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el más chingón

De cómo André-Pierre Gignac conquistó el futbol mexicano

André-Pierre Gignac llegó a México con muchas incertidumbres y en su apogeo. Unos años después su decisión no pudo haber sido más acertada.
Russell Isabella-USA TODAY Sports

Desde que la primera Eurocopa vio la luz en 1960, ninguna final se ha decidido por un goleador que resida en un club de otro continente. Los futbolistas de élite capaces de hacer la diferencia no dejan Europa durante sus años de apogeo. Es decir, con excepción de André-Pierre Gignac.

Luego de haber ganado un título de liga con Tigres de la UANL, el delantero nacido en Martigues estuvo a nada de hacer historia. La final de la Euro 2016 se encontraba empatada en el último minuto de tiempo reglamentario cuando Gignac se quitó la marca de encima y disparó por debajo del portero portugués Rui Patrício, tan sólo para ver cómo el balón rebotaba en la parte interior del poste y se alejaba de la portería.

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Gignac había estado en la cancha 12 minutos, pero de haber colado su remate habría sido recordado como el héroe inesperado de Francia. Pero como sabemos, Portugal ganaría en tiempo extra.

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"Habría atraído la atención del mundo si su remate hubiese entrado", reflexiona Samuel Reyes, el líder del grupo de animación de Tigres, Libres y Lokos. Sin embargo añade que la presencia de Gignac "es una gran vitrina para nuestro club ante el mundo".

Inmutado por la oportunidad fallida, Gignac regresó al seco calor del desierto de Monterrey, la tercera ciudad más grande de México, donde consolidó su estatus como leyenda de Tigres después de ganar su segundo campeonato en Navidad. Quizá Gignac sea la estrella menos anticipada en la historia del futbol mexicano.

Rodeada de montañas con formas peculiares, esta metrópolis en crecimiento ni siquiera figuraba como uno de los destinos de Gignac después de que su contrato en Marsella expirara en el verano de 2015. Una infinidad de equipos estaban interesados en el fornido delantero de herencia gitana que anotó 21 goles en la Ligue 1 aquella temporada, dos más que Zlatan Ibrahimovic cuando jugaba en el PSG.

En contra de toda expectativa, Gignac decidió unirse a Tigres en la búsqueda del club por convertirse en el primer club mexicano en ganar el prestigioso torneo de Latinoamérica, la Copa Libertadores.

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"He venido para ganar la liga y la Libertadores", anunció el francés a su llegada. Tigres perdería la final de la Libertadores ante River Plate, pero Gignac cumplió con la primera parte de su promesa al anotar goles cruciales en las finales del Clausura 2015 y Apertura 2016 ante Pumas y América, respectivamente.

Aunque las ambiciones de Tigres eran atractivos importantes para Gignac, el salario que le ofrecían y los bajos costos de vivir en México le ayudaron a convencerlo.

Un contrato publicado por Football Leaks el año pasado establece que Gignac gana un salario anual de 1 millón de euros netos. Sin embargo, Tigres comentó a VICE Sports que dicho documento, el cual no revela la cifra de fichaje del francés o los bonos, "no contiene las cifras reales". Los medios locales aseguran que gana cerca de 4 millones al año, más que cualquier jugador en México.

En un principio, el fichaje de Gignac fue recibido con confusión e incredulidad en su tierra natal. "La gente no entendía", dice Thomas Goubin, periodista francés que cubre futbol mexicano. "No sabían nada de Tigres o la liga mexicana. Creyeron que era una forma de hacer dinero mientras se relajaba y jugaba en un lugar placentero, parecido al retiro".

Aunque en ocasiones Gignac parece no lucir su mejor físico sobre la cancha (los fans contrarios en Francia solían burlarse con cánticos como "Un Big Mac pour Gignac" (una Big Mac para Gignac), el francés sólo tenía 29 años a su llegada a México, mucho más joven que la mayoría de las estrellas que pasan sus últimos años en Norteamérica. Aún presumiendo un toque excelso, fortaleza en el juego aéreo y un increíble olfato de gol, humilló a sus detractores anotando 44 goles en sus primeros 18 meses en Tigres, incluyendo varias voleas acrobáticas y disparos de larga distancia.

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Conocido localmente como "El Bombón" por su atractivo físico, Gignac provoca los gritos de apoyo más escandalosos cuando se anuncia su nombre en el Universitario. Los fans le llaman "el más guapo" y "el más chingón", mientras que los comerciantes en las afueras del estadio dicen que las playeras réplica más populares son las del francés.

"Es muy importante tanto para Tigres como para el futbol mexicano que un jugador de la clase de Gignac venga a jugar al continente americano aún cuando tiene la oportunidad de jugar en Europa", comenta Guido Pizarro, compañero de André en Tigres, para VICE Sports después de una sesión de entrenamiento. "Lo que más me impresionó fue su humildad. Venía de una liga muy importante en Europa, pero siempre estuvo dispuesto a adaptarse y dar todo por el equipo".

