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¿Es Bob Esponja el nuevo Che Guevara?

Bob Esponja se ha convertido en un símbolo de rebelión entre los jóvenes egipcios. Los líderes estudiantiles en lucha contra el presidente Mohamed Morsi lo han adoptado como su símbolo, y ha inspirado docenas de páginas de fans en facebook, incluyendo...

Una tarde de viernes del pasado junio, una nueva ola de manifestaciones en favor de la democracia se desparramó por el centro de El Cairo. Los manifestantes clamaron en contra del destituido Ahmad Shafiq, el primer ministro del dictador Hosni Mubarak, por haber adelantado la ronda final de la elección presidencial histórica del país.

En plena agitación un joven activista con gafas de pasta, con el puño alzado al cielo, guió a la muchedumbre con cánticos en contra del antiguo régimen. Era fácil divisarle, subido a los hombros de su camarada luciendo una camiseta color amarillo chillón engalanada con la imagen de la querida criatura submarina Bob Esponja.

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Hoy en día, Bob Esponja es una imagen familiar en la plaza Tahrir. Los vendedores de banderas egipcias y camisetas con eslóganes revolucionarios también venden camisetas de Bob Esponja. Apenas entrado 2013, cualquier visitante casual en la plaza se puede preguntar si Bob Esponja, al igual que las omnipresentes camisetas del Che Guevara o las siniestras máscaras de Guy Fawkes popularizadas por peli V de Vendetta, se ha convertido en un bizarro icono símbolo de la resistencia.

Shereif Elkeshta, un director de cine egipcio-americano que se mueve frecuentemente entre NY y El Cairo, se dio cuenta de estas llamativas camisetas durante una visita a la plaza en mayo pasado, un año después de las revueltas. "De repente el asunto ya no giraba en torno a hurriya [libertad], ath-thawra [la revolución] o sobre el25 de enero. Ahora todo eran camisetas y, bueno, Bob Esponja… Puede que sea mi parte neoyorquina, pero… ¿Bob Esponja? ¿En serio? ¿Acaso esta gente sabe quién es Bob Esponja?"

Elkeshta citó el “fenómeno Bob Esponja” en un ensayo sobre la incoherente situación política en Egipto publicado en un diario independiente, el Midan Masr. "¿Por qué no lleva un cóctel molotov, por lo menos?¿O por qué no alza el puño?

¿Es Bob Esponja un icono revolucionario? Ya lo estás viendo. Las camisetas de ese color que te deja ciego tiene un efecto visual muy apropiado en las manifas. Bob Esponja es un personaje optimista que consiguió numerosos seguidores en Egipto después de que la serie se emitiera traducida en el lanzamiento de Nickelodeon Arabia en 2008.

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Y además está el simbolismo: el personaje es un hombre corriente (bueno, una esponja corriente) luchando por hacerse sitio en el mundo. Wael Ababs, un conocido bloguero y activista que fue apaleado y arrestado por las fuerzas de seguridad de Mubarak, dijo ser fan de Bob Epsonja porque "es alguien sencillo, un currante, no un súper heroe como los de los dibujos animados y cómics de antaño, y aún así es un ser muy querido por sus amigos".

Pero Abbas, al igual que todo egipcio, te dirá que estas camisetas no tienen ningún significado político. Ashraf Khalil, periodista egipcio-americano y autor de un libro sobre la sublevación, sostiene que las camisetas de Bob Esponja dicen mucho de cómo ha cambiado la plaza Tahrir en el último año. "La razón de que se vendan camisetas de Bob Esponja en Tahrir es indicativo de que vendedores apolíticos montan puestos en la plaza para vender lo que sea".

Desde los primeros días de la revolución, la plaza ha sido el centro de enfrentamientos con las fuerzas del Estado. Cientos de jóvenes egipcios han luchado y muerto con la intención de mantener la plaza ocupada durante el invierno del 2011, alzándose en contra del dictador Hosni Mubarak, y defendiéndose de los antidisturbios o de matones con ropas civiles montados en camello.

