FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Cómo conseguí un trabajo en ‘South Park’ gracias a una broma de tres años

Tres años creando la historia perfecta de la cabra Mickey, una cabra que nunca existió.

Captura de pantalla de Southpark

Acababa de conseguir un trabajo de escritor en una serie, así que cuando mi agente Mickey se casó, me sentí obligado a hacerle un regalo "divertido". Le obsequié una cabra; más concretamente, pagué a Oxfam Internacional unos 35 euros para que donaran una cabra a alguna aldea en un país en desarrollo en nombre de Mickey. Si os preguntáis dónde está la gracia, no lo hagáis, porque no es gracioso.

Publicidad

Mickey me agradeció educadamente este gesto. Pero yo sabía lo que realmente pensaba: a nadie le gusta que le regalen un donativo en su nombre. Solo les interesan los artículos que hay apuntados en la lista de regalos. Le pregunté a Mickey si a su mujer le había gustado. Después de una larga pausa, me contestó "No le he dicho nada todavía, pero estoy seguro de que le gustará".

Odiaba su regalo con todas sus fuerzas, lo cual era perfecto, porque la cabra no era el verdadero obsequio.

Un mes más tarde, Mickey recibió una carta en el correo que tenía un sello postal de Sudáfrica, de parte del destinatario de la cabra. El hombre explicaba que le había pedido a Oxfam la dirección de Mickey para darle las gracias personalmente por la cabra: "¡Muchas gracias! Hace mucho que no teníamos una cabra. Incluso le pusimos tu nombre. ¡Ahora mismo los niños están bebiendo la leche de Mickey!".

Recibí una llamada de mi agente cuando la carta llegó a sus manos. Estaba muy contento: "¡Realmente estoy cambiándole la vida a esas personas!". Me dio las gracias y yo me puse muy contento, sobre todo porque no se dio cuenta de que la carta la había escrito yo. Le había enviado el texto por email a un amigo de la universidad que estaba trabajando en Sudáfrica, para que lo escribiera a mano y luego lo enviara por correo aéreo desde Sudáfrica. Era totalmente convincente.

Durante los siguientes tres años seguí enviándole cartas a Mickey.

Publicidad

No es la Cabra Mickey. Foto vía Wikimedia Commons

La segunda misiva llegó unos seis meses más tarde. El dueño de la cabra le contó a Mickey que le había escrito para "darle el parte" y ponerlo al día sobre el bienestar del animal. "Todo va bien", escribió. "La cabra intentó escaparse. ¡Pero no te preocupes! La encontré y le di la paliza de su vida. Nunca va a huir de nuevo. ¡Tu inversión está asegurada!".

Recibí una llamada de Mickey, y me dijo: "Me mandaron otra carta de Sudáfrica… y es algo extraña". Eso fue todo lo que mencionó.

La tercera carta llegó varios meses más tarde. Esta vez provenía de la vecina del tipo que le envió a Mickey las dos primeras cartas. La vecina explicó que la cabra que Oxfam había enviado era para ella, pero que el tipo que le había escrito a Mickey la había robado. "Tienes que hacer algo para remediarlo", le dijo.

Mickey me llamó enseguida. "¿Estás detrás de todo esto?", me preguntó. Me hice el tonto y le comenté que ni siquiera recordaba haberle dado esa cabra, pues había pasado mucho tiempo desde entonces. Además, no soy tan gracioso. Coincidió conmigo en ese aspecto, lo que me hizo rabiar por dentro.

Me confesó que no tenía idea de si la carta era real, pero que si lo era, se estaba cometiendo una injusticia en su nombre. Me dijo que tenía que averiguar qué estaba pasando y colgó.

Pasaron los meses y entonces llegó una cuarta carta. En esta ocasión le pedí ayuda a un amigo que es diseñador gráfico. Necesitaba un logotipo en relieve sobre papel grueso, porque supuestamente la carta la enviaba el Gobierno de Sudáfrica.

Publicidad

En un tono formal, el remitente de la carta le explicaba que era un político de la zona cuyo distrito incluía el municipio en el que estaba la cabra Mickey. El político le informaba de que, por desgracia, había estallado una disputa sobre a quién pertenecía la cabra, y el conflicto había dado paso a disturbios comunales en todo el municipio. "Esta cabra está causando demasiados problemas, así que se la enviamos de vuelta".

Una semana más tarde, arreglé que enviaran una cabra viva a la oficina de Mickey.

Me escondí cerca. Cuando Mickey llegó para ver a la cabra, se la quedó mirando un buen rato. "Tiene que ser una broma", lo oí decir en voz baja.

En ese momento, hicimos la gran revelación y descubrió que había sido yo. De inmediato adoptó su papel de agente. "Oye, ¿podrías convertir esto en un guion?" Les contó la broma a varios productores ejecutivos. La historia finalmente llegó a las manos del equipo de South Park, y entonces me contrataron para un trabajo gracias a aquella broma.

Me gustaría poder decir que tramé un astuto plan para conseguir un trabajo ahí, pero en realidad solo quería gastarle una broma a mi agente inventándome un incidente internacional. Y por si os lo estabais preguntando: soltamos a la cabra en Pico Boulevard, donde inmediatamente fue atropellada por un autobús*.

Sanjay Shah escribe para Fresh Off The Boat. Síguelo en Twitter.

*La cabra no fue dañada de ninguna manera; es un cabra profesional de Hollywood que seguramente habréis visto en alguna película. Además, le pagué un sueldo por su tiempo.