Del decreto de Manuel Ávila Camacho al 'clásico joven' menos mexicano de la historia

Muy lejos quedaron aquellos tiempos en que los distintos equipos que visitaban o jugaban en la Ciudad de México, por ley, solo podían alinear a cuatro extranjeros. Hoy, con miras al próximo clásico entre Cruz Azul y América, se podrían alinear en el Distrito Federal hasta a 18 futbolistas no nacidos en nuestro país.

La ley en cuestión, la cual fue erradicada en 2005, fue decretada por el entonces Presidente Manuel Ávila Camacho. Aquel decreto decía lo siguiente: "Los espectáculos deportivos en que participen equipos profesionales de tres jugadores o más y, que intervengan permanentemente en competencias en el Distrito Federal, actuarán el número de jugadores extranjeros que señale el Reglamento de cada asociación deportiva".

Ante esto, clubes que participaron o participaban en el Distrito Federal como América, Pumas, Cruz Azul, Atlante o Necaxa, se veían obligados a utilizar a cuatro de los cinco extranjeros que las leyes dan en México. Cabe destacar que los naturalizados contaban como extranjero, y no como mexicano.

Sin embargo, Decio de María, flamante Presidente de la Federación Mexicana de Futbol, asesorado por juristas y abogados, encontró en un resquicio de la Ley de Espectáculos del Distrito Federal para erradicarla.

En sí, la norma era sumamente vieja y podría parecer sumamente injusta. Ante un decreto Presidencial, dicha norma que era vista como "permanente e inalterable", era imposible de borrar y obviar. Claro, pero en México, siempre se puede todo.

"No tendremos ningún problema en lo sucesivo. Y no soy mago, ¿eh? Sólo que consultamos a abogados, juristas y el Ejecutivo (Vicente Fox) para definir todo esto.

El decreto presidencial es de los años cuarenta y con el paso del tiempo se hicieron reformas que fueron empujando a reconocer al D F de una manera diferente, y en ese momento, la personalidad jurídica cambió y la vigencia del decreto quedó neutralizada", señaló Decio, encontrando el hueco en la ley con la cual, se pudo erradicar dicho decreto.

La decisión de revocarla, según Ricardo Salinas Pliego, fue obra de la Asamblea Legislativo y no por conducto de la Federación Mexicana de Futbol. Aquello, fue aplaudido por los diferentes clubes del futbol mexicano.

"La FMF no derogó ningún decreto sino la Asamblea Legislativa. Estemos trabajando para tener dos cosas: Primero una selección nacional competitiva y segundo una liga de clubes que dé un espectáculo notable cada fin de semana. Para eso tenemos que desarrollar talento mexicano y no necesariamente al reducir el número de extranjeros se va a lograr", indicó Salinas Pliego.

El tiempo ha puesto a cada quien en su lugar. La realidad es que el espectáculo de la Liga Bancomer MX no puede palparse con una mejora notable, la construcción de una selección mexicana que le dé al técnico más opciones mucho menos y la llegada de extranjeros, combinado con naturalizados se ha salido de las manos dejando cada vez menos oportunidades a jóvenes nacionales.

Cruz Azul actualmente tiene a 11 futbolistas no nacidos en México (contando a Fernando Belluschi); América suma ocho, mismo número que los Pumas.

Tras la abolición de la norma impuesta por Ávila Camacho, se han jugado un total de 25 partidos de Liga entre Cruz Azul y América, ya sea de Liga o liguilla.

El máximo de extranjeros y/o naturalizados que han jugado un 'clásico joven', sumados entre ambos equipos fue de 12.

Por América jugaron los siguientes: Paolo Goltz, Pablo Aguilar, Miguel Samudio, Osvaldo Martínez, Rubens Sambueza, Darwin Quintero y Michael Arroyo. Darío Benedetto ingresó al minuto 84 por Oribe Peralta; mientras que con Cruz Azul arrancaron Mauro Formica, Christian Giménez y Alemao, ingresando Roque Santa Cruz por el 'Chaco' a los 55 minutos.

De acuerdo a la enseñado por Cruz Azul en su fecha anterior, Sergio Bueno alineó ante Gallos a ocho jugadores entre extranjeros y naturalizados, misma cifra que Ignacio Ambriz con América frente a Veracruz. De arranque, sumado entre los dos equipos, 11 futbolistas.

Seguramente, si Manuel Ávila Camacho volviera a nacer, le daría un pequeño infarto al miocardio.