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cáscaras literarias

Lionel Messi, el poeta barroco del futbol

Lionel Messi no es un extraterrestre, es un poeta sobre la cancha.
Foto: AFP // LLUIS GENE

Recibe el balón en ¾ de cancha. Sabe que para llegar a la portería rival tiene dos opciones: meter el balón al área grande para probar suerte con alguna de las cabezas de sus compañeros, o tirar desde esa distancia —ésta última opción, en el papel, es menos probable—. Pero también es consciente que ambos modos no son dignos de su grandeza, y termina por descartarlos.

Con el balón a sus pies opta por una tercera opción: adornar su recorrido hasta la red. Entonces, arranca su odisea hacia el arco enemigo, atravesando todo tipo de obstáculos que no logran frenarlo hasta llegar a la tierra prometida.

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El balón parece tener un vínculo amoroso con su pierna izquierda; jamás se le ve separase de ella un solo instante durante el recorrido a pesar de los embates que buscan separarlo de su amante. Su cuerpo, más cercano al césped que el de los demás pero no por ello más terrenal, se balancea de un lado a otro, frena, acelera, retrocede y reanuda; baila. Es un tango sin pasos predeterminados, elegante mas voluble, cambiante, imposible de encasillar en un patrón y predecir con números y fórmulas. Lionel Messi es un artista y el terreno de juego su hoja en blanco.

Messi, para muchos el mejor futbolista de todos los tiempos, es un artista porque subvierte el orden de la realidad como la conocemos dentro de un campo de futbol. ¿Por qué no arrancar en línea recta y enfilarse hacia la portería? Porque significaría seguir los cánones, replicar lo que los demás han hecho y visto toda su vida: Messi quiere divertirse y para lograrlo reinventa las cosas.

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En este sentido, Messi es como un poeta barroco. Digamos que el argentino es el Luis de Góngora del deporte. Pero, ¿quién demonios es Luis de Góngora?

Resulta que en la España del siglo XVII, se dio un renacimiento del arte conocido como el Siglo de Oro. Durante este período de más o menos un siglo de duración, la literatura, las artes plásticas, la arquitectura y la música tuvieron un auge especial en el imaginario colectivo de aquel entonces. La corriente artística que imperaba era el Barroco, durante el cual el arte en general se volvió más ornamentado, las formas se distorsionaban, y el claroscuro era utilizado como una herramienta para marcar contrastes. Todo esto parece un poco abstracto… hasta que lo llevas al papel y a un cancha de futbol.

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En la literatura española del Siglo de Oro, Luis de Góngora —poeta y dramaturgo— es considerado el mayor exponente del barroco español. En términos generales, lo que el oriundo de Córdoba hacía con una pluma y una hoja era exactamente lo que Lio Messi hace con un balón en nuestros días. Como ejemplo de su retorcida y bella forma de escribir, Góngora ocupa ocho versos para describir la belleza de la ninfa Galatea, en su famosa Fábula de Polifemo y Galatea, un poema de contenido mitológico que versa sobre el amor que Polifemo, un cíclope, tiene por Galatea, y el desdén de ésta.

Purpúreas rosas sobre Galatea
La Alba entre lilios cándidos deshoja:
Duda el Amor cuál más su color sea,
O púrpura nevada, o nieve roja.
De su frente la perla es, eritrea,
Émula vana. El ciego dios se enoja,
Y, condenado su esplendor, la deja
Pender en oro al nácar de su oreja.

Ocho versos, atisbados de referencias clásicas, rimas y figuras retóricas es lo que Góngora utiliza para describir la blanca tez y belleza de la ninfa. Al igual que Messi, Luis de Góngora sobrepasó los límites de los cánones del lenguaje y las formas poéticas para crear versos descabellados que para un lector promedio son algo difíciles de entender. Lo mismo nos pasa cuando vemos a Messi quitarse de encima hasta seis jugadores y después colar el esférico en la portería, o culminar su obra de arte con una exquisito pase de medio gol; simplemente no comprendemos cómo lo hace.

Me resulta imposible no utilizar el gol "maradoniano" que Messi le clavó al Getafe en el lejano 2007 como un ejemplo de su habilidad barroca dentro del campo de juego. El argentino recibe el balón a uno metros por detrás del campo rival. Con un elegante y audaz movimiento de su pierna izquierda jala el balón hacia su perfil preferido y se quita de encima, como si nada, al rival que amenazaba con arrebatarle el esférico. Acto seguido, cuando todo mundo cree que se pondrá a correr en línea recta sobre la banda, "la pulga" se frena, le pinta la cara a un segundo jugador con todo y un caño incluido, y entonces mete segunda, tercera, alza la cabeza, se percata que no hay compañero alguno en el cual apoyarse, y decide aventurarse hacia la portería, no sin antes hacer dos regates más con su privilegiada pierna izquierda, sacar al portero y definir ante un arco humillado, desprovisto de toda dignidad.

Nunca sabremos lo que Luis de Góngora habría opinado de esta jugada. Tal vez jamás le habría llamado la atención jugar al futbol; tal vez sí. ¿Se imaginan un poema de este gol escrito por el máximo exponente de la literatura barroca española? Sin duda sería una dignísima descripción y recreación de los sucesos acontecidos en aquel 2007.

A pesar de los más de cuatro siglos que separan a Lionel Messi y Luis de Góngora, podemos afirmar que ambos respetables personajes de sus respectivas profesiones están unidos por una forma privilegiada de ver el mundo. Ya sea que el futbol se inspire en la poesía para crear jugadas como las de Lio, o viceversa, el deporte y la literatura tienen más cosas en común de lo que crees.