Correr encierra una extraña paradoja: es la única actividad en cuyos eventos masivos el participante es un ente activo, es decir, no solo un espectador, y donde se genera una comunidad con un claro interés en común, una subcultura, como me advirtieron hace ya algunos años; sin embargo, los efectos en el organismo, desde físicos hasta en el estado de ánimo, son solo para el individuo.Es más, para quienes no corren es muy difícil entender por qué alguien se va a levantar un domingo a las 5:00 de la mañana y después presumir en todas sus cuentas de redes sociales que corrió 10 kilómetros en más de una hora, como si su medalla fuera de Juegos Olímpicos y cuando el récord mundial de esa distancia es de 26 minutos y 17 segundos.
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¿Por qué corre la gente? Hay quienes sostienen que es por moda, lo cual puede tener algo de cierto, pero la realidad es que para hacerlo no necesitas gran cosa, solo algo que te deje tranquilo en tu pudor y que te proteja los pies. Vaya, uno incluso podría correr desnudo (pero por favor, neta, no lo hagan). Lo cierto es que correr se hizo moda porque es una actividad en esencia muy sencilla que puede realizar gente de cualquier estrato social.
Fuimos morfológicamente diseñados para correr, pero la ajetreada vida de las ciudades nos ha llevado a evitar incluso caminar para trasladarnos y cumplir nuestras necesidades más básicas. Corremos ya solo por deporte. El problema es que cuando la falta de actividad física incide en el organismo, puede generar sobrepeso, mal ánimo y todas las enfermedades que se puedan asociar con ello.Les voy a ser franco: yo tampoco entiendo muy bien a la gente que presume en sus redes sociales sus hazañas de acabar un 10K. Tampoco soy un corredor adicto, la distancia más larga que he hecho son 11 kilómetros (con un tiempo muy poco honroso) y nunca he celebrado de manera efusiva llegar a una meta, excepto en un 9K en la Segunda Sección de Chapultepec, al poniente de la Ciudad de México, en una ruta llena de pendientes que sentí que me iba a romper las piernas.Sin embargo, esa última experiencia es lo que me deja claro que a la gente le gusta superar retos, por pequeños o grandes que sean. Por eso, te damos algunas recomendaciones para que tu experiencia sea óptima.
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- No dejes que te presionen: si te salen con que no eres corredor si no haces un maratón, no hagas caso. Las grandes metas no consisten de distancia, sino de constancia.- Descarga una aplicación: con ella puedes ir midiendo tus progresos y poder ser consciente de tus pequeñas victorias. Te aseguro que el día que bajes 20 segundos tu tiempo promedio por kilómetro respecto al entrenamiento anterior, sentirás que te puedes comer al mundo.- Mejora tu alimentación: si tu objetivo es bajar de peso, combina el ejercicio con una dieta adecuada; si estás en forma y quieres mejorar tu rendimiento, no descuides lo que comes. Un nutriólogo te dará el plan que necesites, sea el que sea tu objetivo.- Compra cosas que te gusten y sean útiles: unos buenos tenis y un buen outfit animan, para qué negarlo, pero no trates de llenar vacíos existenciales con cosas que en realidad no necesitas. Lo que sí te puedo decir por experiencia, es que no escatimes con los tenis.- Haz algo más: correr es padre, pero no es lo único y quizás en ciertos momentos no sea lo más sano. Por ejemplo: si tienes problemas de sobrepeso, puedes poner en jaque a tus rodillas si haces distancias largas. De cualquier manera, combinarlo con rutinas de fuerza, aparatos de cardio, natación o deportes de conjunto evitará que te aburras.- Convive: aún cuando el reto es personal, entrenar y competir con otras personas te impulsa a dar más y a salir de tu zona de confort.