Tras el inicial alzamiento de 18 días, el comercio se reinstauró de nuevo. Vendedores ambulantes, bien vigilados por la policía de Mubarak, montaron un tenderete en la plaza. Empezaron a vender banderas y finalmente pancartas y camisetas con eslóganes revolucionarios. Aún hoy podemos encontrar vendedores de camisetas en Tahrir, donde hay un campamento en contra de los Hermanos Musulmanes, afiliados al presidente Mohamed Morsi.

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Estas camisetas se venden, en parte, por la salvaje popularidad en Egipto de Bob Esponja, que cobró vida al mismo tiempo que la revolución. El personaje ha inspirado docenas de páginas de fans en facebook, incluyendo una que le nominaba a la presidencia en las trascendentales elecciones del año pasado, y un sacarinoso hit musical, "Ana SpongeBob" del cantante egipcio Hamada Helal. Una gran producción que ha alcanzado las 5,7 millones de reproducciones en YouTube donde el cantante, disfrazado de Bob Esponja, canta "Soy Bob Esponja" en una fiesta de niños pequeños.

Sólo hay que caminar unas manzanas por la ciudad de El Cairo para ser testigo de la proliferación de artículos de Bob Esponja. Cada dos pasos tropiezas en la acera con vendedores de juguetes y pegatinas de Bob Esponja y tenderetes con camisetas y gorros para niños. Algunas de estas prendas son importadas y de fabricación china, y otras las ha confeccionado la enorme industria textil egipcia.

Uno de estos vendedores, Islam Muhammad Ibrahim, de 24 años, me explicó que el personaje es tan popular que él mismo se baja de internet en su casa, en Giza, plantillas que luego imprime en la ropa para niños. Me enseñó una camiseta de talla pequeña con un logo azul que ponía "Bob Esponja". Ese día había vendido 10.

La bobesponjamanía también ha provocado que un comentarista conservador, Sheih Nabil al-Awadhi, condenara a Bob Esponja en su programa por satélite por alentar a los niños a vestir de forma afeminada.

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Así que, sí, existe una conexión entre Bob Esponja y la revolución: las revueltas han transformado la plaza Tahrir, de círculo enorme sin tráfico a una fortaleza revolucionaria y, finalmente, un núcleo de comercio informal.

Elkeshta ve esto como una transformación del espacio urbano: "Alguien me dijo una vez: 'la principal razón por la que empezamos a manifestarnos fue que no había ningún parque público'. Y eso me gusta. Lo encuentro muy creíble. La gente sólo reclamaba un poco de zona peatonal en una de las ciudades más insensatas".

Pero Islam Muhammed Ibrahim, que vende camisetas de Bob Esponja también para adultos en un amplio surtido de colores junto a camisetas conmemorativas de la revolución, ve que su trabajo está relacionado, de una manera extraña, con la revolución. Los activistas que acamparon en la plaza son "sus amigos y hermanos", me dijo reclinándose sobre una valla de metal para mostrarme la señal de un balazo. "Aquí ha muerto mucha gente".

Dice que Bob Esponja no tiene nada que ver con la revolución pero su otra mercancía sí; por ejemplo, una camiseta con el lema EL DÍA QUE CAMBIAMOS EGIPTO: 25 DE ENERO. "Vendemos camisetas para que la gente recuerde la revolución". Y por otra parte, "Es más productivo que vender sólo a los turistas".

Pero esto no convierte a Bob Esponja en un símbolo político. Como muchos otros, el activista-bloguero Wael Abass sospecha de que la omnipresencia de las camisetas tiene más que ver con la economía que con la política. "Es comercialización. Hay que comercializar todo, vender la revolución".

Abbas se pregunta si las camisetas son una señal de apatía, una sigilosa enfermedad post-revolucionaria. "La ola comercial de vender la revolución, vender pósters y vender fotos de las manifestaciones y ese tipo de cosas demuestra que la gente ya no está interesada en la revolución. Ahora nos enfrentamos a una realidad que queremos cambiar."