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diablos rojos del méxico

En el beisbol, los "enanos" no son de circo

Repasamos un poco la historia de José Valentín Burgos Carbajal, mejor conocido como "Chevale", un bat boy de varios equipos del beisbol mexicano.
Foto: Flip Flop

Vivimos en una época en la que cada paso que damos debe ser pensado y analizado antes de ser ejecutado. Hoy casi todo es políticamente incorrecto, caminamos en un mundo que vive paranoico e hipócrita. Personas que actúan frente a otras personas de la manera 'correcta', pero la realidad es que no hubieran querido actuar de esa manera. Sus acciones las decide la sociedad.

La cortesía y las "buenas costumbres" han alcanzado al deporte; siempre creí en los campos de juego como ese espacio neutral en el que gritar una grosería o acusar al contrario de cobarde (con otras palabras) no tenía mayores consecuencias, el juego no se terminaba y el problema no salía de ahí.

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Ahora ya no se puede ejercer presión, al contrario, no falta mucho para que la localía deje de ser una ventaja.

Y en medio de esta vorágine de buenas intenciones de pronto aparece un enano que realiza una tarea que parece carecer de importancia, pero que es vital en un juego. No es utilero, tampoco es aguador, es el bat boy de un equipo de beisbol. Su labor es recoger los bates y todo el equipo del que se desprende un bateador durante la batalla.

La figura de las personas que padecen de enanismo se ha utilizado en algunos espectáculos para generar risas y morbo: el sebo perfecto de una taquilla. Es por eso que al ver una persona con talla baja (hay que decirlo así para ser políticamente correctos) en un espectáculo deportivo lo asociamos con burlas y entretenimiento.

La primera vez que vi a José Valentín Burgos Carbajal en un parque de pelota, todavía pertenecía a la organización de los Diablos Rojos del México. Ahí estaba, parado detrás de la caja de bateo mascando una gran masa de chicle, su uniforme impecable y una gruesa cadena de oro lo hacían parecer un pelotero de alcurnia. No lo era, su enanismo lo delataba.

Aquél juego no pude dejar deatender con la mirada los movimientos de José 'Chevale' Burgos. Estaba confundido y trataba de descifrar el objetivo de tener un bat boy con esas características. Sí, no pensaba políticamente correcto en ese momento, me causaba asombro lo que pasaba con ese personaje.

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En este país, y en especial en esta ciudad con doble moral todo puede pasar. Emplear a alguien con esas condiciones puede generas dos situaciones:

La primera, y a mi parecer la más certera, es que no tiene nada de extraño contratar a personas con acondroplasia como utileros, al final su padecimiento no les impide realizar cualquier tipo de tareas.

La segunda radica en la percepción que las personas tengan sobre las actividades de un bat boy, es decir, a simple vista su trabajo es recoger el equipamiento y los bates que lanzan los peloteros al emprender su viaje a primera base. Pero también se puede pensar algunas que su figura está siendo explotada, siendo utilizado como una especie de mascota o animador debido a su condición física.

Afortunadamente la gente que acude a los parques comulga con la primera opción, y la única forma en la que puede generar alguna reacción negativa es siendo la primera vez que acudes a un parque y te enfrentas a eso, tal y como a mí me sucedió. Las primeras veces siempre duelen.

Burgos tiene un currículum amplio dentro de la pelota mexicana, ha trabajado para los Tigres, los Diablos y algunos equipos de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), ahora forma parte de los Toros de Tijuana, pertenecientes a la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).

"Chevale", actualmente se desempeña como bat boy en Tijuana. Foto: Portal Mochis

Pero el caso del "Chevale" no es un caso aislado. Los Saraperos de Saltillo tienen en sus filas a Antonio "Tony" Romero, quien también padece de trastorno del crecimiento, y al igual se desempeña como bat boy.

Es verdad que la figura de estos particulares miembros de las organizaciones beisboleras es utilizada en ocasiones como parte del entretenimiento para los aficionados que acuden a los parques de pelota, pero antes son consultados y de ninguna forma humillados por su condición física.

Hay que saber en dónde y cuándo dejar de ser políticamente correctos. Y sobre todo entender las particularidades que ofrece un deporte como el de la pelota caliente, en el que los enanos no son de circo, ni son golpeados para causar diversión a los asistentes.Pobre Aluche, hubiera elegido ser bat boy.