La Santa Cruda: Manny se va y pocos le creen

Se nos fue un fin de semana cargadito de información y adrenalina, dignode verse con mucha atención. Mucha pelea por el adiós de Manny Pacquiao ymúltiples discusiones sobre si en efecto, los Warriors de Curry son mejores quelos Bulls de Jordan. Números son números, pero en este caso, la razón puededarnos más análisis que un simple récord.

En el futbol la cosa cambia. Mientras el Barcelona caminaba con calma enEspaña, un par de derrotas lo tienen a tan solo tres puntos de perder elcampeonato; y en México, mientras Chivas caminaba con prisa por no descender,un par de victorias lo han dejado no solo alejado del infierno, sino en la luzde la liguilla.

Y finalmente, no te olvides del repaso que damos a la UFC con su primeraaparición en Croacia.Acá arrancamos con la madre de tus resacas en lo mejor de la Santa Crudadel fin de semana.

¿Se fue y no regresa? ¿Se va pero regresa? ¿No se va? ¿No se quiere ir pero se va a terminar yendo? Bah, la historia de siempre con el boxeo. Cuando hay una supuesta amenaza de retiro, nunca sabemos cómo va a acabar todo.

Al parecer, el fin de semana anterior vimos la última pelea de Manny Pacquiao como profesional. Ponemos el supuesto porque después de la batalla, el filipino aceptó que se retiraba, pero no negó que pudiera volver. Es como cuando te sales de la fiesta y amenazas con regresar.

Pensemos que se va. Si es así, se retira uno de los mejores boxeadores de las últimas décadas, prácticamente una leyenda por su dominio, pegada, rapidez y lo que pudo revolucionar este deporte. Un 'caza-mexicanos' que se ganó el odio de un país por derrotar una y otra vez a boxeadores aztecas, todo hasta que se cayó su mito con aquel brutal KO de Juan Manuel Márquez.

Pacquiao se fue con una buena exhibición ante Timothy Bradley a quien mandó besar la lona en dos ocasiones dominando por completo la pelea. Las rodillas del estadounidense le dieron para aguantar toda la batalla pese a que en distintos momentos parecía improbable. Al final, una decisión unánime le dio el triunfo al filipino, dejando contentos a los asistentes, al propio Manny y a toda su extensa afición.

Manny Pacquiao tiene poco que demostrar. En su momento fue el rey del boxeo y el líder de PPV; pero en el trámite final de su carrera se quedó con dos metas que no pudo superar: derrotar con categoría al 'Dinamita' y vencer a Floyd Mayweather en la 'pelea más importante del boxeo" más desabrida de este deporte.

Si se va, enhorabuena para Manny. Pero creemos con gran seguridad, que al menos en una ocasión más lo veremos en una cartelera de Las Vegas.

Cuando los Warriors cayeron frente a los Timberwolves y sumaban dos derrotas en tres partidos, nadie creía que podrían alcanzar y superar el récord de los Chicago Bulls de 1995. De hecho, las probabilidades bajaban considerablemente al tener enfrente un par de juegos ante los San Antonio Spurs, otro equipo que está haciendo una temporada histórica pero a la sombra de Golden State.

El mayor reto pasaba por la 'final' que se iba a disputar en el AT&T Center de San Antonio, sitio en el que los Spurs no habían caído en toda la temporada. Primero, Golden State despachó con cierta calma a las 'espuelas' en casa, después con muchos problemas a Memphis como visitante hasta que llegó el esperado duelo el día domingo.

Basta aceptar que el juego fue muy rudo, muy difícil, lleno de sorpresas, volteretas y magia. Al final, Golden State sacó el resultado, le rompió el récord a los Spurs, igualó la meta de Chicago y prácticamente se definió para romper la marca de los Bulls en un juego que parece de trámite, en casa, nuevamente contra los Grizzlies.

Definir si Golden State es el mejor equipo de todos los tiempos y supera al de los Toros de Jordan es de cada quien. Si nos vamos al tema estadístico, sí, es el mejor en la historia, pero el análisis siempre irá mucho más allá de los números.

El futbol español se puso de cabeza y lo que parecía definido tiene más vidas que un gato. Hace tres semanas, el Barcelona ponía la Liga con 9 y 10 puntos de diferencia ante el Atlético y el Real Madrid respectivamente, pareciendo y siendo una máquina, no se veía cómo la situación se modificara.

