Género

Mundial de fútbol femenino: El plantel argentino evidencia la brecha de género

A pesar de haber alcanzado su octava edición, las jugadoras continúan reclamando igualdad de condiciones dentro y fuera de la cancha.
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Artículo publicado por VICE Argentina

La primera edición del Mundial de fútbol femenino se dio en China en 1991. El reclamo por un campeonato femenino había nacido en 1986, en el Congreso de la FIFA en México: Ellen Wille, delegada de la Asociación de fútbol de Noruega, pidió medidas para estimular e impulsar el fútbol de mujeres. El brasileño João Havelange —presidente de la FIFA durante 24 años— tomó nota y en 1988 hizo una prueba en un torneo con 12 selecciones. Un año después del mundial masculino de Italia ‘90 lanzó la novedad: se venía la Copa del Mundo femenina.

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Este año comenzó la octava edición del torneo en Francia con una particularidad: Ada Hegerberg, la mejor jugadora del mundo, no participará. Hegerberg, quien acaba de conquistar su cuarta Champions el pasado 18 de mayo —primera vez que le entrega el Balón de Oro a una mujer—, anunció que dejaba la selección en septiembre de 2017. Su ausencia tiene forma de protesta: La líder del equipo noruego quiere que la federación de su país otorgue igualdad de condiciones en cuanto a dinero, infraestructura, planificación, desarrollo, con las que compite la selección masculina de su país. Cuatro meses después de su renuncia, la Federación firmó un convenio histórico con la Asociación de Jugadores en la que se estableció la igualdad salarial entre ambos sexos.


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Y mientras muchas de las selecciones europeas y la estadounidense reclaman equidad salarial, las selecciones latinoamericanas intentarán defender un largo camino de igualdad de condiciones frente a equipo masculinos. Reclaman seguridad social, contar con equipos de entrenamiento y que se acaba el acoso sexual dentro y fuera de las canchas.

En el 2015 la selección colombiana se convirtió en la primera selección de habla hispana en superar la primera fase una cita mundialista. Años más tarde, en marzo de 2019, un escándalo de abuso sexual, maltrato y desigualdad, sacudió la selección y el país. Las futbolistas Melissa Ortiz e Isabella Echeverri publicaron una serie de videos en sus cuentas de redes sociales donde denunciaron las precarias condiciones y negligencias que habían tenido que vivir en el equipo. “ "La Liga Femenina cada vez es más corta y se ve más lejana. Las futbolistas cada vez tienen menos seguridad en su trabajo y sus condiciones" manifestó Isabella en el video. Sus palabras sirvieron para dar el puntapié de una serie de casos de abuso sexual y maltrato en diferentes categorías de la selección nacional, incluyendo de menores de edad. Dos integrantes de la selección Colombiana sub-17 presentaron denuncias ante la Fiscalía General de la Nación por acoso sexual y laboral durante las concentraciones previas al Mundial de Uruguay, celebrado en noviembre de 2018.

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En el mes de febrero de 2019, Macarena Sánchez, jugadora argentina de fútbol de 27 años, recibió una llamada en la que le notificaron que ya no querían contar con sus servicios. Sánchez reclamó por sus derechos y los de sus compañeras, basados en casos de lesiones, donde las jugadoras no contaban con una obra social que cubran las operaciones, la falta de médicos en el club y los contratos poco profesionales. Esto sucedió días antes de comenzar la pretemporada para la reanudación del campeonato de primera división del fútbol femenino argentino. La consecuencia de este reclamo fue desentenderla de la selección argentina. Fue así como, por primera vez en la historia de Argentina, una mujer inició acciones legales a la AFA y al UAI Urquiza uno de los clubes más poderosos del país.


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El combinado argentino que viajó a Francia conquistó algunos beneficios ya que generó hechos concretos. En 2017 y después de dos años sin jugar porque la Asociación del Fútbol Argentino no les daba un calendario, organizaron una huelga y redactaron una carta en la que manifestaron que así no podían seguir. Un año más tarde, en la Copa América de Chile, la FIFA no les prestaba atención cuando ellas querían discutir sobre los premios económicos para el plantel. Entonces armaron una foto con un mensaje: posaron todas haciendo el Topo Gigio para exigir ser escuchadas, el gesto de colocar las manos detrás de las orejas “Topo Gigio” fue patentado por Juan Román Riquelme, y se ha convertido en un símbolo de protesta para los jugadores argentinos. Esa imagen se viralizó y generó eco: miles de mujeres, futbolistas o no, la compartieron y exigieron transformaciones. Reclamaron el derecho a dejar de ser amateurs en un espacio de exigencia profesional, a contar con formación en las divisiones juveniles, a tener canchas decentes para entrenar, acceder a indumentaria y calzado adecuado, a cobrar (mínimamente) viáticos, a tener representatividad en la Comisión Directiva de la Asociación del Fútbol Argentino; a la prevención y sanción de episodios de violencias de género dentro de los clubes y a dejar de ser invisibilizadas.

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Cuando la arquera Gabriela Garton —nacida en Estados Unidos y con madre argentina— llegó a la Selección albiceleste para nacionalizarse y jugar aquí, se sorprendió por el lugar que ocupaba el fútbol femenino en la tierra de Diego Maradona y Lionel Messi.

“En 2013, cuando me mudé y empecé a jugar en River, no lo podía creer. Mucha gente no sabía ni siquiera que existía el fútbol de mujeres. Mis compañeras de la Selección usaban la ropa que descartaban los varones y les quedaba enorme. O tenían botines muy viejos y en mal estado. El cambio se dio en el último año”, dijo Gabriela a VICE durante uno de los entrenamientos antes de viajar a Francia.


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En este Mundial, Argentina integrará el grupo D junto con Japón, Inglaterra y Escocia. Hasta ahora, nunca sacó un punto en un Mundial. El objetivo del equipo es romper esta racha, aunque no es fácil: Japón, subcampeón del mundo, ya le ha ganado en los dos Mundiales anteriores; sin embargo, las argentinas lograron un empate de 0 a 0 en su primer partido en Francia. Con Inglaterra jugará este próximo viernes, en las ediciones del 2007 y 2011, Inglaterra llegó hasta los cuartos de final, mientras que en el 2015 lograron el tercer puesto. Escocia disputará su primer torneo contra argentina el miércoles 19 de junio, tiene jugadoras de buen nivel, Kim Little es la futbolista más destacada en un equipo compuesto por mayoría de jugadoras que se desempeñan en la Liga de Inglaterra.

Estefanía Banini, señalada como La Messi del equipo, explicó ya varias veces que ella respeta a Messi, pero que es momento de que la llamen por su propio nombre. “No tengo problemas en que nos comparen con los jugadores, pero el pasito que tiene que dar nuestro país es el de aprenderse los nombres de todas las jugadoras”, dijo la futbolista.

También se refirió a los retos del plantel: “Nosotras nos tenemos que ayudar y ser equipo en todo sentido. Estamos viendo cambios, tenemos un gran apoyo de la federación, lo vivimos como un premio después de haber enfrentado tantas discriminaciones. Esto debería haber pasado hace mucho. Lamentablemente es una novedad. Lo disfrutamos, pero tenemos que seguir defendiendo los derechos que conquistamos e ir por más”.

El Mundial ya llegó y el fútbol será una excusa: las mujeres todavía tienen partidos por ganar afuera de la cancha.

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