FYI.

This story is over 5 years old.

deportes

Mariana Pajón no escapó al sexismo mundial que hay en los medios

Mariana ganó otra medalla de oro en unos olímpicos. Sin embargo, es muy importante saber que ella es "sexy".
Captura de pantalla de un artículo del sitio web del Canal Caracol en Facebook.

Mariana Pajón, como vimos, ganó la medalla de oro, ciclismo BMX, en los Juegos Olímpicos de Río 2016, luego de sacarle una ventaja considerable a todas sus rivales en las rondas semifinales y de adelantarse muy prontamente a las demás en la carrera final. De un envión, sola, vertiginosa: Mariana Pajón, como vimos, es un prodigio del deporte que practica, y está metiéndose, a punta de talento y disciplina, en esa lista de deportistas que van, juego olímpico tras otro, por la medalla más valiosa. Es la segunda medalla de oro en su pecho y con eso asumimos de entrada que ingresa no solamente al rango de las mejores del mundo, sino también al de la gloria deportiva, que dura décadas: la facilidad con la que arranca, la fuerza grácil que tiene para hacerse del primer puesto en 30 segundos, la capacidad de mantenerse en el primer puesto lejos de las demás. Mariana es excepcional en lo que hace. No deja de sorprender, sin embargo, la prensa sexista que rodea a Pajón en los eventos deportivos. Y sí, sabemos que deportistas de ese calibre son casi como miembros de la farándula, y sabemos, también, que los lectores están buscando agotar todas las historias que sobre ellos existan: no hay sino que ver la prensa que le han hecho al nadador estadounidense Michel Phelps: sobre el tamaño de sus brazos, su dieta, su hijo, la razón por la que se puso unas copas en el cuerpo que le dejaron manchas rojas todas las olimpiadas. Poco, o más bien nada, habla la prensa de lo lindo –– o feo–– que es. Incluso, un artículo de The Onion , el Actualidad Panamericana gringo, salió diciendo que el atleta volvería a Sea World, como las ballenas. Pero nada sexista. O, si lo hay, es más bien difícil de encontrar. **[Lea también: "Este será el salario de un medallista olímpico por los próximos cuatro años". ](http://www.vice.com/es_co/read/olimpicos-rio-2016-atletas-colombianos-medallistas-sueldo-apoyo-coldeportes-premios-ganan)**Y si nos venimos acá, a Colombia, poco o nada existe sobre Óscar Figueroa, el pesista, primer colombiano que ganó oro en los Olímpicos de Río, mucho más allá de su carrera y logros y biografía deportiva. El periodismo que cubre a las mujeres deportistas, sin embargo, tiene, en todo el mundo, un tufillo sexista. En Colombia lo vivimos al extremo el día en el que César Augusto Londoño, de Caracol Radio, le preguntó a Catherine Ibargüen, cuando ganó la plata en Londres 2012 (hoy, oro en salto triple) que quién era el machucante oficial: que quién se la comía. Y ejemplos de esto existen por montones en todas partes. Otros medios se han encargado de subrayar el fenómeno y de generar la polémica: Cuando la deportista estadounidense Corey Cogdell-Urein ganó medalla de bronce en una competencia de tiro con rifle, el periódico gringo Chicago Tribune publicó un tweet en el que describía a la deportista como la esposa de uno de los jugadores del equipo de fútbol americano Chicago Bears. No se preocuparon por mencionar el nombre de la deportista. En la competencia de natación de 400 metros mixtos, competencia en la que se combinan los cuatro estilos, un comentarista del canal estadounidense NBC soltó el comentario de que Shane Tusup, el entrenador y esposo de la húngara Katinka Hosszu, ganadora de la medalla de oro, era el "hombre responsable" del triunfo de la nadadora. En una competencia de ciclismo en pista, cuando la ciclista británica Laura Trott, ganadora de cuatro oros olímpicos, se acercó a felicitar a su prometido Jason Kenny, también ciclista, que acababa de ganar una medalla de oro, el comentarista de la BBC, Chris Boardman aseguró que ella estaba sintiendo la emoción por los dos, mientras él la estaba mirando como diciendo: "¿Qué hay de comida?". En la final femenina de judo, en la que Majlinda Kelmendi ganó medalla de oro, la primera de Kosovo, un comentarista de la BBC describió el evento como una "pelea de gatas". Después de que Simon Biles, la gimnasta más destacada de estos olímpicos, terminara su rutina en la viga y se fuera a reunir con el resto de su equipo, un comentarista de NBC, refiriéndose a las deportistas, aseguró que bien podrían estar paradas en la mitad de un centro comercial. Los ejemplos abundan. Basta buscar en Google "comentarios sexistas en los olímpicos" para descubrir una chorrera de artículos que recopilan las decenas de noticias y cubrimientos en los que se discute el cuerpo de las deportistas, la forma en que se visten, se maquillan, o lo impresionante de su desempeño para ser mujeres. [Lea también: "La farsa de prometerle casas a los medallistas olímpicos". ](http://www.vice.com/es_co/read/olimpicos-yuberjen-santos-casa-llanto-rio2016-figueroa-urrutia-pesas-pajon)Colombia no fue la excepción. A Mariana le llegaron con esto: "El triunfo de Mariana Pajón trajo otra revelación: su nuevo y sexy tatuaje". Así tituló el portal de internet del Canal Caracol una nota breve en la que Mariana, en un video, mostraba un nuevo tatuaje en sus costillas. El hecho de que su tatuaje se describa como "sexy", puede leerse como un detalle pequeño, sin mucha importancia y, realmente, no tan sexista. Sin embargo, hasta ahora, no hay medio o artículo que se refiera a Óscar Figueroa, a Carlos Ramírez o a Yuberjén Martínez, los tres medallistas en sus disciplinas (pesas, ciclismo BMX y boxeo) como sexys, hermosos o sonrientes. Ni tampoco que dedique una nota entera a sus novias, o "a la francesa que los trae locos". Los de Mariana abundan. Búsquenlos. Y no sólo le pasó a Mariana. La cosa fue peor cuando un periodista del mismo canal le preguntó a la boxeadora Ingrid Valencia que si, a pesar de ser luchadora de boxeo, seguía siendo femenina. Aparentemente los deportes son una cosa de hombres, y las mujeres que se le miden a practicarlos no pueden perder lo que las "hace mujeres": sonreir, maquillarse o tener novio. Campeona olímpica y todo, gloria mundial, no escapa al machismo de los medios. Una lección.

Publicidad