Pero las últimas dos semanas nos han hecho comprender el significado de la frase "el último minuto también tiene 60 segundos". Si en un instante todo puede cambiar, imagínense lo que sucedería con los ocho encuentros que aún restaban.

El Clásico demostró que hasta un equipo histórico como el de Luis Enrique también puede vivir un bajón de nivel y resultados. Dos derrotas, una en casa frente al archirrival y otra en una casa que se le suele indigestar han reducido considerablemente la ventaja en la Liga, y aunque aún sigue siendo poco probable que el Barcelona pierda el campeonato local, hoy ya nadie tendría por qué dudar de un supuesto "accidente".

El Barcelona cayó ante una Real Sociedad seria y ordenada, algo que casi no se ha dado en Liga. Con la confirmación de Gerónimo Rulli y un enorme gol de Mikel Oyarzabal, los Txuri Urdin pusieron en estado de alerta máxima a los blaugranas, con una durísima eliminatoria ante el Atlético de Madrid en Champions y con solo tres puntos de diferencia en Liga también ante los 'colchoneros'.

UFC llevó su octágono a Croacia para presentar la primera cartelera en el país, con dos pesos completos encabezando el evento estelar, Ben Rothwell y Junior dos Santos. Este fin de semana no fue el mejor para Ben Rothwell: arriesgó mucho y ganó muy poco.

Después de conseguir una impresionante racha de cuatro victorias consecutivas, su lugar en la cima de la división peso completo en UFC estaba bien establecido. Pero entre esperar por una oportunidad a seguir agregando victorias a su récord, Rothwell decidió enfrentar al excampeón de la división, Junior dos Santos. El brasileño se acercó a la pelea buscando recuperarse de una derrota sufrida ante Alistair Overeem, y como muchos esperaban, le dio bastantes problemas a su oponente adelantándose en la carrera para conseguir una oportunidad de campeonato la racha de Rothwell

Uno de los momentos más emocionantes de la noche —sin quitarle mérito a los peleadores que se presentaron en el octágono— fue la llegada de Mirko "Cro-Cop" Filipovic a la arena, quien es sin duda una leyenda del deporte y el artista marcial mixto más reconocido de Croacia.

Además, el mexicano Alejandro "Diablito" Pérez se llevó una gran victoria al derrotar al inglés Ian Entwistle. En un momento de la pelea, el inglés —especialista en llaves a las piernas— se quejó de que Pérez tenía las piernas engrasadas. El réferi revisó al mexicano y la pelea continuó. Entwistle intentó someter a Pérez, pero al no soltar sus agarres, recibió una gran cantidad de golpes a la cara y al no poder aguantar más daño, se rindió verbalmente y el réferi le puso fin al combate.

Parece que al final de la pelea, Entwistle siguió quejándose de las piernas de "Diablito" y acusándolo de hacer trampa para llevarse la victoria, pero bueno, para ser francos, si dejas la cara descubierta por sostener un agarre que no está funcionando como quieres, no esperes que tu oponente no aproveche la oportunidad de golpearte.

Bien dicen que no hay que hablar antes de tiempo. Hoy todo aquel que criticó a las Chivas, al 'Pelado' Almeyda y a Jorge Vergara deben estar escondiendo el cuello en el primer hoyo que se encontraron en el pasto.

Si, el torneo mexicano es tan ridículo que bastan un par de triunfos para pasar de ser candidato al descenso a estar dentro de zona de calificación. Así es esto, no es ninguna novedad y a nadie agarra desprevenido.

Que Chivas jugaba bien y debía tener más puntos pese a los duros tropiezos lo sabía cualquier persona. Que Almeyda es un gran entrenador y motivador que sabe sacar buenos dividendos de los jóvenes, también, y finalmente, que el Jorge Vergara de hoy, con sus extrañas decisiones cargadas de fe y paciencia se diferencia del viejo personaje iracundo, desesperado y pasional que era antes.

Chivas está olvidado del descenso, juega bien y lo mejor, en un torneo como el mexicano, lo importante no es iniciar bien, sino cerrar mejor que el resto. Ahí, hay que tener cuidado si llegan a meterse a liguilla.