva. Esto tiene que acabar.

En el Juego 2, J.R. Smith regaló no una, sino dos faltas de tiro libre de los cuales una provocó una jugada en contra de cuatro puntos; se otorgaron siete puntos en total. Mientras tanto, Steph Curry llegó a la línea de tiros libre en 14 ocasiones. Estamos hablando de un tirador con un 90 por ciento de aciertos en tiros libres. Hagan las sumas y restas.

Golden State Warriors celebrando

Foto de Kelley L Cox-USA TODAY Sports

Cleveland ha sufrido todo el año para comunicarse en las pantallas y al momento de cubrir a los tiradores. Los Cavs se encuentra más atados de manos ahora que en sus últimos 86 partidos. Algunas de estas lagunas pueden ser corregidas con una inyección de energía y voluntad, pero hay otras que se han hecho un hábito a lo largo de la campaña. Los Cavs necesitan cambiar su plan de juego, y entre más pronto mejor.

Este equipo de Cleveland no se armó para jugar sucio pero podría ser su única manera de competirle a Golden State. A estas alturas, LeBron James y compañía tienen poco que perder.