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FIGHTLAND

Diego Sanchez pelea como si fuera 2005, y gana de nuevo

Critiquen a Sanchez todo lo que quieran, pero la manera en la que pelea es atemporal.
Photo by Mike Roach/Zuffa LLC

Pocas partes de la manera en la que se peleaba en 2005 podría ser preservada hasta este año con la esperanza de que funcionara como lo hacía antes. Vean peleas de UFC 52 e incluso podrán escuchar a los comentaristas hablar de cuanto había evolucionado el deporte. Pocos peleadores eran buenos en todo aspecto de las peleas. Y aun así, la agresividad, unos cuantos derribos, buen control en la posición superior, y el rendimiento cardiovascular para mantener la presión hasta el final de la pelea compensan cualquier otra deficiencia.

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A lo largo de once años en UFC y de pasar por cuatro divisiones de peso desde su debut en The Ultimate Fighter, es impresionante cuantos de esos atributos todavía describen a Diego Sanchez, de 34 años de edad y que ahora pelea en las 155 libras, que acaba de tener su pelea número 25 en el octágono.

En la final de The Ultimate Fighter: Latinoamérica 3 en la Ciudad de México el pasado sábado, Sanchez se llevó la victoria por decisión unánime sobre Martin Held, especialista en sumisión y expeleador de Bellato que hizo su debut en UFC, al superarlo con mejor grappling, buen golpeo y buen rendimiento cardiovascular. Los tres rounds fueron una muestra de las especialidades de Sanchez en la pelea co-estelar de la noche. Estaba un poco fuera de ritmo en el primer round, recibiendo los golpes de Held y después de quedar atrapado en una guillotina, pero después de improvisar un escape al empujarse de la jaula con las piernas y salir del intento de sumisión, Sanchez tomó control del resto del combate. Detuvo ataques a las piernas, conectó golpes en el suelo y se mantuvo en la posición superior mientras Held se sofocaba a 2250 metros por encima del nivel del mar.

Foto por Etzel Espinosa-USA TODAY Sports

Después de la pelea, Sanchez habló sobre su evolución como peleador. "Continúo aprendiendo y continúo evolucionando", dijo a los medios después de la pelea. "Muchos fans dicen, 'Tienes que traer al antiguo Diego de regreso, a 'The Nightmare' de antes'. Les dijo que no, que en este deporte tienes que seguir aprendiendo o no vas a poder quedarte todo el camino, como yo lo he hecho en el deporte".

La ironía es que al usar tales técnicas de mediados de los 2000 para derrotar a Held, bien pudo haber enfrentado a Karo Parysian o a Luigi Fioravanti —la diferencia notable entre el Sanchez de antes y el de ahora son los tatuajes que ta parecen calcas en una camioneta estacionada frente a una iglesia. La evolución en el MMA casi es cliché, en gran parte porque es verdad: la ultima década le dio técnicas vistosas, creatividad y desarrollo a un luchador que tiene aguante— Jon Jones, compañero de entrenamiento de Sanchez en Jackson Wink MMA en Albuquerque, es el mejor ejemplo, pero el poder de lo que hace Sanchez en la jaula es prueba de lo importante que es evolucionar. Presionar e imponer el ritmo, buscar el derribo, conectar golpes que hagan pensar a los jueces y que no le permitan a tu oponente tener un respiro, detalles que son fundamentales en el MMA. Pueden criticar las técnicas de Sanchez y su ejecución por separado, pero en conjunto son bastante buenas.

Sin embargo, Sanchez no lo es. Ocupa un espacio exclusivo, casi incómodo: salido de The Ultimate Fighter, es el último de la generación en seguir peleando. No está cerca de una oportunidad de título, y ha alternado victorias con derrotas por media década. Algunas de esas victorias le fueron regaladas, como el triunfo sobre Ross Pearson, y siempre recibe mucho castigo, como cuando enfrentó a Martin Kampmann y terminó con la cara lastimada. En su última en UFC 200, Joe Lauzon lo detuvo con un nocaut técnico rápidamente y fue la primera vez que lo finalizaban.

Luego de la pelea Sanchez no indicó si estaba pensando en retirarse, y después de una victoria así, ¿lo haría? Superó a Held y ha superado a muchos que ya no siguen en la promotora, o siquiera peleando. Y lo hizo sin cambiar mucho.