Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:En los meses previos a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, los escándalos de dopaje se han ido acumulando: el equipo de atletismo ruso se hinchó a pastillas, los jugadores algerianos tiraron de cocaína y la tenista Maria Sharapova reconoció haber usado meldonium. Vaya, que estamos preparados para cualquier cosa.Los atletas paralímpicos, por ejemplo, tampoco se libran de los casos de dopaje. Hay, eso sí, una diferencia importante, y es que la mayoría no usan ni drogas ni fármacos para mejorar su rendimiento. Hay métodos más naturales y difíciles de detectar: un corte en la pierna, un hueso roto, una descarga eléctrica… todo vale para mejorar el rendimiento.
Publicidad
En el equipo de silla de ruedas del club de atletismo Revival de Saint-Cyr-sur-Loire (RCSS), el asunto da mucho que hablar. "El dopaje no escapa el handisport [atletas con discapacidades físicas o sensoriales], está presente en todas las disciplinas y en cualquier edad", explica Gwenaël, entrenador del equipo juvenil. El rendimiento deportivo, al fin y al cabo, es el mismo concepto para los deportistas con o sin discapacidad.Más deportes: Los Juegos Paralímpicos también son un desastre
Autolesionarse para ganar
Publicidad
Esta última práctica es común entre los atletas que usan sondas urinarias y consiste en beber hasta la saciedad justo antes de la competición, bloquear la evacuación de líquidos del catéter y contraer una infección urinaria. El resultado de todo esto, por increíble que parezca, es una mejora del rendimiento atlético. Thomas, un jugador de rugby tetraplégico, lo explica: "Es un método doloroso e incómodo para los tetrapléjicos, pero los parapléjicos no sienten nada, igual que al romperse los huesos.
Un campeón paralímpico de natación, que prefiere mantener el anonimato, asegura que muchos deportistas de alto nivel han recurrido al boosting. "Me parece más sencillo engañar a través de la discapacidad que arriesgar la vida con el dopaje", comenta. Otra estrategia es fingir o exagerar la discapacidad, como el caso del equipo de baloncesto paralímpico español que ganó el oro en Sydney 2000.Según Philippe Godin, psicólogo deportivo, la principal motivación de los atletas discapacitados que se dopan es obtener reconocimiento. "Es en cierta manera una competición y mimetización con los deportistas válidos, que son ultramediatizados, financiados y valorados", afirma. Es cierto que una medalla olímpica, cualquiera, no es lo mismo que un oro paralímpico. "Una medalla de oro en los Juegos Paralímpicos no tiene el mismo efecto que un oro, una plata o incluso un bronce en los Juegos Olímpicos. En general, los deportistas discapacitados nos dan igual", se enfada Gwéanël.Lo curioso es que nunca faltan ejemplos de superación en los medios, con la condición de que sean historias épicas: Jamie Andrew escala las montañas más altas del mundo a pesar de no tener ni pies ni manos; Philippe Croizon, sin brazos ni piernas, atravesó el canal de la Mancha (33 km.) nadando… Para salir del anonimato, ciertos deportistas válidos e inválidos están dispuestos a todo. "Para algunos discapacitados, un brazo o una pierna ya no representan gran cosa. Lo que cuenta es el resultado", asegura Godin.
"Lo que importa es el resultado"
Publicidad
"El 'boosting' tiene un precio"
En Londres 2012 se hicieron 1 200 controles entre los 4 200 atletas que formaron la competición paralímpica. El boosting, sin embargo, es una técnica muy difícil de detectar. "Tenemos que tomar la tensión antes de las pruebas, y aun así es poco fiable", comenta Ghestem. Otro recurso no explorado sería obligar a los deportistas a orinar antes de cada prueba.A pesar de todo, un 40% de deportistas paralímpicos, según la encuesta oficial del IPC, desconocen estas técnicas. "Cuando dicen que un 30% de los atletas paralímpicos van dopados rio por no llorar", explica Thomas. Las infecciones de orina y otros problemas, de hecho, son algo de lo más natural en estos deportistas. "El resultado es que a veces tienes picos y a veces bajones, pero no es algo comparable al dopaje", sentencia este jugador de rugby.La última tendencia, como en el ciclismo profesional, es la del dopaje tecnológico. "¿Falta mucho para que pillen al primero con silla de ruedas eléctrica?", se resigna Gwénaël.Sigue a la autora en Twitter: @lamberts_sophie