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Las dos caras de la temporada de ensueño de los Golden State Warriors

Los Warriors están a 16 victorias de convertir la mejor temporada regular en la mejor temporada de la historia, sin necesidad de eliminatorias.inco años han pasado desde que Roberto Osuna debutó en el beisbol de nuestro país, hoy sería atrevido decir...
Photo by Kyle Terada-USA TODAY Sports

Para ser honestos, cualquier esperanza de dramatismo respecto al récord de 73 victorias en temporada regular de los Warriors de Golden State se esfumó por ahí de los tres cuartos del primer cuarto. El equipo luchón de Memphis estaba igualando a Golden State canasta a canasta, y por momentos te imaginaste que podrían darnos una victoria sorpresiva. Entonces, en un lapso de 57 segundos, Steph Curry anotó tres triples seguidos, la ventaja se infló de dos a 11 puntos, Memphis pidió tiempo fuera, y la idea de que el partido sería algo apretado se esfumó como una ridícula alucinación. El destino no sería alterado, no esa noche.

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Steph Curry llegaba al juego necesitando 41 puntos para ser la primera persona en promediar 30 puntos en el 50 por ciento de sus lanzamientos desde media cancha, 40 por ciento desde la línea de tres, y 90 por ciento desde la línea de saque. Y necesitaba ocho triples para ser el primer jugador en encestar 400 puntos de tres en una temporada, una cifra descabellada considerando que impuso el récord con 272 hace tan solo tres temporadas. Se necesitaría al mejor Curry, y parecía poco probable que estuviera a la altura de las exigencias, en especial por el contexto.

Curry lanzó 10 triples y anotó 46 puntos en 24 tiros. En 29 minutos. Ni siquiera jugó el último cuarto.

Esta es una forma de contar el cuento de la temporada, en el cual los Warriors mostraron un dominio que los hace intocables. Hubo juegos en donde parecía como si la verdadera meta de Golden State iba más allá de derrotar al que se enfrentaban: extender la racha invicta, romper los récords inquebrantables, jugar al basquetbol invencible. Hubo victorias, como la paliza de 50 puntos contra Memphis en el cuarto partido de la temporada, que sirvieron como advertencia para el resto de la NBA. Los Warriors hicieron ver lo improbable como algo inevitable. Y en ese sentido, su último juego puso broche de oro al asunto.

Nos dio tiempo para hacer letreros y otras cosas. Foto por Kyle Terada-USA TODAY Sports

Parte del placer de ver a Golden State esta temporada fue la forma en que hacen ver jugar al basquetbol de una forma simple, y las victorias algo casual. Durante los partidos, los Warriors fueron un reflejo de Curry, quien porta la grandeza con una confianza no forzada, relajada, que de alguna forma lo hace inmune a las reglas físicas del baloncesto.

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Pero también están aquellos partidos como el del pasado sábado frente a los Grizzlies en Memphis; un juego que los Warriors necesitaban ganar para poder mantener la posibilidad de llegar al número 73 con vida. Partidos donde la trascendencia, por alguna razón, fue inaccesible cuando te das cuenta que el basquetbol es un trabajo y ganar es difícil. En ese tipo de partidos, los Warriors adoptaron la persona de Draymond Green, un jugador habilidoso cuya entrega se sintió como un producto de voluntad pura: ataca y aviéntate, pelea y empuja.

Golden State es un equipo de basquetbol. No juega contra abstracciones. Noche tras noche encaminados hacia las 73 victorias, los Warriors batallaron en carne y hueso. Lo único que importaba era la victoria, sin importar cómo fuera, o lo sucia que se pusiera. Este tipo de partidos —los partidos de Draymond—, todo fue balones sueltos y rebotes disputados. Nada fue fácil, y hubo mucho trabajo.

Draymond Green hace que todo funcione. Foto por Kyle Terada-USA TODAY Sports

Por supuesto, reducir la temporada de Golden State a pases entre canastas, y a Curry y Green a arquetipos es algo simplista. Green es un creador de jugadas refinado y el juego de Curry, al parecer sin esfuerzo, es el resultado de incesantes prácticas y acondicionamiento físico. Por ejemplo, la victoria de los Warriors en Oklahoma City fue un juego para Draymond que se sintió como si hubiese sido de Steph. Por otra parte, su victoria en San Antonio fue un partido de Steph que se vio como uno de Draymond. Los dos son caras de una misma moneda.

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Pero solo hay una forma para entender cómo los Warriors pudieron romper un récord que parecía que duraría para siempre. En ocasiones no se aprecia en su totalidad cuando se está haciendo historia; suele agarrarte de sorpresa. En esta ocasión, para nuestra fortuna, sabíamos después de los primeros 10 juegos de la temporada que algo especial iba a pasar, y nos dimos tiempo para saborear la inusual oportunidad de ver a una leyenda en acción. Los Warriors nos han regalado esto toda la temporada: una historia que nos contaremos, que reviviremos al ver vídeos y Vines, una leyenda que crecerá incluso conforme los detalles se desvanecen. Sin importar lo que suceda en los playoffs, siempre tendremos esa parte.

Pero Golden State aún no ha terminado. Están a 16 victorias de convertir la mejor temporada regular de todos los tiempos en la mejor temporada de todos los tiempos, sin necesidad de las eliminatorias.

No todo fue fácil. En realidad casi nada lo es. Foto por Kyle Terada-USA TODAY Sports

Los Warriors son los favoritos para ganar el campeonato de la NBA. Sacarlos implicaría vencerlos cuatro veces en siete juegos. No solo los Warriors han perdido nueve partidos de 82, tampoco han sido derrotados dos veces por el mismo equipo, y poseen una marca de 15-1 frente al resto de los equipos de élite de la NBA. Para los fans, es un raro estado mental pensar en ganar un campeonato como la cereza en el pastel.

Pero para los Warriors, es más que raro: es peligroso. Ningún equipo, sin importar lo grandioso que sea, puede darse el lujo de afrontar un campeonato a la ligera. Además no creo que sea una idea descabellada decir que existe un chance de que los Warriors se hayan vuelto más vulnerables por alcanzar las 73 victorias. Qué tanto, nadie sabe, pero no es normal entrar a los playoffs como el favorito indiscutible y después de haber cerrado el maratón de temporada regular con un sprint.

No se trata de cansancio físico para los Warriors. Sus jugadores más viejos han descansado lo necesario, o se han visto obligados a tomarlo por las lesiones; los jóvenes jugadores estarán bien. Es más un tema de cansancio mental, y la forma en que el récord ha capturado su atención en un momento en el cual deberían estar relajados y concentrados para el desafío de los playoffs. Por ello es que por más orgulloso que Steve Kerr haya estado luego de que su equipo lograra la marca, también se vio algo ambivalente y preocupado por la cuota que podrían pagar.

Después de todo, cuando te estiras para alcanzar algo, siempre dejarás expuesto tu costado. Tal vez, al final, no haga tanta diferencia, pero el hecho de que los Warriors decidieran correr el riesgo a favor de la inmortalidad del basquetbol lo hace mucho más interesante. El próximo episodio de la leyenda de los Golden State Warriors de 2016 se inaugura este sábado en Oakland en contra de los Houston Rockets, y veremos si todo esto resulta un cuento de hadas o uno con moraleja.