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Cuando los entrenadores pagan con retuits por no poder hacerlo con efectivo

Twitter está siendo invadido por jóvenes jugadores que buscan llamar la atención de sus posibles destinos universitarios.
Denny Medley-USA TODAY Sports

Si sigues a entrenadores de futbol americano o basquetbol colegial en Twitter, existe una gran posibilidad de que hayas sido testigo de cómo el reciclaje de las citas de Michael Jordan y versos de la Biblia fueron reemplazados repentinamente por retweets de jugadores de preparatoria que no podrían importarte menos.

Esto se debe a que el lunes, la National Collegiate Athletic Association (NCAA) comenzó a dejar que los entrenadores colegiales retuitearan las publicaciones de sus reclutas. Antes, los entrenadores y las escuelas no tenían permitido reconocer públicamente a aquellos atletas que reclutarían pero que no contaban con cartas de compromiso firmadas. La prohibición incluía a las redes sociales.

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El resultado del cambio de las reglas ha sido bastante absurdo. Por ejemplo, el entrenador del equipo de futbol americano de TCU, Gary Patterson, retuiteó 128 tuits de reclutas en un solo día. Antes del cambio, su promedio era de cuatro al día. Incluso en una ocasión, Patterson retuiteó hasta siete publicaciones sobre TCU de un recluta.

Pero no fue el único. P.J. Fleck de Western Michigan retuiteó a 22 reclutas inmediatamente después de media noche. Pat Fitzgerald de Northwestern dijo que no haría lo mismo en proporciones tan descabelladas, pero que sí lo hará cada vez que un jugador muestre su compromiso con la escuela.

La estrategia de Fitzgerald es inofensiva, pero aún así tiene detractores.

am I still a Northwestern football fan if I just unfollowed Northwestern's football coach

— Rodger Sherman (@rodger_sherman)August 1, 2016

Hay dos cosas a saber acerca de la nueva regla. La primera es que por más molesta que parezca esta práctica, es obvio que funciona. Por más que odiemos admitirlo, en realidad nos agrada cuando las personas que respetamos comparten nuestras publicaciones, ya que tenemos una mejor imagen de ellos. En este caso, también ayuda a que los reclutas crean que se están dando a conocer.

Fitzgerald lo sabe mejor que nadie. La semana pasada, bloqueó accidentalmente a The Champaign Room, el sitio de Illinois de SB Nation. Como era de esperarse, la página le respondió al entrenador rival:

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.— The Champaign Room (@Champaign_Room)July 25, 2016

Pero posteriormente Fitzgerald se disculpó, y el blog decidió que había sido suficiente para arreglar el malentendido y compartió su publicación.

— Pat Fitzgerald (@coachfitz51)July 25, 2016

La interacción con alguien famoso puede cambiar nuestra perspectiva de dicha persona. La misma dinámica aplica para entrenadores y jugadores —lo que significa que los retuits son algo bueno para los primeros, aunque puede ser molesto e innecesario para cualquier otra persona que siga sus publicaciones—.

La segunda cosa que hay que saber sobre este cambio, y sobre la fiebre de los retuits, es que se trata de un gracioso y ridículo reflejo de la NCAA. Y mejor ni mencionar las restricciones económicas que la asociación fija sobre los atletas universitarios.

Piénsalo con detenimiento: la NCAA —la cual fue creada supuestamente para regular la seguridad del jugador y promover la educación— se encontraba en el negocio de la regulación de tuits. Las escuelas miembro de la asociación estaban (todavía lo están) paranoicas por la posible ventaja que podrían adquirir sus rivales y por ello no permitían a las escuelas comunicarse con los fans para dejarles saber qué jugadores reclutarían.

Ahora que el embargo de Twitter ha sido eliminado, las publicaciones compartidas se han convertido en la moneda del internet. ¿Por qué no? En lugar de usar dinero en efectivo para expresar lo mucho que valoran a los atletas, como cualquier otra industria en el mundo, los programas universitarios están recurriendo al botón de retweet. Es tonto e ineficiente, seguro, pero lo mismo aplica a la hora de construir fastuosas instalaciones y entregar contratos millonarios a entrenadores para atraer talento atlético que no puedes pagar directamente.

En las prisiones, los presos se inventan formas ingeniosas de pago: tabaco, drogas, favores sexuales, golpes y, sobre todo, timbres postales; así es, timbres postales. Lo cual suena casi tan tonto como los retuits. Pero no lo es en realidad, porque estar en la cárcel no te priva de tus bienes o servicios de valor agregado, sin importar lo que digan las reglas.

El amateurismo de la NCAA funciona de la misma forma. La asociación, sus seguidores, y varios protectores del status quo pueden pretender que los atletas talentosos no tienen valor alguno más allá del precio de una beca fijado de manera artificial. Es más, hasta pueden hacernos creer que los atletas universitarios no valen lo que realmente valen. Sin embargo, lo que los entrenadores y programas realmente hacen —desde notas de entusiasmo y pagos bajo el agua, hasta visitas a los reclutas sin incentivos gastados— nos habla de una historia más realista. Compartir las publicaciones es algo nuevo, pero la razón detrás de ello no. Los estudiantes de preparatoria están listos para invadir tu interfaz, y hasta que los deportes universitarios dejen de estar alejados del mundo que paga por trabajar, es muy probable que sigan ahí.