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VICE Sports

Al fin LeBron James está mostrando su edad

Por primera vez en su carrera, LeBron está mucho peor en la segunda noche de los back-to-backs.
DS
traducido por Daniela Silva

Mientras LeBron James está en su decimoquinta temporada como un fenómeno de la NBA, con suficiente dominio externo para llenar de envidia a los veteranos de siete temporadas, justo en su mejor momento, algo anda mal.

A sus 33 años, James sigue siendo el mejor jugador del mundo y un candidato al MVP, al promediar la mayor cantidad de puntos desde 2010, con el tercer mejor Verdadero Porcentaje de Tiro y la mejor tasa de asistencia de su carrera. Si comparas sus canastas con otros que están igual de inmersos en su trayectoria, los números son obscenos.

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Sólo seis jugadores en la historia de la NBA han promediado al menos 30 minutos y 20 puntos en su temporada número 15. Mira la comparación con LeBron. Además, nadie más en la historia de la liga ha jugado más de 9,000 minutos de playoffs antes de su 15º año. Kobe Bryant y Scottie Pippen son los únicos dos jugadores que han superado la marca de los 8000 minutos en sus primeras 15 temporadas. La combinación de durabilidad y excelencia de James es inaudita.

Sin embargo, las dos cualidades que diferenciaban a James de todos los demás jugadores del universo ya no están este año. La primera es simple: la presencia de LeBron es la marea que levanta todos los barcos. Sus equipos han sido mucho mejores con él en la cancha desde que tenía 19 años, un subproducto de su habilidad para marcar en cada posesión una fuerza e intelecto sin igual.

Sobre todo, porque este año el roster tiene un esquema defensivo que ni siquiera satisface a su personal, Cleveland no solo está apenas superando a sus oponentes con James en la cancha, sino que también son mejores por mucho cuando está en el banquillo.

Es imposible culpar a LeBron por esta disparidad. El talento que lo rodea no había sido tan débil durante ocho años. Pero los detalles de ese segundo factor de diferencia son más interesantes.

Foto de Brad Rempel-USA TODAY Sports

James es Hércules. No sólo es más grande, más rápido y más fuerte que quien intenta marcarlo, sino que a medida que su oponente empieza a cansarse, el cuatro veces MVP tiene suficiente resistencia para meter la máxima velocidad. Él no sabe lo que significa la palabra agotado, o qué tan despacio se pone de pie cuando el conteo de 10 de un árbitro alcanza los ocho puntos. Estamina es su segunda esposa.

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Pero en lo que va de la temporada, al fin podríamos ser testigos de un LeBron en su estado más vulnerable. Esto no quiere decir que esté teniendo problemas o que sea inferior a cualquiera que comparta la cancha con él. Todo es relativo, el único y al parecer imposible estándar que no ha cumplido es el que él mismo ha establecido. James ha jugado en ocho juegos en la segunda noche consecutiva de esta temporada. En los cuales, la calificación ofensiva de Cleveland es patética 100.1 cuando James está en el campo, y su Verdadero Porcentaje de Tiro es 54.5.

Si comparamos esos números con los 33 juegos que ha jugado con uno o dos días de descanso, podemos ver que LeBron está perdiendo velocidad. En esas noches su calificación ofensiva es aproximadamente de 115 y su Verdadero Porcentaje de Tiro sube a 10 puntos.


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Básicamente, cuando James tiene tiempo para relajarse, es casi tan eficiente como Kyle Korver. Cuando no lo hace, es Mario Hezonja. La mayor parte de esto se debe a una brecha en su porcentaje de tres puntos, que es terrible en la recta final de un back-to-back y de otra manera superior al 40 por ciento.

Para cualquier otra persona esto no es noticia: descanso = beneficios. Sin embargo, a lo largo de su carrera, especialmente desde que se reincorporó a los Cavaliers, ésta es una ley que no se ha aplicado a LeBron. Fue un superhumano en doce juegos en la segunda noche consecutiva de la temporada pasada, incluso dominaba aún más que cuando tenía uno o dos días libres para recuperarse. La ofensiva de Cleveland tuvo mucha fuerza con él en la cancha y nunca fue más preciso para encestar.

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En 2016, la ofensiva de Cleveland en su conjunto empeoró notablemente sin descanso, pero las cifras individuales de James no sufrieron demasiado en comparación con temporadas anteriores. Si regresamos a lo que se podría decir que fue su pináculo como miembro de los Miami Heat, LeBron fue Arnold Schwarzenegger alrededor de 1984-1987 en la segunda noche de un back-to-back, al exhibir cero caída independientemente de lo que estaba en el camino de su equipo. Todo es diferente este año.

