When you're thinking about that pitch. Photo by Robert Deutsch-USA TODAY Sports
Dos meses en la presidencia de los Estados Unidos quizá es tiempo suficiente para afirmar que Donald Trump se ha distinguido de la gran mayoría de sus predecesores, en gran parte por su incompetencia. Además de firmar órdenes ejecutivas sin sentido que amenazan el concepto de la realidad objetiva, existe un logro del que Trump es dueño absoluto para estas alturas de su presidencia. Ningún presidente estadounidense ha tenido tanta dificultad para ejecutar una de las tareas más simples como mandatario de la nación más poderosa del mundo.
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Uno de los atributos de la presidencia de Trump a destacar es la velocidad y la rareza con las que simples tareas, en apariencia, se desenvuelven de manera dificultosa en público. En administraciones pasadas, los presidentes han ejecutado de manera ceremonial el primer lanzamiento en el Día de Apertura de la Major League Baseball. A veces son buenos, a veces no tanto, pero nunca ha sido una tarea difícil de hacer.Pero al parecer sí lo es. Esto es lo que diferencia a Trump de los demás, es la velocidad y la rareza con la que algo así:
El presidente Donald Trump NO hará el primer lanzamiento con los Nationals en el Día de AperturaY todo por un supuesto conflicto no resuelto en su agenda. Existen muchas razones por qué Trump no querría hacer el lanzamiento inaugural en el partido de los Nationals de Washington, desde el temor a quedar como un tonto y ser abucheado hasta su rechazo por estar cerca de Jayson Werth aunque sea por unos segundos. Incluso existe la posibilidad que la agenda del presidente esté demasiado atareada como para que Trump viaje al estadio, lance la pelota y, mucho menos, pase unos minutos en una cabina de transmisiones, como se rumoró la mañana de este martes. Pero ya que hablamos de una administración con una reputación por los suelos, está última razón nadie se la cree.
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El talento más grandioso de Trump como figura pública, desde sus inicios en Nueva York, es invitar a la especulación de cualquier tipo. Sin embargo,en el caso del primer lanzamiento de Trump, tenemos razones verdaderas para plantear una serie de preguntas, no sobre el porqué de su rechazo a la invitación sino del cómo se estaría preparando para hacer del primer lanzamiento un espectáculo inolvidable.Esto es lo que sabemos: al parecer, Trump fue alguna vez un beisbolista de preparatoria prestigioso. Al igual que muchas cosas en su biografía, existen dudas sobre los detalles y el volumen de exageración involucrados, pero su entrenador de la Academia Militar de Nueva York, el coronel Theodore Dobais, comentó al Daily Mail que Trump era un excelente jugador, tanto que los Phillies y Red Sox lo seguían de cerca. También sabemos que Trump ha hecho los primeros lanzamientos en Fenway Park en 2006 y en las instalaciones de entrenamiento de los Yankees en 2004. Podemos apreciar en ambas imágenes que Trump luce tan comprometido que hasta quiso imitar las caras que hacen los lanzadores.¿Pero acaso su gesto es tan bueno como el de Jeff Karstens?
Para nada. ¿Está al nivel de la cara de R.A. Dickey cuando lanza la pelota?
Insuperable. Foto por Neville E. Guard-USA TODAY Sports
Tampoco. ¿Qué hay de Kenta Maeda y su mordida letal?
Foto por Richard Mackson-USA TODAY Sports
No, muy lejos.Nos quedaremos con las ganas de ver al talentoso lanzador Donald Trump en el Día de Apertura. Quizá cuando la invitación llegó a la Casa Blanca, Trump se arrepintió por creer que las expectativas de su biografía sobre sus años dorados en el diamante eran inalcanzables en la vida real. De cualquier forma, aún nos quedan unos años para poder ver al prodigioso pelotero convertido en presidente.
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