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Nate Diaz resiste después de la derrota con el humo de su vaporizador

"Se supone que me han despedido 20 veces de esta organización, y ve donde estoy ahora".

Nate Diaz inhaló el contenido de su vaporizador mientras se empezaban a notar las heridas de la noche en su rostro. Después de doce minutos de haber comenzado la conferencia posterior a UFC 202, alguien al fin le preguntó al peleador que era lo que fumaba. Aceite cannabidiol (CBD), respondió Diaz, una sustancia no embriagante derivada del cannabis que es de ayuda para la recuperación y para reducir la inflamación. Entre caladas, Diaz criticó a McGregor, campeón pluma y oponente de 168 libras que acababa de derrotarlo.

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"¿Qué hizo Conor en esta pelea? Hizo exactamente lo que le dije que hiciera", dijo antes de burlarse de McGregor por conducir su bicicleta de montaña sin casco, y cuestionar el patriotismo de su entrenador de jiu-jitsu. "… Siguió al líder. Contrató a estas personas e hizo un buen trabajo, pero ¿quien te enseñó a hacer eso? Tu sensei aquí, hombre. Siguió al líder en las artes marciales y siguió al líder en los negocios. Si crees que estoy hablando tonterías y diciendo cosas sin sentido entonces no eres tan inteligente, porque "Se supone que me han despedido 20 veces de esta organización, y ve donde estoy ahora".

Fue una mala noche para Díaz, que perdió por decisión mayoritaria ante su oponente más reconocido y recibió una paliza en el camino. Claro, eso no describe todo lo que sucedió: fue una pelea que en ocasiones pareció tener un montón de golpes salvajes, que hizo rico a Diaz y le dio un lugar permanente entre las celebridades del MMA.

Diaz-McGregor II fue una pelea que yo planeaba ver el domingo por la mañana pero ahora estoy agradecido de que no fue así.

McGregor tumbó a Diaz y lastimó su pierna derecha, comprometiéndose con la idea de que iba a ser una noche larga como para darle ventajas a su oponente. Luego la narrativa cambió: Diaz se adelantó lanzándole combinaciones a McGregor, que ya mostraba señales de agotamiento, lo cacheteó, lo provocó y le mostró el dedo medio cuando el irlandés retrocedía. McGregor lució como si sus pulmones no pudieran alcanzar el ritmo de su corazón, pero luego encontró un segundo aire. Diaz lo sostuvo contra la jaula buscando un derribo que parecía nunca llegar, y luego llevó a McGregor al suelo con pocos segundos en el reloj. Esos cinco rounds fueron el ejemplo perfecto de por qué las peleas en vivo con cosas totalmente diferentes que aquellas que buscas en Google después: estás viendo estrategias, caos y todo puede ocurrir al final.

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Cuando llegó el fin, dos jueces le dieron la pelea a McGregor con 48-47 mientras que uno la calificó como empate, con 47-47. Ya es rutina para los hermanos Diaz el mostrar recelo después de una derrota, además de considerar una conspiración y flexionar un poco los bíceps después de la pelea, y si crees que el hombre de Stockton derrotó al de Dublín, puedes encontrar suficiente evidencia en los cálculos de golpes en total y golpes significativos que hubo en el combate. Pero en los cinco meses que pasaron entre ambas peleas, McGregor se adaptó al estilo de Diaz, y a sus ataques. Diaz no lo hizo y su acondicionamiento físico no fue lo suficiente para marcar la diferencia ante la mirada de los jueces.

Ahora, lo que alguna vez fue una revancha extraña parece el segundo acto de una trilogía, y la siguiente parte tal vez se llevará a cabo en las 155 libras, como lo indicó McGregor después de la pelea. Aunque no se sabe cuando sucederá. El presidente de UFC, Dana White amenazó con quitarle a McGregor su título de 145 libras si no lo defendía a continuación, y McGregor no se comprometió al hablar en la conferencia posterior al evento, diciendo que las cosas ya estaban fuera de control. Diaz, mientras tanto, dijo que no peleará hasta que tengan un tercer combate. Así que no lo veremos hasta que eso ocurra.

Además de convertirse en el hermano Diaz más reconocido —desde que Nick logró su última victoria, hace una década— Nate ha demostrado ser mejor para las relaciones públicas, puede lanzar botellas en las conferencias de prensa, intentar cachetear a sus oponentes en el lobby de algún hotel, fumar de su vaporizador en plena conferencia de prensa, publicar fotos de sus pipas en su cuenta de Instagram, pero puede presentarse y cautivar al público en programas de televisión como Conan y Jimmy Kimmel Live!

Diaz puede dividir su vida personal y su vida pública cuando termina la hora de pelear y promover las peleas. Minutos después de apuntar a McGregor y reírse de él, Diaz lo ayudó a ponerse de pie. "Es como 'oye, hasta la próxima, estamos bien y estamos listos para continuar'", dijo Diaz en la conferencia de prensa. "¿Qué quieren que haga? ¿Que siga pateándolo mientras está en el suelo? Estamos bien. La pelea ya había terminado".

Por si fuera poco, la rivalidad con McGregor ha sido una bendición financiera para Diaz. Según las cifras que reveló la Comisión Atlética del Estado de Nevada, el pago que recibió Diaz por la revancha fue de 2 millones de dólares. En diciembre del año pasado, después de derrotar a Michael Johnson, Diaz se ganó sólo 40 mil dólares, una cifra pequeña para un peleador emocionante, que ganó una temporada de The Ultimate Fighter y que retó al campeón de los ligeros en su octavo año siendo parte de las filas de UFC. El aumento de sueldo de Diaz sienta un precedente positivo para los demás peleadores precisamente porque no tiene un cinturón, sino que ha peleado duro y durante mucho tiempo.

Que Diaz se convierta en uno de los peleadores mejor pagados y de mayor perfil en UFC después de casi una década alternando victorias con derrotas es muestra de su resistencia.

McGregor equilibró las cosas para él y para Diaz. Pero podrían pelear tres o treinta veces, y no sin importar lo sangrienta que sea la pelea o cómo se vean las cosas desde fuera de la jaula, Diaz seguirá de pie ahí. Los jueces eventualmente tendrán que entregar sus tarjetas, y los espectadores se irán a casa, pero ahí estará Nate Diaz, listo para pelear otro round, o desaparecer en una nube de humo.