"Papá, esto mola mucho, pero yo quiero volver a ser un niño"

El surfista brasileño Filipe Toledo (Ubatuba, Sao Paulo, 1995) no impresiona a primera vista: con su escaso 1'70m, Toledo tiene más aire de pequeño elfo que de estrella del deporte. Sin embargo, apenas se sube a una tabla la cosa cambia completamente. Sean Doherty, de la revista Surfer, llegó a decir de él que "había nacido preparado"; la Encyclopedia of Surfing le define como "electrizante".

Si algo está claro, pues, es que el actual número 2 del campeonato mundial no está en la cima por casualidad: hijo a su vez de un surfista profesional, Toledo es una buena muestra de lo que significa llevar el deporte en las venas. Le sometemos al test de VICE Sports para intentar dilucidar qué se mueve en la mente de este pequeño genio capaz de los 'tricks' más increíbles.

¡Hola Filipe! Cuéntanos: ¿Cuándo y por qué empezaste a hacer surf?

¡Hola! Bueno, mi padre era un surfista profesional y fue tres veces campeón de Brasil: fue él quien me introdujo en este mundo. Cuando apenas tenía diez meses me puso sobre un longboard y me empezó a empujar hacia las olas. Comencé a remar y a surfear solo cuando tenía cinco o seis años. Recuerdo que tenía exactamente seis cuando competí por primera vez y me enamoré totalmente. ¡Después de eso ya nunca paré! [Ríe]

Algunos cuestionan que el surf, con todos sus espónsors y sus eventos de exhibición, siga siendo un deporte competitivo. ¿Estás de acuerdo?

El surf es definitivamente un deporte muy competitivo. Sí que existen los 'free surfers' que simplemente viajan alrededor del mundo en busca de las mejores olas, pero incluso ellos compiten duramente por aparecer en películas y revistas. Incluso los surfistas 'big wave' compiten entre ellos para entrar en la gira mundial de olas grandes, y luego por supuesto estamos los que competimos en la gira de la World Surf League (WSL). Todo el mundo "empuja", es una locura, y eso sin duda hace que el deporte progrese. El nivel competitivo es brutal. Me encanta ponerme la camiseta y meterme al agua para luchar por el título, pero al mismo tiempo me gusta tomarme alguna que otra semana de descanso y simplemente surfear por placer. Es un equilibrio.

¿Cómo y cuándo entrenas? Cuéntanos algunas de tus rutinas de entrenamiento.

Es difícil entrenar y mantenerse en forma si estás viajando y de gira todo el año. Cuando estoy en casa, sin embargo, entreno todo lo que puedo, especialmente en la pausa después del torneo de Hawaii entre los meses de enero y febrero. Bueno, es un no parar, ¡el surf no desconecta nunca! [Ríe] Cuando estoy en casa en California voy a un lugar llamado La Fundación para entrenar; cuando viajo intento llevarme cosas útiles para mantenerme en forma, como un 'roller', una colchoneta para hacer flexiones o unos elásticos TRX. Pero al final el surf es lo que me mantiene; si pudiese, lo practicaría cada día.

¿Cuál es la mejor ola que hayas surfeado? Descríbenosla.

Me encanta la Lower Trestles, en California. Realmente es una de las olas más brutales del mundo desde mi punto de vista. Es cierto que está siempre llena de surferos, pero me he hecho un sitio allí desde que me trasladé a California y ahora puedo practicar 'airs', giros y todo tipo de maniobras.

Dinos cuál es tu playa favorita en el mundo y por qué.

Pues la de mi ciudad de origen, Ubatuba, en Brasil. Es preciosa y muy diversa. Mi corazón siempre estará allí donde aprendí a surfear. Ubatuba siempre será un lugar muy especial para mí.

¿Qué consejo darías a los principiantes?

Que se mantengan concentrados y crean en su sueño. Lo más importante para mí es mantenerme conectado con Dios y tener una relación fuerte con Él.

¿Cuál es el lugar más raro en el que hayas surfeado nunca? ¿Por qué?

No sé… oh, yo diría que un lugar en Australia, cerca de Sídney diría yo. Estábamos surfeando en una playa muy divertida al lado de un muelle, con olas perfectas, y entonces nos dimos cuenta de que justo al lado había una inmensa refinería de petróleo [se refiere a la refinería de Kurnell, en Nueva Gales del Sur]. Fue muy raro, como si hiciéramos surf en una película de ciencia-ficción o algo por el estilo.

Además de surfear, ¿qué haces para mantenerte física y mentalmente en forma?

¿Hmm? Solía hacer Jiu-Jitsu cuando era más joven, pero para hacerlo bien tienes que entrenar mucho y realmente duele. También hago mucho skateboarding, de hecho me patrocina una marca australiana de skate. Incluso tengo mi propio modelo, que mola mucho. El skate es como el surf pero fuera del agua; es como surfear en la calle. A mí me encanta.

¿Viven los deportistas de élite en otro mundo, o realmente se dan cuenta de lo que ocurre aquí en la Tierra?

No, yo creo que la vida se ha vuelto algo distinta para nosotros. Quiero decir, mira la reacción de la gente cuando gané en Río de Janeiro: fue una locura, había muchísimos que querían tocarme y hacerse fotos conmigo. Recuerdo girarme hacia mi padre y decirle, "papá, esto mola mucho, pero yo solo quiero volver a ser un niño y jugar en la playa sin responsabilidades ni preocupaciones". Es muy distinto. Este año todo ha cambiado para mí tras ganar en Río, en el Gold Coast de Australia, en Lowers… he intentando mantenerme calmado y muy centrado, evitando perderme. Quiero seguir siendo tan humilde y tranquilo como sea posible, con los pies en el suelo.

¿Formas parte de algún movimiento político o social en Brasil? Si es así, ¿de cuál?

Lo cierto es que no estoy totalmente implicado en nada grande en mi país, pero colaboro con varias organizaciones pequeñas en mi ciudad, Ubatuba. Mando dinero y material de surf siempre que puedo. Recuerdo que conocí a un grupo de niños que no tenían ordenador ni Internet pero que tenían muchas ganas de ver todas las competiciones de surf, así que les compré un ordenador y les instalé una conexión para que pudieran verlo siempre. También echo una mano cuando puedo en la parroquia de mi ciudad mandándoles sillas, pantallas o cualquier cosa que pueda serles útil. Si alguien me pide algo, siempre hago lo que está en mi mano para ayudar.

¡Muchas gracias y mucha suerte, Filipe!