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la historia del bidón

El día en que Argentina puso 'droja en el Cola Cao' a Brasil en un Mundial

El 'bidón de Branco', como se conoce la jugarreta de la selección argentina a la brasileña en el Mundial de Italia 1990, fue un hecho deplorable que nunca ha sido sancionado.
Imagen vía Wikimedia Commons

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"Brasil, decime qué se siente, tener en casa a tu papá. Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar: que Diego te gambeteó, que 'Cani' te vacunó. Están llorando desde Italia hasta hoy…". Así reza la particular canción que los hinchas argentinos le cantaban a sus pares brasileños en la pasado Mundial de 2014.

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Argentina fue, es y siempre será un monstruo del fútbol mundial: sus jugadores son históricos, respetados y, quizás lo más importante, espectaculares. Los argentinos pueden presumir de tres genios que los llevaron a ganar dos Copas del Mundo y sumar otros dos subcampeonatos: Mario 'Matador' Kempes, Diego Armando Maradona y, en la actualidad, el azulgrana Lionel Messi.

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Sin embargo, en la historia de Argentina hay hechos oscuros que enturbian los éxitos que cosecharon los futbolistas hasta nuestros días. Un supuesto arreglo en el Argentina-Perú de 1978, la mano de Dios de México 1986 y el 'agua bendita' de aquél partido de Italia 1990.

Este último suceso se menciona en el cántico de "Brasil, decime qué se siente" fue probablemente una de las trampas más grandes y vergonzosas de la historia del fútbol.

Como ya viene siendo habitual, Argentina y Brasil llegaban al Mundial de Italia como grandes favoritas. La albiceleste aterrizaba a la cita con la voluntad de refrendar el título con un Diego Armando Maradona pletórico, mientras que los 'cariocas' atravesaban por un estupendo momento que se confirmó en la fase de grupos del torneo.

Ya en el Mundial, Brasil se clasificaría como primera de su grupo al ganar sus tres compromisos —ante Costa Rica, Escocia y Suecia— con un saldo de cuatro goles a favor y uno recibido. Argentina, en cambio, tuvo un inicio raquítico: perdió contra Camerún, venció después a la URSS y empató con Rumanía para clasificarse tercera en su grupo.

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El destino selló un prematuro cruce entre ambos gigantes mundiales en los octavos de final, un partido que se celebró en el ya derruido Delle Alpi, el antiguo coliseo turinés donde jugaron la Juventus FC y el FC Torino.

El clásico sudamericano, tal vez el duelo internacional con más solera —con el permiso de los Italia-Alemania—, se convirtió en uno de los encuentros más duros —y decisivos— del torneo.

En el primer tiempo, cuando ya agonizaban los 45 minutos iniciales, el defensa brasileño Ricardo Rocha derribó a Pedro Troglio en un lance de juego cualquiera: no fue una patada sucia, ni un codazo o un cabezazo a traición, fue una falta sin historia. ¿O quizás hubo algo más?

Al entrar los servicios médicos del equipo argentino, como en cualquier otra ocasión, metieron en el campo algunas botellas de agua… que iban diferenciadas de las demás de forma casi imperceptible mediante un código de colores.

En un detalle que pareció puro juego limpio, Claudio Ibrahim Vaz Leal —más conocido como 'Branco'—, uno de los mejores laterales en la historia de Brasil, tuvo a mal pedir un poco del agua que sus rivales cargaban: lo que pasó en ese instante cambió la historia de todo un Mundial.

No, no fue el inmenso calor que se vivía en Turín lo que tuvo completamente mareado a un Branco que deambulaba por la cancha, víctima de las náuseas, y que tropezaba cada vez que intentaba patear una pelota.

Carlos Salvador Bilardo, seleccionador de Argentina, abrazado por Pedro Pasculli en el mundial de México 1986. Imagen vía Wikimedia Commons

Alguna sustancia contenía ese agua que el lateral brasileño bebió por culpa de los doctores de Argentina y que Carlos Salvador Bilardo, seleccionador de la albiceleste, presuntamente había ordenado rellenar en la previa del partido.

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En el segundo tiempo, Diego Armando Maradona se llevó con su conocida velocidad y endiablada gambeta a varios defensas brasileños, tocó al espacio para que Claudio Caniggia se quitara de encima al guardameta Cláudio Taffarel y pusiera el 1-0 definitivo con el que Argentina eliminó a Brasil en esta edición del clásico sudamericano.

La historia, y en cierta medida el destino —la albiceleste cayó por 1-0 en la gran final contra Alemania Federal—, condenaría a Argentina años más tarde, cuando se dio a conocer que en aquellas botellas de agua había una sustancia llamada Royphnol —un somnífero que en los noventa se ganó titulares como la "droga de los violadores".