En este momento, los Golden State Warriors tienen 7-2 y +60 en la segunda noche de un back-to-back. Los Boston Celtics tienen -15 con un récord de 5-3. Los Houston Rockets tienen 3-3 y -10. Los San Antonio Spurs tienen 6-4 y +18. Los Toronto Raptors tienen 3-3 y +25. En otras palabras, cada equipo que tiene al menos la posibilidad de ganar el título tiene .500 o más en estas difíciles condiciones.

Mientras tanto, los Cleveland Cavaliers tienen 3-5 con derrotas ante el Orlando Magic, los Brooklyn Nets, los New York Knicks, los Celtics y los Indiana Pacers. En esas ocho competencias, han sido superados por 36 puntos.


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Existen varias explicaciones para esto. Casi todos jugaron sin Isaiah Thomas en la cancha y algunos no contaron con Tristan Thompson. También, la mayoría de las caras nuevas de Cleveland ya son viejas. Dwyane Wade, Jeff Green y José Calderón no son hacen la diferencia que James está acostumbrado a tener a su lado.

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Todo podría haber llegado a un punto crítico durante una reciente derrota contra Indiana, en la que James jugó 40 minutos una noche después de una humillante derrota ante los Raptors de Toronto, sin Kyle Lowry. El arranque de LeBron en la segunda mitad fue mucho menor en ambos extremos en comparación con los primeros dos cuartos. Mira lo intenso que se pone al negarle la pelota a Bojan Bogdanovic.

Y aquí, un paso por delante de su oponente como defensor del lado débil, James acelera perfectamente su rotación para interrumpir el pase de entrada de Darren Collison y robar el balón.

Si comparamos ese enfoque con lo que pasó en la primera posesión del tercer cuarto. Domas Sabonis gira hacia la zona y atrapa el balón en la línea de tiro libre. Mira a su izquierda y se da cuenta de que Víctor Oladipo está cubierto por J.R. Smith, ve a Thaddeus Young bajo marca y luego encuentra a Bogdanovic completamente abierto en la esquina opuesta.

James ayuda mucho en la zona y después ni siquiera da un paso hacia el hombre que está tirando un 40 por ciento en triples esta temporada. Eso no pinta bien.

Pero el video más inquietante es cuando llega a un área que normalmente domina: el aro. El porcentaje de gol de campo de James dentro del área restringida sigue siendo un 72.1 por ciento en la segunda noche consecutiva, pero se eleva a 78.6 y 78.9 por ciento cuando tiene uno y dos días libres, respectivamente.

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Aquí hay una jugada diseñada específicamente para despejar un lado de la cancha y darle a LeBron espacio para atacar. Es la dirección equivocada que comienza con Crowder y Love que fingen establecer un bloqueo consecutivo para Calderón en el lado derecho de la cancha.

Pero una vez que los Pacers cambian para defenderlo, Calderón le devuelve el balón a James, donde lo único que tiene que hacer es pasar por Bogdanovic. No termina como debería. Aquí hay un par de ejemplos más de la misma noche.

También, el porcentaje de tiros de LeBron al aro aumenta en un seis por ciento cuando no está jugando en la segunda noche de un back-to-back. En lugar de atacar a Al Jefferson con una línea recta de la izquierda (que antes logró con éxito en el mismo juego), aquí hay una jugada donde James vuelve a la derecha, no dobla la esquina, luego se conforma con un paso atrás a lo largo de la línea de fondo.

Obviamente, sólo es un juego en medio de una larga temporada regular. James todavía está dentro del 0.1 por ciento de los mejores atletas del 0.1 por ciento en el mundo, sin importar para quién esté jugando, qué día es o qué le hizo a su cuerpo durante las últimas 24 horas. Pero también nos recuerda que es un ser humano que envejece y que ya no es el incansable rinoceronte al que estamos acostumbrados. Eso suena como una muy buena noticia para el resto de la Conferencia Este.

Pero, claro, una pequeña grieta en la pantalla de tu iPhone no es lo mismo que una explosión espontánea en tu mano. Cleveland solo tiene 13 partidos consecutivos en su calendario esta temporada, la más baja de la liga. Los Cavs también cambiaron su calendario de viajes para poder dormir más y mitigar el proceso de recuperación.

A pesar de que nunca lo hemos visto tener este tipo de “problemas", LeBron (y los Cavaliers) tendrán un día o dos libres entre cada juego durante los playoffs. Eso significa que, por lo menos para una racha más de puntos a favor, la NBA aún tiene que irse por King James. Cualquiera que lo haya visto recuperarse de fijar la bandeja de Kevin Durant contra el tablero el día de Martin Luther King Jr. sabe que su umbral deportivo todavía es lo suficientemente ridículo como para cambiar un juego. Pero por primera vez en más de una década, el 13 veces All-Star comienza a revelar el tipo de imperfecciones leves que casi lo hacen parecer mortal.