Mudarse de Europa a México es un gran choque cultural, pero Pizarro insiste que Gignac ha hecho que la transición sea lo más fácil posible. "Se ha adaptado a la vida en México muy bien. En ocasiones nos reunimos con nuestras familias. La verdad es que nos llevamos muy bien dentro y fuera de la cancha", dice Pizarro. "Siempre está de buenas y le gusta estar aquí. Le decimos que está medio loco porque se la pasa haciendo chistes o golpeando a otros chicos, jugando por supuesto".

Las redes sociales muestran una cara más alocada de Gignac. Poco después de la final de la campaña pasada, el francés subió a Instagram vídeos de él disparando pistolas y rifles. Días después, fue captado celebrando en un club nocturno en Cancún con un fan de Monterrey, quien inspirado por su encuentro con el delantero y por unas copas de más juró cambiarse de equipo. Otro vídeo muestra a Gignac y a uno de sus hermanos saltar del techo de su casa sobre una alberca.

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Por ello, quizás, no es sorpresa que Gignac haya desarrollado una relación cercana con los más de 3 mil Libres y Lokos que lo apoyan cada fin de semana.

"Nunca antes había visto tanto entusiasmo por la llegada de un jugador. Recuerdo el día que llegó al aeropuerto donde miles de personas le estaban esperando. Experimentamos un extraño sentimiento de fe y emoción", dice Reyes, quien creó el grupo de animación en 1998. "Siempre ha sido muy amable y abierto con nosotros, como si fuese un fan cualquiera del equipo. Incluso en una ocasión se puso a jugar futbol con nosotros. Este tipo de cosas no pasan todos los días, especialmente con una estrella internacional".

En lugar de tomarse la cascarita con poca seriedad, Gignac se tomó el partido en serio. "De hecho el juego se calentó", dice Reyes. "Estaba en su equipo pero estábamos perdiendo y se molestó porque no quería perder. Nos regañó pero terminamos ganando".

La actitud de Gignac sobre la cancha nunca cambia. "Siempre anota goles en los momentos importantes. Para mí es el jugador más importante en la historia del club porque siempre aparece cuando lo necesitamos", añade Reyes. "La gente aún no aprecia la calidad de jugador que tenemos. Cuando ya no esté aquí lo van a extrañar".

Ahora con 31 años, Gignac pretende terminar los 18 meses que le quedan de contrato a pesar de las continuas especulaciones de un posible fichaje en China. Es claro su amor por México y presume con orgullo que su hijo menor sea ciudadano mexicano. "Espero que el próximo año me pueda naturalizar. Sería un honor para mí porque me siento en casa. Me siento muy bien y mi familia también", dijo el delantero en mayo. "Espero quedarme muchos años aquí en Monterrey y en México. Me alegra que pueda dar una buena imagen de mi país en México y de México en Francia".

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Gignac demostró su aprecio por Tigres en enero cuando le pidió al tatuador César Ritual que le tatuara las marcas de un zarpazo de tigre en su brazo junto con el número 10 que porta en el club. Ritual ha tatuado a sus amigos y familiares, luego de que se hiciera amigo del padre de Gignac y tatuara a uno de sus hermanos.

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"Siempre hay un ambiente familiar en su casa. Tiene una casa grande con alberca y cuartos de sobra para poder invitar a más personas", dice Ritual. "Vive con su esposa e hijos, pero sus hermanos y padres lo visitan muy seguido. También sus amigos y primos, siempre está rodeado de gente de Francia".

Este apego a sus seres queridos no necesariamente significa que Gignac extrañe su hogar. "La primera vez que hablé con él me dijo que amaba México", dice Ritual. "Me dijo que la gente en Francia es un poco seria y malhumorada, y que siempre estaba nublado. Ama el calor y el carió de los mexicanos". Ritual dice que el cariño es recíproco, ya que Gignac posa cuando los fans le piden sacarse fotos, siempre con una sonrisa.

Ritual añade, reflexionando sobre el impacto de Gignac en México, "creo que le aporta algo positivo al equipo, a la ciudad y al país. Los fans sin duda lo aman. Nadie puede quitarle lo que ha conseguido. Incluso si se marchara mañana sería recordado como una leyenda".

Además de ganarse el corazón de los fans, Gignac ha cambiado una cuantas cosas en casa.

Pocos creyeron que tenía futuro con la selección francesa de futbol cuando se mudó a México, pero sus actuaciones convincentes le hicieron ganar un lugar en la convocatoria previo a la Euro. El año pasado disputó 13 partidos con Francia, misma cantidad que jugó en un período de seis años.

"La percepción en Francia ha cambiado. Algunos fans dicen que fue una excelente decisión ir a México y experimentar algo diferente e intenso", recalca Goubin, el periodista francés. "Creo que el fichaje le ayudó a su imagen porque ahora lo vemos como un pelador y alguien con una pasión verdadera por el futbol".

Tal vez Gignac no le haya podido dar la Euro a Francia, pero se ha ganado el respeto en su país y existe un lugar en México donde nunca será olvidado.