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deporte y feminismo

De cómo la FIFA ha dañado el fútbol femenino

El fútbol femenino siempre ha sido un segundo plato para la FIFA. Con la marcha de Sepp Blatter, existe la posibilidad de que la situación dé por fin un vuelco.
Kyle Terada-USA TODAY Sports

El mundo del fútbol recibió la noticia de la dimisión de Sepp Blatter como presidente de la FIFA con disparidad de opiniones. Mientras muchos representantes de las federaciones más pobres mostraban su soporte al dirigente caído (alguno incluso le llegó a comparar con Mandela, Churchill… y Jesucristo), los portavoces de la UEFA y de las asociaciones norteamericanas por lo general celebraron el suceso.

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Este no solo es el caso de Michel Platini, que ya había pedido previamente la dimisión de Blatter, sino también de deportistas en activo y futbolistas retirados. La centrocampista estadounidense Megan Rapinoe pertenece a la primera categoría; la ex jugadora Julie Foudy, de la misma nacionalidad, a la segunda. "Ding dong, la bruja está muerta. Han enganchado a papá con la mano en el tarro de las galletas", escribió Rapinoe en Twitter. "¡Aleluya!", tuiteó Foudy.

El pasado sábado empezó la Copa del Mundo femenina en Canadá, pero a menos que seáis grandes aficionados al deporte, es probable que no supierais que el partido inaugural se jugó entre los anfitriones y China, o que la goleada de Alemania a Costa de Marfil fue el segundo resultado más abultado de la historia del torneo. Y Blatter, a pesar de llamarse a sí mismo "el padrino" del fútbol femenino, tiene parte de la culpa de ello.

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La FIFA ha monopolizado los titulares de la prensa estas últimas dos semanas con historias de corrupción y sobornos en el fútbol masculino, pero se ha dicho muy poco de cómo estos mismos dirigentes han ignorado e incluso menospreciado la parte femenina del deporte —todo ello mientras se vanagloriaban de empujar la participación femenil en el balompié mundial.

Un buen ejemplo de ello es la actitud del secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, que canceló su viaje al Mundial de Canadá para poder dedicarse a desmentir su implicación en un escándalo de sobornos. ¿De quién es la culpa de que el fútbol femenino no reciba tanta atención internacional como el masculino… nigane tanto dinero?

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"Ha habido algunos avances en la FIFA, pero ni de lejos a la velocidad suficiente", asegura Julie Foudy, miembro de las selecciones de Estados Unidos que ganaron la Copa del Mundo femenina en 1991 y 1999. "Hay millones de chicas jugando a fútbol en el mundo y una infinidad de personas que compran material deportivo", explica la norteamericana, que actualmente trabaja como comentarista en ESPN. "Si no atacas este mercado, estás tomando una maladecisión empresarial".

En este caso, no obstante, la situación en Estados Unidos es bastante mejor que en otros países. El argumento empresarial ya lo esgrimió la propia Foudy (y toda la selección femenina estadounidense) cuando aún jugaba: hoy, las componentes del combinado nacional femenino de los EEUU son tan conocidas como sus colegas masculinos, especialmente gracias a la célebre final del campeonato de 1999. Jugadoras como Hope Solo o Alex Morgan disponen de sustanciosos patrocinios: a España aún le queda muchísimo camino por recorrer para que jugadoras como Vero Boquete reciban el mismo reconocimiento.

Aquí podéis imprimir el cuadro de la Copa Mundial femenina de la FIFA de Canadá 2014. Gráfico cortesía de la revista Eight by Eight.

Las cifras que mueve el fútbol femenino, no obstante, son relativas incluso en los países donde la disciplina goza de mejor salud. El Mundial de Brasil generó unos 4.000 millones de euros para la FIFA; el último Mundial femenino, disputado en 2011, se consideró un "éxito financiero" cuando apenas había generado 10 millones de euros. Lo único bueno que puede decirse de esta falta de interés e inversión es que de momento ha dado poco margen a la corrupción.

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Por supuesto, todo esto sería muy distinto si las mujeres vistieran equipaciones más ajustadas, como sugirió Sepp Blatter en 2004. "Que las mujeres jueguen en ropa más femenina como lo hacen en el vóley", concluyó genialmente el entonces presidente de la FIFA.

"Por ejemplo, podrían vestir pantalones más ajustados. Las jugadoras son guapas, si me perdonáis que lo diga, y ya juegan con algunas normas distintas a las de los hombres —como jugar con un balón más ligero. Esta decisión se tomó para crear una estética más femenina: ¿por qué no hacerlo también en la ropa?".

En realidad, el balón del fútbol femenino no es más ligero que el usado en el fútbol masculino.

En el congreso de la FIFA de 2013, mientras decía querer introducir a una mujer en el consejo ejecutivo de la institución, Blatter presentó a una de las candidatas como "atractiva" y urgió a las presentes a expresar su opinión: "¿Alguna señora en la sala? ¡Digan algo, señoras! En casa siempre hablan, ahora pueden hacerlo libremente".

Más allá del despropósito que representan sus declaraciones, hay una cosa a destacar: la forma en la que Blatter habla sobre las mujeres deja claro que piensa el fútbol femenino es una guarnición prescindible, un espectáculo lateral que debería contentarse con cualquier migaja que le cayera.