Seguro que habrás visto u oído algo sobre la serie de películas Resacón en Las Vegas: cuatro amigos deciden ir a Las Vegas para festejar la despedida de soltero de uno de ellos y allí, en un intento de pasar la mejor noche de sus vidas, uno de los personajes principales mete Royphnol en el Jägermeister de todos para provocar una noche de desmadre fuera de control.

Pues bien, aunque es cierto que eso es Hollywood y las situaciones se exageran, en la vida real esa misma sustancia fue lo que noqueó a Branco en Italia 1990.

Fue el propio Diego Armando Maradona quien, en un programa de TyC Sports en Argentina, contó aquella anécdota que evidenció que varios de los jugadores de la albiceleste conocían el contenido de aquellas botellas de agua.

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"Nunca sufrí tanto en una cancha como en ese partido. Hacía tanto calor que no podíamos ni cruzar la mitad de la cancha. Ellos llegaban siempre antes que nosotros, que escuchábamos pim, pum, ruido de palo, de travesaño. [El portero Sergio] Goycoechea iba de acá para allá", arrancó Maradona.

El único que no llegaba era Branco. En la barrera me miraba y me decía: 'Diego, vos tenés la culpa'.

Diego Armando Maradona, maestro del balón… y de las sustancias sospechosas

"Cuando algunos fueron a tomar agua, casi la toma Julio Olarticoechea. Yo le dije: '¡No, vasco, no!'"… y Maradona siguió: "En cambio a Valdo le decía: 'Andá, Valdito, tomá que hace un calor bárbaro'. Se dieron cuenta, pero Branco se la bebió toda, pateaba los tiros libres y se caía, veía nublado".

Según medios argentinos como el periódico Clarín, la orden de poner ese medicamento en las botellas de agua vino directamente de Bilardo, técnico del equipo, y fue ejecutada por Miguel di Lorenzo, masajista de la albiceleste. "Alguien metió un tranquilizante en el bidón y se pudrió todo", sentenció un risueño Maradona.

Tiempo después de aquella célebre declaración de Maradona, Julio Grondona —expresidente de la AFA y un tipo conocido no precisamente por su lealtad y transparencia en el deporte— señaló que el '10' no se encontraba en buenas condiciones mentales en el momento de realizar esa declaración en el programa Mar de Fondo.

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La selección argentina de 1990 eliminó a Yugoslavia e Italia en cuartos y semifinales, respectivamente, después del polémico incidente con los bidones de agua. Los argentinos, no obstante, acabaron cediendo en la final ante Alemania Federal. Imagen vía Wikimedia Commons

A pesar de esto, es cierto que en la previa del encuentro Bilardo fintó con el uso de una solución mágica para batir al rival: "Algo voy a inventar, algo voy a inventar, no sé qué, pero ya verán. Este partido con los brasileños tenemos que ganarlo, ya vas a ver", indicó a los medios argentinos desplazados a Italia.

Como era de esperar, la Federación Brasileña de Fútbol exigió inmediatamente a la FIFA una investigación para aclarar caso pese a que ya habían transcurrido más de dos décadas del suceso cuando Maradona hizo sus declaraciones. La FIFA, sin embargo, no investigó nada y dejó los hechos de aquella mañana del 24 de junio de 1990 sin una resolución firme.

Al final, Branco, que desde el primer instante supo que le habían puesto 'droja en el Cola Cao', zanjó la polémica con unas declaraciones hicieron mucho ruido pero no solucionaron nada:

El 'jueguito del bidón' pudo haber acabado con mi carrera deportiva. ¿Os imagináis si después de ese partido me hubiesen convocado para un examen antidopaje? ¿Qué habría sido de mí?

Cláudio Ibraim Vaz Leal, mítico lateral brasileño e histórico precedente del fenómeno "me pusieron droja en el Cola Cao"

"¿Cómo habría explicado la presencia de esa sustancia en mi organismo? Lo que me hicieron fue irresponsable, nada profesional y pudo tener consecuencias terribles", aseguró el lateral brasileño. Por eso debe haber sanciones ejemplares para ese 'jueguito', comenzando por el que era entonces seleccionador argentino…".

Aquel encuentro de Turín, el del 'agua bendita', ha sido la última vez que Brasil y Argentina se han visto las caras en una Copa del Mundo.

Como en el caso de la mano de Dios, el imaginario colectivo ha convertido aquel partido en un elogio a la trampa y se ha olvidado de lo más importante: fue un caso flagrante de juego sucio y un suceso que debería haber apeado a los argentinos de la competición.

El autor de este reportaje siempre revisa sus refrescos antes de tuitear, no vaya a ser que alguien le hubiera puesto "droja en el Cola Cao": @AndresCorona