Por: Andrés Rodríguez | @MisterAndreson
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Iniciaba la primera ronda y en el turno 13, los Charlotte Hornets escogía a un tal Kobe Bryant, quien con una sonrisa enorme en el rostro, besó a su madre y con un caminar más seguro que el de cualquier adulto, se dirigió al estrado a estrechar la mano del entonces comisionado de la NBA, David Stern.
Sin embargo, dicha sonrisa no duraría demasiado ya que inmediatamente fue transferido a Los Ángeles Lakers, como moneda de cambio por el yugoslavo Vlade Divac.Existen dos versiones de esa fecha: la primera contada por Dave Owens, entrenador de los Hornets en aquellos años, quien asegura que Kobe conocía la transacción incluso antes de ser anunciado con Charlotte. Por otro lado, Bryant asegura que en su primera plática, Owens le cortó las alas diciéndole que no había lugar para él en el equipo.En entrevistas posteriores, Dave ha declarado que era imposible saber que aquel joven se convertiría en uno de los mejores jugadores de la historia y que toda su vida pensará en qué habría pasado si Kobe no se hubiera ido nunca de Charlotte.A esto es a lo que me refiero con "niveles de errores". Claro que no se podía saber el nivel que la futura leyenda angelina alcanzaría, por supuesto que en su momento el trueque por Divac resultaba idóneo, pero a pesar de esto, no cabe duda que es una pifia mayúscula el no haberle dado una sola oportunidad a alguien que, en su último año, promedió 31 puntos por partido, ganó el título estatal con 31 victorias y solo 3 derrotas, y a esto añadir que tenían como referencia a todos los jugadores que lo rodeaban, los cuales coincidían en que, mientras Kobe jugaba, los demás elevaban su nivel.
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La "Mamba negra" cuenta que aquel día marcó su vida;
Kobe fraguó una mezcla de rabia y de orgullo, la cual canalizó para, a la postre, adueñarse del Staples Center de la mano de su otrora escudero Shaquille O'Neal y conseguir sus tres primeros títulos. Ya sin "Shaq", pasarían 7 años para completar su colección con el cuarto y quinto anillo consecutivos en las campañas 2009 y 2010.¿Qué lugar ocupa en la historia? Si lo lleváramos al terreno de los números, Kobe tiene 5 anillos, tiene también un promedio de 25.5 puntos por partido; en su mejor juego, el "angelito" encestó la módica cantidad de 81 puntos y para cerrar con broche de oro, se echó a la bolsa un nuevo récord de 60 puntos para un partido de despedida."En aquel entonces, pensé "Oh, está bien", pero rápidamente dejé de ser un niño sonriente y me convertí en alguien con instinto asesino."
Aún así, el deporte no solo se trata de estadísticas, no basta con tener más títulos o puntos, ver quien rompe el récord y por cuánto lo hace; el deporte se vive desde el sentimiento, de las emociones que transmite, y lo que se vivió ese 14 de abril en el Staples Center es de resaltarse porque bien podría responder tan famosa pregunta.Los asistentes se entregaron a su ídolo, corearon su nombre, lo alentaron sin parar y como buena historia americana, el héroe de la película llegó para salvar el día, al final, incluso los jugadores del Jazz de Utah podrán contarle a sus nietos cómo ellos jugaron en el adiós de una leyenda, cómo vivieron los rugidos de la afición con cada triple de La Mamba Negra y como bien podría ser la derrota menos dolorosa, por no decir alegre, de toda su carrera.¿Que si Kobe está un peldaño arriba o un peldaño abajo? La noche fue suya. El guión fue perfecto; su despedida fue orquestada por Magic Johnson; el reparto hizo los honores con un video donde Pau Gasol, Lebron James y Kevin Garnett se rindieron ante él, y fue el mítico escolta angelino el único protagonista de un escenario en el que el actor secundario fue Jack Nicholson.No hace falta preguntárselo. No requiere ser un genio. El lugar de Kobe Bryant no está arriba o abajo de otros… El lugar de Kobe Bryant está reservado, como debe ser, junto a todas esas leyendas, que, tal como esa noche, nos han hecho vibrar con este deporte… #MambaOut.