Alex Morgan es fácil de reconocer… menos para Sepp Blatter, que una vez no la reconoció en una ceremonia de la FIFA. Foto de Andy Marlin, USA Today.

Hay varios casos paradigmáticos del sexismo, tan involuntario como profundo, de Blatter. Uno de ellos se produjo en el sorteo de la Copa del Mundo masculina en Francia 1998. El mandamás suizo presentó en francés a Julie Foudy, que en aquel momento era internacional por EEUU, asegurando que tenía "unas bonitas piernas". Dos trabajadoras de la FIFA tuvieron que advertir a la jugadora del comentario, dado que ella no sabía francés. Blatter no mencionó los logros de Foudy como futbolista en ningún momento.

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"Blatter no se da cuenta de que sus comentarios son sexistas", dijo la futbolista. "Y la lista sigue creciendo".

Blatter ni siquiera reconoce a las jugadoras femeninas, de hecho. Alex Morgan, que ha aparecido en innumerables medios deportivos en EEUU, aseguró a la revista Time que Sepp y otros dirigentes de la FIFA no sabían quién era cuando se presentó al evento del Balón de Oro de la FIFA 2012 —el mismo año en el que recibió el premio a la tercera mejor jugadora de la temporada. "Eso fue bastante chocante", dijo Morgan.

Amy Wambach, la 'pichichi' histórica de la selección estadounidense, aseguró a Sports Illustrated que en ese mismo evento Blatter confundió a su esposa por la famosa jugadora brasileña Marta, elegida la mejor del mundo hasta cinco veces consecutivas entre 2006 y 2010. Lo único que tienen en común físicamente es que ambas son morenas.

Se supone que la FIFA es el órgano que gobierna todo el fútbol, pero ha desdeñado su parte femenina de forma constante.

Los partidos del Mundial de Canadá se jugarán sobre césped artificial, una superficie que jamás se usaría para los partidos masculinos de la máxima categoría. Las futbolistas femeninas intentaron hacer llegar sus preocupaciones a la cúpula de la FIFA para intentar que al menos algunos partidos se disputaran sobre césped natural: 84 jugadoras llegaron a presentar una demanda a principios de este año. La FIFA, sin embargo, no se interesó en absoluto por el caso y terminó forzando a las jugadoras a retirar la demanda.

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No es que Canadá no hubiese dicho desde el principio que los campos serían de césped artificial. Eso se sabía desde el primer día, como también se sabía que, una vez Colombia retiró su candidatura, no había ninguna alternativa al país norteamericano. El coste de la transformación de los campos césped artificial en césped natural se estimó en unos 2,5 millones de euros, una cantidad irrisoria para la FIFA. Blatter no movió ni un dedo para que la organización financiara el cambio.

El adjetivo "irrisorios", por cierto, también sirve para definir los premios que reciben las jugadoras.

El equipo de Alemania, campeón del mundo en el Mundial de 2014, recibió 31 millones de euros como premio a su gesta, un dinero que fue a parar a la federación germana. Argentina, subcampeona, recibió 22 millones de euros. Solo por pasar de la fase de grupos, los 16 clasificados recibieron 7 millones de euros cada uno.

(Nota: debe decirse que los equipos masculinos deben pagar 1,3 millones de euros por participar en el torneo. Llamémoslo el precio del éxito)

¿Cuánto ganan las mujeres? El premio total para todos los participantes del Mundial de este año se estima en unos 13 millones de euros, un aumento de casi 9 millones respecto a 2011. Foudy estima que un 75% de las jugadoras, exceptuando las internacionales por equipos poderosos como Alemania y los EEUU, no reciben salario alguno. "Les toca rascar", asegura la ex futbolista.

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No esperéis, además, que las pagas se igualen en un futuro próximo. Al menos, eso aseguró el secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke. Al menos, no hasta que la Copa del Mundo femenina empiece a generar más dinero.

El argumento de Valcke (que no deja de ser cierto, a pesar de todo) es que el Mundial de fútbol masculino genera los ingresos necesarios para financiar los otros torneos y programas de desarrollo de la FIFA, razón por la cual tenía preferencia sobre los demás. Incluso la percepción de que Blatter es el "padrino" del fútbol femenino no está enteramente desencaminada; solo lo está mucho.

Blatter, de hecho, presionó para aumentar el número de participantes en la Copa del Mundo femenina hasta los 24, cuando a principios de su mandato solo eran 12. Ocho de los 24 participantes de este año son debutantes en el torneo, y probablemente no habrían podido alcanzarlo nunca sin el soporte financiero de la FIFA.

Seguramente se habrían desarrollado más deprisa, no obstante, si al fútbol femenino fuese a parar algo más que un escaso 15% del dinero que la FIFA entrega a cada federación. Es cierto que ahora existen Mundiales femeninos sub-17 y sub-20, ninguno de los cuales se disputaba a finales de los 90; y también es cierto que en 2013 por fin llegó una mujer al comité organizador de la FIFA. El progreso existe: el problema es que sigue sin ser suficiente.

"Las cosas no mejoran al ritmo que el juego y las mujeres merecen", dijo Foudy. "¿Cuántos años hemos malgastado?".

Ahora que Blatter se ha ido, a todos nos gustaría creer que no se perderán más.