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Antodopaje

¿Realmente funcionan los exámenes antidopaje?

Según Enrique Gómez-Bastida, ex director de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte, los controles antidopaje tan solo detectan el 1.5% del total de los casos en la actualidad.
Foto: Sebastian David Tingkær / Flickr

Así como en ocasiones nos sorprendemos con un nuevo escándalo que involucra a un funcionario público quien malversó fondos o se benefició con un familiar, en el deporte también se han presentado casos ruidosos, con personajes entre peculiares y siniestros quienes han sido expuestos por las medidas antidopaje.

Por supuesto todos ubicamos las sanciones a Marion Jones, a Lance Armstrong, a Diego Armando Maradona o el colosal descubrimiento de los atletas rusos de cara a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

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La cuestión que plantea esta entrega es: ¿realmente se está sorprendiendo a todos los 'tramposos' quienes usan ventajas indebidas desde la bioquímica corporal?

Recordamos recientemente a Ryan Braun, beisbolista de los Milwaukee Brewers quien fue sorprendido en un análisis antidopaje por los altos niveles de testosterona sintética en su cuerpo, a partir de algo muy recurrido en el medio del beisbol ligamayorista en esos momentos: después del juego, con el cuerpo demandando ingesta fuerte, un cocktail entra al cuerpo donde se absorbe y desecha de manera más inmediata.

Desgraciadamente para Braun, se pasó en la dosis; afortunadamente para él, pudo ganarle la instancia a MLB al argumentar que existió una falla en la "cadena de custodia" de la prueba de orina recabada, aunque, la oficina del Comisionado terminó finalmente estableciéndole una sanción.

Ni el pelotero tramposo ni el beisbol ganaron, pues vinieron dos consecuencias duras, siendo la primera una especie de cacería con pruebas perentorias, de horarios variados y hasta imprudentes, en afán de agarrar a quien se dejara.

La otra consecuencia fue de una alta incidencia de peloteros latinos de origen o de ascendencia, algo que parecía ya hasta un misil teledirigido a ese segmento de la población de jugadores, tanto big leaguers, pero más especialmente con los ligaminoristas en cuanto a incidencia.

Abrimos con el beisbol de Grandes Ligas pues ha sido el deporte principal de los Estados Unidos que ha colaborado abiertamente con el organismo rector del antidopaje a nivel mundial: la WADA.

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La Agencia Mundial Antidopaje (WADA) se basa en dos pilares: su Código y su lista de sustancias prohibidas, con el primero como documento base y la segunda como la consulta obligada.
Desgraciadamente, algo muy comentado, al publicar la lista anual con antelación ("para conocimiento de los involucrados") al año de su ejercicio y uso, la WADA evidentemente abre los ojos a qué sí y qué no, qué ya no y qué cuando dejará de ser admisible, pregúntenle a Sharapova si no.

El origen de prohibir las sustancias de mejora (indebida) en el rendimiento físico – atlético fue algo áspero con el caso de las mujeres de Alemania Oriental quienes vieron un brutal cambio en sus físicos, en aquellos setentas de la propaganda a como diera lugar.

Por eso, trayendo el tema a la actualidad, las declaraciones de Enrique Gómez-Bastida como ex director de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte toman una relevancia quizás inusitada, al señalar que los controles antidopaje tan solo detectan el 1.5% del total de los casos.

Es clarísimo el mensaje de Gómez-Bastida en el sentido de que el sistema actual no es tan bueno y la necesidad de complementar con otras medidas en afán de encontrar una mayor eficacia.
Textualmente, establece: "Hay que investigar a los médicos y a todo aquellos que esté detrás de un caso de dopaje, porque el deportista es el último eslabón", en un contexto donde se ven las afectaciones a institutos, patrocinadores, familiares, entrenadores.

Crear conciencia y reforzar con el criterio de los legisladores más "imaginativos" para aterrizar medidas en torno al tema, son otros de los puntos tocados por el ex director.

Aquí es donde nos preguntamos si el escarnio y la persecución son lo más aconsejable, o bien, una cultura de la prevención donde se privilegie el máximo rendimiento a través de procesos bioquímicos autorizados.

Tal parece que -al igual que en el caso de los ladrones con su ingenio enfocado al ilícito- el medio del deporte se niega a canalizarse, o se prepara para seguir viendo casos "asombrosos" donde la inteligencia se usa para saltar en lo indebido, en vez de saltar de longitud… limpiamente.