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La inexplicable vida y muerte del yihadista campeón de Muay Thai

Era tetracampeón mundial del Muay Thai y terminó uniéndose a ISIS. El autor de este texto le conoció y todavía no sé explica lo que sucedió.

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Valdet Gashi era un joven de 28 años con un brillante futuro por delante. Tenia una esposa que le amaba, dos retoños adorables y una exitosa carrera como luchador de Muay Thai por delante. Sin embargo, todo cambiaría dramáticamente en junio de 2015. Entonces un amigo colgó una advertencia pública en Facebook.

"Para aquellos que no lo sepáis, sabed que Valdet Gashi se ha unido a Estado Islámico (ISIS). Yo sugiero que todos les borremos de Facebook para demostrar que nuestro deporte no apoya a ese pedazo de escoria. Me siento profundamente decepcionado, porque hemos sido buenos amigos. Pero nuestra amistad ha terminado. Cualquier hombre que abandona a su mujer y a sus dos hijos para sumarse a una guerra que ni le va ni le viene no merece el menor respeto".

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La noticia cayó como un jarro de agua fría entre la comunidad del Muay Thai, especialmente entre aquellos que habían seguido de cerca la exitosa carrera del campeón. El mismo Valdet anunció su compromiso con la lucha en Siria a través de la misma red social. Entonces les pidió a sus amigos que no le juzgaran "sin antes conocer la historia entera". No importó. Fue denunciado. Suprimido. Y bloqueado. El héroe del deporte se había convertido en un ídolo caído… Y en un apestado. Los viejos amigos y los compañeros de lona le dieron la espalda y le desearon la muerte.

"Espero que un dron le reviente el culo", señaló uno.

"Disfruta de tus nuevos camaradas, los asesinos de bebés, enfermo de mierda", escribió un segundo.

Valdet Gashi había pasado de campeón del Muay Thai a palurdo yihadista.

A partir de junio de 2015 hubo un periodo de silencio. Muchos prominentes combatientes yihadistas en Siria, incluido Valdet, fueron informados por la cúpula de ISIS de que debían desvincularse de las redes sociales. Les contaron que las agencias de inteligencia ya habían ideado la manera de descifrar sus paraderos y de alcanzarles con un bonito dron si se conectaban. Entonces, Valdet habría sido transferido de la retaguardia a la primera línea de fuego. El 4 de julio de 2015 fue oficialmente dado por muerto en combate al norte de Siria.

¿Queréis aplicar la teoría de los 6 grados de separación a ISIS? La guerra global contra el terrorismo está golpeando a gente cada vez más cercana a mí. Primero fueron seis pupilos de mi antigua escuela, Holland Park, en Londres, que murieron combatiendo contra Estado Islámico en Siria.

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Ahora un tipo que conocía de la escena luchadora profesional en Bangkok ha corrido la misma suerte. ¿Qué es lo que lleva a la gente a dejarlo todo y a convertirse en fanáticos? Y no es que en Estado Islámico vayan cortos de reclutas, precisamente. Naciones Unidas ha estimado que hasta el día de hoy, entre 20 000 y 22 000 combatientes extranjeros se han unido a las filas de la organización terrorista en Sira e Irak.

¿Qué fue lo que llevó a Valdet a convertirse en un terrorista de Estado Islámico, en un soldado del enemigo? En una entrevista telefónica con los medios suizos celebrada poco antes de morir, Valdet asegurado haberse sumado a la causa yihadista para "ayudar y buscar respuestas". Lo que yo pienso, sentado en el taburete de un pub, es que Valdet era un joven enfadado. Claro que, a diferencia de otros muchos jovencitos enfadados, él no era un simple perdedor anónimo; él era un cuádruple campeón mundial en uno de los deportes más duros del mundo. Supongo que lo que pasa es que, en lo más hondo de su corazón, Valdet era un idealista. Era un romántico. Uno que quería convertirse en el depositario de una gloria mayor que le iba a deparar el cuadrilátero —quería convertirse en uno de los fundadores de un presunto Califato Islámico, un gloria más conectada con la eternidad.

Para Valdet, y para otros muchos como él, el llamamiento de Estado Islámico a las armas era y sigue siendo una aparente causa noble, un motivo por el que conocer una muerte presuntamente honorable. Pues sí, era un romántico. Y la guerra civil siria sería en su cabeza lo que la Guerra Civil española sería para George Orwell. Solo que a Orwell nadie le tomó el pelo. Y era anarquista.

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Valdet tendría que haberse quedado en casa con su mujer e hijos.

Yo prefiero recordarle tal y como era. Silencioso. Modesto. Encantador. Respetuoso. Valdet reunía lo mejor del deportista y del caballero, una combinación extremadamente difícil de encontrar. Y en el ring iba a muerte. Sumaba cuatro campeonatos mundiales y había llegado a combatir contra Shuki Rosenzweig, un ex compañero de vestuario en el gimnasio Rompo de Bangkok.

Comoquiera que Bangkok es una ciudad pequeña, yo siempre le veía por todas partes. Ya fuera aporreando sacos de arena en el gimnasio Fighting Spirit; entrenándose en el parque Lumpini, sentado en la parte de atrás de un mototaxi; zigzagueando las calles embozadas; o comiéndose un kebab en compañía de sus amigos en el barrio de Arab, en el centro. De hecho, lo difícil era no verle: su barba victoriana, su mirada amistosa y su cálida sonrisa eran reconocibles a leguas de distancia.

Ahora, un año y pico después de la ignominiosa muerte de Valdit, me estoy comiendo la cabeza con las contradictorias, inciertas y vagas informaciones sobre su muerte, tanto entre los supervisores internacionales como entre los medios de comunicación más serios. En el calor de la batalla, a veces la perspectiva de las cosas tiende a derretirse.

Valdet había declarado que su actividad en aquel momento consistía en patrullar el Éufrates, cerca de la frontera con Turquía. Allí los combatientes yihadistas se apostaban y se siguen apostando en busca de contrabandistas.

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Sin embargo, de acuerdo con la organización humanitaria Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (SOHR en sus siglas inglesas), Valdet habría sido arrestado por deserción, y habría sido confinado en una cárcel de Manbej, una ciudad ubicada al noreste de Alepo.

"Fuentes fidedignas", ha comentado la prestigiosa organización humanitaria radicada en Londres, habrían informado a SOHR de que los yihadistas habrían ejecutado al excampeón mundial por haber intentado desertar. Valdet se habría quedado horrorizado con las atrocidades que cifran el día a día de ISIS, y habría intentado huir rumbo a Alemania, donde residía. No lo conseguiría.

Entre 2014 y julio de 2015, el SOHR documentó 143 ejecuciones por deserción de combatientes yihadistas. ¿Era Valdet uno de ellos?

Más allá de las opiniones personales, he discutido el asunto con nuestro amigo en común, el que aparece al principio de este artículo.

"Valdet era feliz allí, hermano. Estaba viviendo el momento culminante de su vida", me ha asegurado.

Los comentarios sobre la muerte de Valdet no han dejado indiferentes a sus familiares más cercanos. Su hermano también ha acudido a Facebook para expresarse:

"Escuchad toda la propaganda que están haciendo. Valdet está muerto. Y todos estos comentarios enfermizos que aseguran que estaba huyendo… Son cosas que, simplemente, no podéis demostrar".

Tiene su razón.

Ahora el recuerdo cierra la puerta al hombre al que una vez creí conocer.

Lo creáis o no, tenía un brillante futuro por delante.